La escuadrilla Alba, la escuadrilla femenina rumana que voló en la IIGM

El año pasado, por el centenario de la aviación sanitaria española, escribimos mucho acerca de aviones ambulancia y este tipo de aviación. Incluso hablamos de Josephine Baker y de las enfermeras socorristas del aire francesas.

RWD-13
RWD-13, detalle de la puerta de la camilla

También nos gusta mucho hablar de pioneras de la aviación, y en esta entrada vamos a juntar ambos temas, pues la Escuadrilla Alba se trata de una unidad enteramente femenina que vio servicio con vuelos de evacuación médica o MEDEVAC con el ejército rumano durante la Segunda Guerra Mundial.

Tanto la Primera como laSegunda Guerra Mundial supusieron la incorporación de las mujeres a tareas nunca antes pensadas. Y cierto es que el papel de cuidadoras-enfermeras lo han desarrollado históricamente desde siempre. Pero éste papel unido al de aviadora, en los años 30/40, era totalmente novedoso, aunque Marvingt lo reclamara desde antes de la Gran Guerra.

En la IIGM, prácticamente todos los ejércitos combatientes incorporaron de un modo u otro a las mujeres a sus fuerzas aéreas, y la rumana no iba a ser menos.

En 1938, el ambiente político en Europa se volvía cada vez más tenso: el Tercer Reich extendiéndose aplicando su doctrina del espacio vital, la URSS pactando con éstos, guerra también entre Rusia y Japón, entre Japón y China

Las amenazas combinadas de Alemania y Rusia sobre Rumanía llevaron al ejército rumano a tomar medidas importantes. Entre otras cosas, en las maniobras militares que tuvieron lugar en el otoño de 1938, en Galaţi, se invitó por primera vez a participar a cinco aviadoras: Mariana Drăgescu, Virginia Duțescu, Nadia Russo, Marina Știrbey e Irina Burnaia. La idea era, para ponerlas a prueba y ver cómo se manejarían las mujeres en tiempos de guerra. Se trataba de simular combates aéreos, misiones de enlace contra el reloj, vuelos nocturnos… Y el desempeño admirable de estas mujeres durante las maniobras realizadas durante dos semanas llevó a que se las declarara aptas para la movilización.

Al final de estas maniobras, Marina Ştirbei, hija del príncipe George Ştirbei y prima del más famoso aviador Constantin Cantacuzino, célebre por sus vuelos acrobáticos en su Bücker 133 con ruedas de tamaño ridículamente reducido, reveló a sus camaradas voladoras su intención de crear un escuadrón de aviones sanitarios con pilotos femeninas únicamente.

La Convención de Ginebra de 1929 reguló la situación de la aviación sanitaria bajo el emblema de la Cruz Roja durante los conflictos armados. La princesa Marina Ştirbei (miembro del Comité Central de la Cruz Roja de Rumania) tuvo la idea de establecer una formación de aviones sanitarios para el transporte de heridos, con aviones pilotados por mujeres, siguiendo el modelo de la organización femenina finlandesa Lotta Svärd.

Marina Ştirbei había ganado un cierto número de competiciones de aviación en el país e incluso puso a prueba su talento, cubriendo más de 3200km en un raid que la llevó hasta los países escandinavos.

Marina cumpliría su palabra y, a medida que la guerra se volvía una certeza, presentó un memorando para la creación de esta unidad al Ministerio del Aire. Fue aprobado por el subsecretario de estado del Aire de Rumania, el comandante Gheorghe Jienescu el 25 de junio de 1940, y así, las aviadoras mejor calificadas se unieron al ejército como tenientes para volar, mayormente, las avionetas de origen polaco RWD-13 (avión y modelo, por cierto, que se puede volar con el mod de la Guerra Civil Española del IL2), aunque también volaron las Monospar ST-25, Potez 65 y Bücker Bü 131.

Potez 65 de la Escuadrilla Alba

La unidad fue registrada oficialmente como Escuadrilla Sanitaria y su propósito era la evacuación médica, o vuelos MEDEVAC, en el Frente Oriental (Frente Ruso). En abril de 1942, el escuadrón fue renombrado como «Escuadrilla de Transporte ligero 108», y estaba compuesta por dos secciones: I y II. Formaba parte del Grupo de Transporte Aéreo Militar, junto con las Escuadrillas 105 y 107 de Transporte Pesado. El comandante de la escuadrilla era el capitán Gheorghe Valvarie. La sede de la escuadrilla estaba en el aeródromo de Băneasa. Aunque eran consideradas no combatientes y los vuelos se consideraban de carácter humanitario, las aviadoras tenían rango militar, recibían un salario y llevaban uniforme para no ser consideradas espías en caso de captura.

