De Havilland Canada completa las negociaciones del contrato con la UE y renombra el avión de extinción de incendios como De Havilland Canadair 515.

El 4 de octubre de 2024, líderes de la Comisión Europea, el Gobierno de Canadá, Estados miembros de la UE y De Havilland Aircraft of Canada Limited (De Havilland Canada) celebraron la conclusión de las negociaciones de contrato mientras la producción de 22 nuevos aviones se intensifica en las instalaciones de De Havilland Canada.

De Havilland Canada presentó al Comisionado de la UE, Janez Lenarčič, un modelo de avión con la librea de rescEU, así como otros esquemas de pintura a los representantes de los Estados miembros de la UE presentes para conmemorar la ocasión y señalar el cierre del proceso de negociación del contrato.

Como parte del evento, De Havilland Canada anunció que el nombre del DHC-515 Firefighter cambiaría a Canadair en Europa para reflejar la historia y el abrumador sentimiento hacia ese nombre en Europa.

Cuando las personas están cerca de un incendio forestal en Europa, preguntan cuándo llegarán los Canadairs para ayudar a proteger su comunidad. Hoy, estamos reconociendo la historia de servicio de la flota Canadair al renombrar el avión como ‘De Havilland Canadair 515.’ Para nuestra empresa, hoy es un gran día, ya que marca el fin de las negociaciones y el comienzo de la producción a pleno rendimiento. Pero el verdadero trabajo apenas comienza. Los países europeos han depositado su confianza en De Havilland Canada, y depende de todos nosotros entregarles los aviones a tiempo. Brian Chafe, CEO de De Havilland Canada

Para celebrar el evento, De Havilland Canada ha lanzado un video que detalla el estado actual de la producción del avión, así como una imagen de un De Havilland Canadair 515 renovado con la librea de rescEU.

[Podcast] Bomberos de aeropuerto

Cuando charlamos con Gustavo sobre el punto de vista de un bombero sobre los eVTOL, quedamos en hablar otro día de la profesión de bomberos aeronáuticos, o bomberos de aeropuerto —posiblemente una de las profesiones aeronáuticas más desconocidas—. Y, como es hombre de palabra, aquí está, con su amigo Agustín, contándonos sus experiencias.

El podcast se puede encontrar en Amazon MusicApple PodcastGoogle PodcastIvooxSpotify. ¡Ah! y como Google Podcast desaparece, lo podéis encontrar ya en Youtube / Youtube Music.

pd: Si la intro y la despedida os son familiares, que no os sorprenda. En un ejercicio de nostalgia podcasteril he hablado con Javier Lago para pedirle permiso y utlizar la introducción que hizo para el que, si no recuerdo mal, fue el primer podcast español sobre aviación: Remove Before Flight RBF podcast

La llegada de los helicópteros anti-incendios a España

España, con su clima mediterráneo, enfrenta un problema recurrente de incendios forestales, y el fuego forma parte de su ecología. Sin embargo, la reducción de la explotación de sus montes (sin animales que pasten y ramoneen y limpien el exceso de vegetación), el aumento de las temperaturas medias, la expansión urbana hacia zonas boscosas que antes quedaban retiradas de las poblaciones ha hecho que estos incendios proliferen y/o se vuelvan más peligrosos.

Desde los años 30 se habían desarrollado aeronaves y técnicas para combatir el fuego desde el aire. Pero hasta los años 70 no llegan a España, al 404 Escuadrón. Los helicópteros no llegarían hasta los 80. Inicialmente utilizados para observación y control, estos proporcionaron una perspectiva aérea inédita, permitiendo a los equipos de extinción evaluar la magnitud y controlar la progresión del fuego.

A mediados de la década, la incorporación de helicópteros con capacidad de lanzamiento de agua, mediante heli-baldes o depósitos ventrales. Esta innovación permitió una respuesta más rápida y eficiente, contribuyendo a un control más efectivo de la propagación del fuego.

La introducción de los medios aéreos representó un desafío para la gestión de estos eventos, se hizo necesaria la creación de una doctrina totalmente inexistente de combate contra el fuego desde el aire. Los fuegos seguían (y siguen) extinguiéndose desde tierra. Pero el apoyo aéreo se hizo imprescindible para su supervisión y para atacar zonas críticas. Y se plantearon varios retos:

  • Coordinación: Se requirió una coordinación eficaz de los nuevos medios aéreos, entre ellos y con tierra, ya que la experiencia previa en extinción desde el aire era limitada.
  • Descontrol inicial: La falta de experiencia inicial llevó a un período de descontrol y diversidad en las estrategias de extinción dependiendo de la comunidad autónoma.
  • Transferencia de competencias: La gestión de la extinción de incendios forestales estaba siendo transferida a las comunidades autónomas, lo que añadió otra capa de complejidad.

La década de los 90 en España se caracterizó por un crecimiento exponencial de los medios aéreos para combatir incendios forestales. Aunque se contaba con una flota importante, la falta de normativa específica para su empleo eficiente representaba un gran desafío. Si bien existía una Circular Operativa de Aviación Civil que describía los trabajos aéreos, no se incluía ninguna mención específica a los incendios forestales. A pesar de esta carencia normativa, España logró orquestar a mediados de la década la operación aérea de helicópteros más grande de Europa para combatir incendios, demostrando su eficacia.


Este éxito sentó las bases para una incorporación masificada de los helicópteros a la lucha contra incendios en España, impulsada por la evidencia de su gran utilidad. Sin embargo, la falta de una normativa específica para su utilización seguía siendo una preocupación importante.

En los inicios de la utilización de helicópteros en la lucha contra incendios en España, la falta de medios y la presión por la temporada corta de incendios (tres meses) llevaron a la importación de helicópteros de procedencia y seguridad dudosa. Los accidentes ocurridos en esa época, con la pérdida de vidas, dejaron claro la necesidad de una normativa específica para la seguridad. La falta de descanso para las tripulaciones y la carencia de infraestructuras adecuadas, también fueron problemas que se enfrentaron. Las bases que se utilizaban en esta época, tampoco estaban sujetas a ninguna regulación, por lo que era habitual operar desde una era, o cualquier superficie despejada, y alojar a la tripulación en cualquier sitio. A pesar de las dificultades, la convicción de la eficacia de los helicópteros en la lucha contra incendios impulsó a trabajar por una mayor seguridad y una normativa específica.

Hasta 1995 no la Circular Operativa 16B, que establece los tiempos de descanso de las tripulaciones, hasta entonces los descansos no existían. ¡Pero esta Circular Operativa sólo cubría a los pilotos y tripulaciones de aerolínea!

A principios del nuevo milenio, la lucha contra incendios en España dio un gran paso hacia la profesionalización.

  • Normativa: En el 2001, se publicó una normativa específica para el descanso de las tripulaciones aéreas, lo que significó un avance importante en la seguridad y el bienestar de los pilotos.
  • Mejora de los medios: Se incorporaron helicópteros modernos con sistemas de lanzamiento de agua de última generación, incluyendo bombas de aspiración, mezcla de espuma y depósitos que permitieron una mayor velocidad y maniobrabilidad. La introducción del Kamov, capaz de lanzar 5000 litros de agua, marcó un hito en la lucha contra incendios, aunque desde el inicio de la invasión de Rusia a Ucrania no se puede contar con ellos y ha habido que sustituirlos.

Sin embargo, la resistencia al cambio y la mentalidad de «siempre se ha hecho así» generaron tensiones con los operadores y clientes, quienes no estaban acostumbrados a la aplicación de normas sobre el descanso de las tripulaciones.

En 2002, la normativa para la lucha contra incendios en España da un gran salto hacia adelante con la publicación de la Resolución de 5 de julio, que establece procedimientos operativos específicos para trabajos aéreos y agroforestales. Esta normativa incluye:

  • Manual de Operaciones: Los operadores tienen tres meses para presentar propuestas de modificación de sus manuales, según los procedimientos establecidos en el anexo 2.
  • Habilitación de Piloto Agroforestal en Incendios: Se crea una nueva habilitación específica para los pilotos que trabajan en la lucha contra incendios.
  • Coordinador Aéreo: Se reconoce la necesidad de un coordinador aéreo para la gestión de las operaciones en incendios con múltiples medios aéreos, garantizando la seguridad y eficiencia de las operaciones.
  • Dos Pilotos: Se reconoce la importancia de tener dos pilotos en la cabina para repartir las tareas y reducir el estrés del piloto, aunque aún se espera una normativa específica para implementarlo. La figura del operador de vuelo, especialmente si es piloto habilitado, es un paso intermedio hasta que se implemente la nueva normativa.