Inicialmente, la escuadrilla solo contaba con dos aviones Monospar ST-25 Universal que habían pertenecido al príncipe Nicolae. Ambos se perdieron en accidente. El avión Monospar n.º 1 se perdió el 21 de julio de 1940 cuando se realizaba un vuelo de adaptación con las alumnas piloto Maria Adam, Jana Iliescu, Maria Voitec y Victoria Comșa, que iban a incorporarse a la Escuadrilla Sanitaria, siendo instructor el teniente aéreo Nicolae Evghenovici. El avión picó y luego entró en barrena, en el accidente murieron todos los ocupantes. El avión Monospar n.º 2 sufrió un accidente el 21 de agosto de 1941 cerca de Răcăciuni, en el que perdieron la vida el teniente jefe aéreo Aurel Călinescu y el sargento médico Mihai Georgescu.

Monospart ST-25
Monospart ST25
Monospart ST25

Después del accidente del avión Monospar n.º 1, en 1940 la escuadrilla fue equipada con 10 aviones RWD-13, incluidos tres aviones RWD-13S (aviones RWD-13 con equipamiento sanitario), huídos de Polonia a Rumania en 1939, tras la invasión de Polonia. Estos aviones podían transportar, además del piloto, una camilla y otra persona (herida o enfermera) en un asiento detrás del piloto. Los aviones también transportaban médicos y medicamentos. Los aviones podían volar a una velocidad de 210 km/h y tenían un alcance de 900 km. Estos tres aviones fueron asignados en orden a Nadia Russo (n.º 1), Mariana Drăgescu (n.º 2) y Virginia Thomas (n.º 3). La escuadrilla también disponía de una aeronave Potez 65. La aviadora Victoria Pokol se ofreció como voluntaria en la escuadrilla con su propio avión Bücker Bü 131 «Jungmann».

A pesar del nombre oficial de Escuadrilla Sanitaria, se hicieron famosas como como la escuadrilla Alba. Este apodo se lo disputan varios autores, aunque aparentemente el primero en utilizarlo sería el periodista italiano Curzio Malaparte, autor del libro Golpe de Estado: la técnica de la revolución. Mientras investigaba en el frente rumano. El apodo venía del color original de estos pequeños aviones sanitarios, blancos con una cruz roja en el fuselaje, como ambulancias aéreas que eran. Puesto que los soviéticos los derribaban igualmente, al final las RWD-13 fueron pintadas de camuflaje.

Las misiones MEDEVAC se realizaban habitualmente en un espacio aéreo hostil, siempre acechadas por la artillería antiaérea, los tiradores terrestres aislados en sus vuelos a baja cota, y los cazas soviéticos.

Las campañas en las que participó la escuadrilla fueron:

  • 1941 – Besarabia y Odessa
  • 1942 – Stalingrado
  • 1943 – Crimea

La Sección I fue desmantelada en septiembre de 1943, y sus aviones fueron transferidos a la Sección II, que también regresó al país a finales de 1943 y cesó su actividad el 25 de agosto de 1944. Algunas de las aviadoras continuaron trabajando como instructoras, pilotos de enlace o de transporte. Después del establecimiento del régimen comunista, el destino de las aviadoras fue la prisión y la deportación, o en el mejor de los casos, la eliminación de la aviación y la marginalización. Las aviadoras solo fueron reintegradas a la conciencia pública después de 1989.

Causaron una gran impresión en ese momento e incluso se convirtieron, en 1944, en tema y fuente de inspiración para la película rumano-italiana Squadriglia Bianca, dirigida por Ion Sava, protagonizada por Claudio Gora, Lucia Sturdza-Bulandra y Mariella Lotti

Fuentes

[Podcast] Marie Marvingt, «la prometida del peligro», pionera de la aviación sanitaria

Avión sanitario Antoinette, diseñado por Marie Marvingt. Acuarela de 1912. Vía Wikipedia

Hoy he de empezar pidiendo disculpas, porque acabamos de cambiar de sistema de grabación, aún estoy poco familiarizado con él, y con el trabajo que me ha costado traer a Aurora Gómez (@CorioPsicologia en Mastodon) para hablar de pioneras de la aviación… la he liado con el audio. Al menos a nuestra invitada se le oye bien…

Dicho lo cual, el episodio de hoy es especial por el 8 de marzo, aunque como siempre salimos en miércoles… salimos el día 6. Aurora nos va a hablar de Marie Marvingt, una pionera francesa en muchas áreas, alpinismo, ciclismo… y también aviación. ¡Que se sacó la licencia de vuelo de helicóptero con más de 80 años! Así que, sin más dilación… Aurora Gómez y Marie Marvingt.