El Real Decreto 750/2014, un hito en la lucha contra incendios, establece un marco normativo que garantiza la seguridad de las operaciones aéreas, incluyendo la obligatoriedad de tener dos pilotos en la cabina. Este reglamento se basa en los mismos criterios y estándares que se aplican en el transporte aéreo comercial, asegurando un nivel de seguridad óptimo.

Las operaciones de lucha contra incendios se realizan con una amplia gama de métodos, desde la observación y vigilancia hasta el transporte de cuadrillas y el lanzamiento de agua, todo ello regulado por este nuevo reglamento.

Hemos recorrido un largo camino hasta alcanzar este punto de progreso. Hoy contamos con máquinas modernas y seguras, normativa actualizada y tripulaciones altamente capacitadas. Sin embargo, la experiencia es un factor fundamental en la lucha contra incendios. Para garantizar la continuidad de esta experiencia, es fundamental la formación continua de los pilotos y reducir su temporalidad.

Fuentes:

La empresa australiana de drones Carbonix ayuda a los bomberos canadienses a detectar «incendios latentes» en Quebec

Las regiones del norte de Quebec tienen la peculiaridad de un suelo orgánico muy profundo donde las raíces de los árboles pueden seguir ardiendo escondidas y reiniciar los incendios, denominados incendios zombie, latentes o hibernantes, a veces semanas después de que los equipos de extinción se hayan marchado. Son estos fuegos los que pueden ser más destructivos, especialmente cuando se encuentran en zonas remotas donde la vigilancia es difícil y peligrosa, y ahí es donde la tecnología de Carbonix entra en juego.

Los drones Volanti de Carbonix están siendo utilizados por el operador especializado Exo Drone y la empresa de monitorización de incendios UAS ArgenTech Solutions para identificar los fuegos ocultos bajo el suelo.

Las dos compañías comenzaron a colaborar el año pasado para inspeccionar, cartografiar y analizar incendios forestales activos en todo Canadá. Juntas, están integrando sensores y tecnologías avanzadas en sus esfuerzos, incluido un módulo de seguimiento automático de vuelo que permite que los UAS se vuelen durante el día junto con aeronaves tripuladas en lugar de solo por la noche, como es la práctica habitual para los UAS en Canadá y Estados Unidos.

Este esfuerzo llega en un momento en que Quebec está experimentando una de las peores temporadas de incendios de su historia, con las Montañas Rocosas de Canadá viendo su incendio más grande jamás registrado; una ciudad, Jasper, ha sido consumida en un 30% por las llamas que alcanzan los 100 metros de altura.

Carbonix estima que los beneficios operativos y ambientales de reemplazar las aeronaves tripuladas convencionales (helicópteros y avionetas) o los equipos terrestres con drones Volanti supondrían una reducción de hasta el 80% en el coste operativo y hasta el 98% en la emisión de CO2, a la vez que mejorarían la seguridad y la eficiencia.

vía Carbonix y Australian Aviation.

La llegada de los aviones anti-incendios al Ejército del Aire

La lucha contra incendios forestales desde el aire tiene sus raíces a principios del siglo XX. En la década de 1930, se dieron los primeros pasos hacia la extinción aérea, liderados por Estados Unidos, Canadá y Rusia. Tras la Segunda Guerra Mundial, los avances técnicos, la necesidad, y la disponibilidad de aeronaves de excedente militar a bajo precio impulsaron la creación de empresas especializadas en la extinción de incendios, dando origen a técnicas, procedimientos y estrategias específicas para este tipo de operaciones.

Canadá, particularmente afectado por los incendios forestales y con vastas zonas boscosas de difícil acceso por tierra, se convirtió en un centro de desarrollo en este campo. En 1963, la empresa Canadair comenzó a trabajar en un avión anfibio, el CL-204, un avión de transporte multiuso que dio lugar al primer avión diseñado específicamente para la lucha contra incendios, el CL-215, que realizaría su primer vuelo en 1967.

El uso de medios aéreos para combatir incendios forestales en España comenzó en 1969, cuando se emplearon avionetas Boeing Stearman en la Sierra de Guadarrama, las cuales transportaban 600 litros de agua mezclada con bentonita. Asimismo se utiliza un helicóptero para vigilancia en Torrent. Ese mismo año, se contrató un avión Canadair CL-215 para cubrir la zona de Galicia en agosto. Este avión anfibio fue el primero de su tipo en llegar a Europa y luego fue adquirido por Francia. El desempeño de este primer avión no fue muy exitoso. Mientras recogía agua en una ría, un tronco que saltó rompió una hélice. Pasó una semana hasta que llegó el repuesto desde Canadá. Y esa semana resultó ser la de mayor número de incendios en todo el año en Galicia. Esta experiencia negativa fue, sin embargo, provechosa, ya que reveló las limitaciones del avión, sus necesidades de infraestructura y demostró que la aviación no tiene sentido sin brigadas terrestres de extinción bien organizadas.

Desde entonces, el uso de medios aéreos ha ido en aumento. En 1970, se probó el avión Twin Otter (con capacidad de 2.500 litros) en Pontevedra, lo que llevó a la adquisición de dos aviones Canadair CL-215, que llegaron a España en la primavera de 1971.

En el verano de 1971 se contó con los siguientes aparatos:

  • En Galicia (La Coruña, Lugo, Orense y Pontevedra)
    • 2 aviones Canadair CL-215, para extinción con 5.500 litros de carga de agua cada uno.
    • 6 Piper-Pawnee pare vigilancia y primer auxilio, con 500 litros de carga de agua con bentonite cada una.
  • En el Litoral Catalán (Gerona, Barcelona, Tarragona):
    • 1 De Havilland Twin Otter, para extinción. con 2.000 litros de carga de agua con bentonita.
    • 2 Cessna Agwegon, para vigilancia y primer auxilio, con 700 litros de agua con bentonite.
  • En la sierra de Guadarrama (extendida por Madrid, Segovia y Avila)
    • 2 Boeing-Stearman, para vigilancia y primer auxilio, con 700 litros de agua con bentonite.

Durante los años setenta, se compraron otros siete CL-215 (aunque uno se perdió en un accidente en 1976) y se amplió el uso de aviones de fumigación agrícola como Piper Pawnee, Piper Brave y Trush Commander.

También en esta década comienzan las campañas de concienciación, con la famosa frase «Cuando un bosque se quema, algo tuyo se quema». Para la televisión se preparó una película de dibujos animados en color, protagonizada por un conejito vestido como guardabosques, que daba consejos preventivos y repetía: «Cuando un bosque se quema…». (ICONA, 1985).

En la década de los ochenta, se expandieron los medios aéreos para la extinción de incendios. La flota estatal de aviones anfibios CL-215 aumentó a 14 unidades. En 1984, se utilizaron helicópteros por primera vez para transportar brigadas y en 1988 se introdujeron helicópteros bombarderos, comenzando con un Bell 212 con tanque ventral de 1.300 litros. En 1989, se firmó un contrato para renovar los aviones anfibios CL-215 con motores de pistón, convirtiéndolos en CL-215T con motores turbohélice.

En los años noventa, las Comunidades Autónomas comenzaron a contratar más medios aéreos tras recibir competencias de extinción entre 1983 y 1985, lo que llevó a la Administración del Estado a especializarse en aeronaves de alto rendimiento capaces de operar en todo el país. Se hizo común el uso de aeronaves de países del este de Europa, como los helicópteros Mi-8, Mi-2, Sokol PZL y KAMOV. En 1992, se crearon las Brigadas Especiales de Refuerzo en Incendios Forestales (BRIF), que utilizaron helicópteros Mi-8 del Ejército Ruso para su transporte. A finales de la década, había 20 aviones anfibios en servicio (15 CL-215T y 5 CL-215). Durante este período, dejaron de usarse aeronaves como el CANSO PBY, Trush Commander y Grumman.

En 2004, se utilizaron 239 aeronaves durante la campaña de verano, de las cuales 51 pertenecían a la Administración del Estado y operaban desde 153 bases. La capacidad total de depósito de estas aeronaves era de 335.000 litros (193.000 litros de las CCAA y 142.000 litros de la DGB) y podían transportar a 686 personas (536 personas de las CCAA y 150 de la DGB). El costo de contratación y operación fue de aproximadamente 69,9 millones de euros (38,4 millones por parte de las CCAA y 31,5 millones por la DGB).

Llegada al ejército del aire

La lucha contra incendios en España dio un giro decisivo en 1971 con la llegada de los primeros aviones CL-215, una tecnología canadiense de vanguardia. Estos dos aviones, con denominación del Ejército del Aire UD.13.

En España, el Ministerio de Agricultura, consciente del problema de los incendios forestales, adquirió en 1971 los primeros CL-215, recibidos en la Base Aérea de Getafe el 8 de febrero de ese año. Los aviones fueron presentados al entonces Príncipe de España D. Juan Carlos de Borbón, y apadrinados por su hijo, el actual Rey de España, D. Felipe de Borbón y Grecia.