El podcast se puede encontrar en Amazon Music, Apple Podcast, Google Podcast, Ivoox, Spotify

pd: Si la intro y la despedida os son familiares, que no os sorprenda. En un ejercicio de nostalgia podcasteril he hablado con Javier Lago para pedirle permiso y utlizar la introducción que hizo para el que, si no recuerdo mal, fue el primer podcast español sobre aviación: Remove Before Flight RBF podcast

Spitfire: el primer avión que sufrió retrasos por la subcontratación masiva

Un día como hoy, cinco de marzo, pero de 1936 volaba por primera vez uno de los aviones que está considerado como de los más elegantes de la historia, el Spitfire. Así que en su 88 aniversario queremos contar una historia poco conocida: fue el primer avión en sufrir un retraso ¡de casi dos años! por los problemas surgidos de la subcontratación masiva y las cadenas de suministro.

Un cliente quejándose de los retrasos en la producción y la entrega del avión. Una compañía fabricante de aviones quejándose de la calidad de las entregas sus subcontratistas y de sus retrasos. Los subcontratistas quejándose de los plazos del fabricante, de la calidad de sus planos, y de los continuos cambios sin sentido pedidos. ¿Os suena familiar? Pues no se trata de una historia de Airbus ni de Boeing.

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Tensor ha presentado su autogiro no tripulado de carga en Singapur

Tensor es un fabricante de autogiros alemán que ha presentado en el Singapore Air Show, junto con su autogiro tripulado ultraligero T660 (norma 600kg), el T840 un autogiro de carga con versiones tripulada y autónoma, sin piloto.

Con toda la lata que os dimos en 2023 con el autogiro, seguro que no os sorprende si os decimos que de todos los vehículos presentados como drones de transporte, o como movilidad aérea urbana, si hay un tipo que nos gusta especialmente, son los autogiros.

Es una aeronave STOVL, esto es, de despegue corto y aterrizaje corto o incluso vertical. Incluso puede despegar en vertical, o al salto, como se decía en la época, si se energiza el rotor. No puede volar a punto fijo, pero requiere mucha menos potencia y mucho menos mantenimiento que un helicóptero. Estas características lo hacen idóneo como aeronaves medicalizadas, de transporte en zonas aisladas, de patrulla de carreteras y de fronteras… Además es inherentemente seguro en caso de fallo del motor, manteniéndose controlable y con capacidad de aterrizar de forma segura. Así que esperamos, sinceramente, que este autogiro de carga vaya más allá de la fase de las imágenes generadas por ordenador y ver en breve un prototipo funcional primero y en servicio después.

Junto al vehículo más familiar T660X se encontraba la visión artística-conceptual a gran escala de un autogiro de carga. El T840, animado por una turbina que mueve una hélice, situada en la peculiar manera que lo hace este fabricante, a mitad del botalón de cola.

El T660 es un diseño peculiar, con doble botalón que sujeta el estabilizador horizontal, ala embrionaria, y la hélice situada en el puro de cola. El T840 hereda algunas de estas características.

El autogiro tendría un peso máximo al despegue de 2,200 kg, de los cuales serían 500 kg para la carga útil, incluido el combustible.

Su fuselaje ha sido diseñado entorno a palets estándar.

Prometen un rango de velocidad de 30 nudos a 120 nudos, un alcance de 600 km y una autonomía de 4 horas. Además su pre-lanzador le permitiría despegar al salto, convirtiendo este autogiro en una aeronave VTOL, además de STOL.

  • MTOW: 2,200 kg
  • Motor: Turbohélice
  • Combustible: Jet A1
  • Carga útil (neta, incl. combustible): 500 kg/3.5 m3
  • Velocidad de crucero: 120 kt (220 km/h)
  • Velocidad mínima sin pérdida de altitud: 30 kt (55 km/h)
  • Altitud de crucero: 15000 ft
  • Distancia de despegue/distancia de aterrizaje: 0* m
  • Tasa de ascenso: 1,000 ft/min
  • Duración/Alcance: 3-4 horas/600 km
  • Costo operativo**: 550 USD/h

*Condiciones ISA MSL, sin viento, MTOW
** Est.; costo operativo directo (solo combustible y mantenimiento)

Hoy hace 75 años: primera vuelta al mundo sin escalas en avión

El B-50 Lucky Lady II siendo repostado en vuelo por un KB-29

El 2 de marzo de 1949, un día como hoy de hace 75 años, el Boeing B-50 ‘Lucky Lady II’, de la USAF, aterrizaba de regreso en la Base Aérea Carswell, en Fort Worth, Texas, después de más de 94 horas en el aire y de haber logrado el primer vuelo alrededor del mundo sin escalas. Recorrió 37742 kilómetros volando entre 10 y 20mil pies, a una velocidad media de 401 km/h.