El 803 Escuadrón de Fuerzas Aéreas acogió a estos «Botijos«, que posteriormente, en 1973, se integraron al 404 Escuadrón, un grupo especializado en la lucha contra incendios y SAR.

Su primera misión operativa fue una búsqueda y rescate (SAR), pero la primera intervención real contra un incendio tuvo lugar en julio de 1971.

En 1974, la flota se amplió con ocho aviones más, y en 1978, tras alcanzar las 10000 horas de vuelo, la unidad recibió su primera Placa de Oro al Mérito Agrícola.

La evolución del 43 Grupo ha estado marcada por los siguientes hitos significativos:

  • 1980: se renombró como 43 Grupo de Fuerzas Aéreas.
  • 1986: alcanzó las 50000 horas de vuelo.
  • 1989: se modernizó la flota con motores turbohélice, pasando a denominarse CL-215T.
  • 1993: se celebraron las 75000 horas de vuelo.
  • 1999: se alcanzó la cifra de 100000 horas de vuelo.
  • 2001: un avión del 43 Grupo realizó el mismo vuelo que el Plus Ultra, la travesía del Atlántico Sur.
  • 2002: colaboró en la vigilancia del Prestige.
  • 2006-2014: se incorporaron 4 turbohélices CL-415, una versión modernizada con mejoras significativas.
  • 2018: se alcanzaron las 175000 horas de vuelo.
  • 2019: el 43 Grupo aporta dos aviones al mecanismo RescEU de la Unión Europea.
  • 2021: se celebra el 50 aniversario de la llegada de los primeros CL-215 a España.
  • 2024: se firma la compra de 7 nuevos CL-515

El 43 Grupo ha demostrado su valía en innumerables intervenciones, tanto en España como en otros países, como Portugal, Francia, Italia, Grecia, Croacia, Bulgaria, Túnez, Israel y Turquía. Su labor, marcada por el compromiso y la entrega, ha salvado vidas y ha protegido nuestro medio ambiente.

A lo largo de su historia, quince miembros del 43 Grupo han perdido la vida en el cumplimiento de su deber, un sacrificio que nos recuerda el valor y la importancia de su labor.

El 43 Grupo, con más de 50 años de historia y más de 192000 horas de vuelo, continúa siendo un pilar fundamental en la lucha contra incendios en España y un ejemplo de profesionalidad y dedicación, y en los últimos tiempos se ha convertido en el mejor embajador del Ejército del Aire.

Pero para conocer mejor esta unidad desde dentro, sólo podemos recomendar el pack: En pasada + Mi barco que vuela, de Manuel Belmonte.

Dornier 27, el avión anti-incendios del 404 que no conocías

La Dornier Do 27/CASA 127 es una avioneta de enlace STOL diseñada para reemplazar a las viejas Fi-156 Storch.

Una serie de 50 C-127 se construyó en la factoría de Tablada, volando la primera el 3 de diciembre de 1959 con el piloto de pruebas Ernesto Nienhuisen a los mandos.

A partir de 1973 fueron compradas a la Lutwaffe un total de 26 aparatos más, fabricados por Dornier. Con posterioridad 15 de ellas fueron remitidas a la Subsecretaría de Aviación Civil, que las remitió a su vez a distintos aeroclubes, donde fueron particularmente apreciadas para lanzamiento de paracaidismo deportivo.

Estuvieron destinadas en casi todas las alas de combate como avión de enlace, estafeta, siendo las últimas unidades donde prestaron servicio el Ala 12, el Ala 14 y la Academia General del Aire.

Y también sirvieron en el 404 escuadrón, como avión de enlace, y como antiincendios.

El 404 se fundó con los dos botijos mencionados anteriormente, y con cuatro Do-27 equipadas con depósitos de 500 litros de agua provenientes de los hidroaviones Dornier Do 24 que ya no estaban en servicio.

Estos Do 27 fueron destinados principalmente a la vigilancia y detección de incendios forestales, realizando sus operaciones durante el día, cuando la probabilidad de incendios era mayor.

La pequeña flota de Do 27 permaneció activa hasta 1974, cuando se adquirieron 8 aviones Canadair CL-215 adicionales.

Los Do 27 fueron entonces transferidos a la Maestranza Aérea de Albacete.

Fuentes