Lucky Lady I

El 22 de julio de 1948, tres aeronaves B-29 del 43 Grupo de Bombardeo salieron de la Base Aérea Davis-Monthan, en Arizona, en una misión para circunnavegar el globo en solo catorce días. El Teniente Primero A.M. Neal era el piloto del Lucky Lady, el Teniente Coronel R.W. Kline era el comandante del segundo aparato, el Gas Gobbler. La tercera aeronave se perdería en un accidente sobre el Mar Arábigo. El Lucky Lady y el Gas Gobbler aterrizaron el 6 de agosto de 1948, un día más tarde del objetivo. Las dos aeronaves habían volado más de 20,000 millas en quince días, haciendo 8 escalas, y con un tiempo total de vuelo de 103 horas y 50 minutos.

Lucky Lady II

Menos de un año después, el Lucky Lady II, un B-50A (s/n 46-010) y catorce tripulantes, comandada por el Capitán James Gallagher, completaron el primer vuelo alrededor del mundo sin escalas, de 37742 km, en 94 horas y 1 minuto.

Despegaron de la Base de la Fuerza Aérea de Carswell, Texas, el 26 de febrero y aterrizó en la misma ubicación para completar su vuelo el 2 de marzo de 1949.

El 43 Escuadrón de Reabastecimiento Aéreo proporcionó los cisternas KB-29M para repostar la aeronave cuatro veces mientras estaba en vuelo a través de una técnica desarrollada inicialmente por los británicos: La aeronave cisterna volaba por encima y adelante de la aeronave receptora; la tripulación desplegaba una larga manguera de repostaje, desde su parte trasera, que se conectaba a una pértiga que desplegaba el avión receptor; una vez que la tripulación capturaba la manguera de combustible, la conectaban al colector de repostaje, realizaban el trasvase y liberaban la manguera para que la tripulación del avión cisterna la recuperara.

Por este destacado vuelo, la tripulación del Lucky Lady II recibió numerosos premios y condecoraciones. Entre las principales de estas distinciones se encontraban el premio Mackay Trophy, otorgado anualmente por la National Aeronautic Association al vuelo destacado del año, y el Trofeo Air Age, un premio de la Asociación de la Fuerza Aérea, entregado cada año en reconocimiento a las contribuciones significativas a la comprensión pública de la era del aire.

El éxito de la misión del Lucky Lady II demostró la capacidad de proyectar poder global a través del Mando Aéreo Estratégico de la USAF.

El vuelo más que un récord era una demostración de fuerza

Lo que hizo que el vuelo del Lucky Lady II fuera más que simplemente otro evento de establecimiento de récords fue el cuándo se realizó. El gran vuelo del B-50 demostró que la distancia y las barreras geográficas ya no ofrecían refugio frente al poder aéreo.

Considerando el clima político de finales de la década de 1940, la Segunda Guerra Mundial había terminado, pero la Guerra Fría estaba en sus albores. La URSS había bloqueado Berlín y los aviones aliados estaban en pleno e intenso puente aéreo. Mientras tanto, los soviéticos estaban reconstruyendo sus fuerzas y apretando su control sobre la mayor parte de Europa del Este.

La guerra había demostrado la eficacia del bombardeo estratégico, pero Estados Unidos había desechado gran parte de su arma aérea de guerra y desmovilizado a la mayoría de sus tropas. Aún contaba con un número sustancial de B-29, los aviones que habían bombardeado Japón. Sí, también fueron ellos los que lanzaron las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki. Y se estaban empezando a recibir los primeros B-50, un B-29 mejorado.

En ese momento, además, Washington aún mantenía un monopolio de las bombas nucleares. Aún faltaban unos años para que los misiles balísticos intercontinentales con ojiva nuclear estuvieran listos, y se dependía de los bombarderos para transportar estas armas. Y, aunque el B-36 estaba en desarrollo, gran parte del mundo seguía estando más allá del alcance (sin reabastecimiento en vuelo) de cualquier aeronave basada en USA.

Nadie comprendía la importancia de la imagen mejor que el General de la Fuerza Aérea Curtis E. LeMay. Había asumido el mando del SAC (Strategic Air Command) en octubre de 1948 y había comenzado a reorganizarlo y reconstruirlo. Desde el principio, se dio cuenta de la importancia de mostrar las capacidades de SAC, tanto para disuadir la agresión soviética como para ganar el apoyo de un público estadounidense cansado de la guerra y reacio a realizar gasto militar en tiempos de paz.

Por eso, decidieron los líderes, que se necesitaba una demostración de fuerza para convencer a los soviéticos de que no era invulnerable a los bombarderos estadounidenses. Tales demostraciones también ayudarían a la Fuerza Aérea en casa. Con menos de dos años de existencia, el nuevo servicio aún luchaba por el reconocimiento público y aún competía con la US Navy por una parte de la misión estratégica.

Años después, habría una fuerza de bombardeos nucleares volando las 24h. Pero eso es otra historia.

Fuentes