Desconocido pionero de la aviación español: Pedro Montemayor (y su globo dirigible «Eolo» -1851)

Vista del Eolo, un globo aerostático lleno de hidrógeno con un ala y una barquilla

He encontrado una historia aeronáutica, de un pionero español de la aviación en el lugar más insospechado, leyendo un libro sobre el barrio en el que crecí, Fuencarral y las Fuencarraleras de Antonio Checa Sainz. Así que un pionero de la aviación y relacionado con mi barrio, en concreto con el antiguo convento de Valverde, tenía que traerlo al blog.

Introducción

La idea de volar es tan vieja como el ser humano, somos unos envidiosos y no podíamos soportar cómo los pájaros sí podían y nosotros no. Hubo muchos inventos e intentos, pero los primeros exitosos y relativamente seguros fueron los que se realizaron con aeronaves más ligeras que el aire.

Llenado de un globo con hidrógeno

El globo vuela gracias a que es más ligero que el aire. Va relleno de un gas (aire caliente, helio, hidrógeno…, cuya densidad es más pequeña que la del aire que rodea al globo) que pesa menos que el propio aire. Al ser el peso del globo menor que el empuje que sufre («…vertical, hacia arriba, e igual al peso de aire que el globo desaloja…») el globo se eleva, hasta que se establece el equilibrio de fuerzas: peso del globo, más peso de tripulantes, barquilla… etc = fuerza de empuje. Sin entrar mucho en el aspecto físico, y sabiendo que el empuje depende de la cantidad de gas que lleve el globo y del volumen de este, y que el peso depende de lo que se lleve en la barquilla… no es difícil establecer que la altura de vuelo se puede controlar tirando peso (lastre) para ascender, o dejando escapar gas, para descender.

El primer globo, documentado, en volar fue un modelo a escala reducida, que surcó el aire del salón de la corte del rey Juan V de Portugal, el 8 de agosto de 1709. Su diseñador, el monje brasileño Bartolomeu de Gusmão. Estaba construido en papel, y el aire interior era calentado por la combustión de algún material en la parte inferior del globo. Este primer vuelo concluyó con el que fue posiblemente el primer derribo aéreo: dos criados del monarca, acabaron con el globo, de forma… contundente, temiendo el incendio del salón.

Setenta y cuatro años mas tarde el 15 de junio de 1783, los hermanos Montgolfier, pusieron en vuelo un artefacto similar, de 12m de diámetro, en Annonay, con una gallina, un pato, una cabra y una oveja como tripulantes. El aire se calentaba con paja ardiendo. El 21 de noviembre de ese mismo año se elevaron en un globo “tipo Montgolfier” los primeros aeronautas de la historia: François de Rozier y el marqués de Arlandes. Dado el peligro de que ardiera el globo (por ello murió Pilâtre de Rozier, mientras intentaba cruzar el Canal de la Mancha), se comenzó a usar globos rellenos de hidrógeno y helio, ambos gases más ligeros que el aire. Sin embargo, el primero de ellos es altamente explosivo, mientras que el segundo es inerte, aunque pesa más y por tanto los globos rellenos de éste tienen menos poder ascensional.

Necesidad de los dirigibles

Sin embargo este tipo de globos tenían un inconveniente muy grave: no eran gobernables. No se podía más que controlar el ascenso y el descenso, y ello mediante el uso de soltar lastre o gas, según se deseara ascender o descender. Por ello en 1852 Henri Giffard construyó un globo con forma de ahusada y dotado de un motor de vapor. Sin embargo los motores a vapor demostraron ser tan inadecuados para los globos como lo eran para los aviones, eran demasiado pesados para la potencia que suministraban. El motor de Giffard desarrollaba 3CV a 110rpm y movía una sola hélice, que propulsaba al dirigible con viento en calma a 5mph (8km/h), velocidad del todo insuficiente si hacía un viento no demasiado fuerte.

El Eolo

Fueron muchos los que intentaron crear un aerostato dirigible. El español de más éxito fue Leonardo Torres Quevedo y su sistema de dirigible semirrígido. Pero no fue el único.

Pedro de Montemayor era abogado, de Medina Sidonia. Y estaba convencido de que un día los viajes aéreos serían factibles, y que se utilizarían globos para volar de un punto a otro. Él sabía que el mayor problema del globo es que no era gobernable, y que se dirigía allá donde el viento quisiera. Y es por ello que se lanzó a diseñar y construir un aerostato dirigible, el Eolo.

Y debió tener cierta fama, cuando el el número 1 del Periódico para niños y jóvenes La Aurora, del 1 de enero de 1851, lo ponían como ejemplo en un relato en el que se describe el funcionamiento de los aerostatos y cómo Pedro de Montemayor lograría que fueran viables para viajar con su diseño, que solventaba el problema de que no fueran dirigibles.

Más recientemente ha aparecido en un libro sobre el antiguo pueblo, ahora barrio de Madrid, de Fuencarral:

Las ruinas conventuales … vivieron en 1851 un conjunto de sucesos que hizo que se llenaran de gente y que más de cien operarios se ganaran el jornal en las mismas. El motivo fue porque el lugar fue elegido por Pedro de Montemayor como el sitio idóneo para construir un curioso invento llamado Eolo. Este hombre, abogado de profesión, creyó haber encontrado la manera de conseguir que los viajes en globo fueran rentables…Consiguió financiación para su proyecto e inició la construcción del mismo en las ruinas de Valverde. Cuentan los periodistas de la época que las obras para construir el curioso artefacto atraían a gran cantidad de curiosos de Madrid y de otras partes de España… Aunque el proyecto encontró financiación y defensores, no faltaron tampoco los detractores… De lo que no cabe la menor duda es de la popularidad que alcanzó, ya que fue citado en los teatros populares e inspiró una novela crítica con el aparato. Montemayor daba conferencias en las que anunciaba que en el primer viaje transportaría dos cañones con los que hacer salvas de honor a la reina Isabel II…En 1851 las obras estaban casi concluidas y la prueba final a punto de empezar, pero un incendio en el convento de Valverde destruyó todo. En vano intentó el inventor atraer nuevos capitales para su obra.

Antonio Checa Sanz, Fuencarral y las Fuencarraleras
Esquema publicado en La Ilustracion-Madrid, 30-11-1850. El artículo se reproduce más abajo

El Eolo era, básicamente, un globo de helio, de forma alargada, que contaba además con un ala de escaso alargamiento y una barquilla.

El ala medía unos 66.8 metros de envergadura (80 varas castellanas), y el largo de la aeronave era de unos 45.9m (55 varas castellanas).

La estructura era de madera, tela y papel, y estaba dotada de 3 hélices de hojalata, que hubieran proporcionado el impulso para hacer dirigible a la peculiar aeronave. La barquilla, para aligerar peso, era de mimbre.

En la barquilla había espacio para los pasajeros, el equipaje, y dos «cuartos de máquinas», que contaban con las ruedas que debían ser accionadas para mover las hélices, según La Ilustración.

Cuando Pedro de Montemayor habla del motor, descarta al hombre y al vapor, pues «pesan más de siete veces que la fuerza que devuelven«, pero se atreve a estimar la velocidad de su aparato en «un grado de meridiano por hora«. Y como ina milla náutica es aproximadamente la longitud de un arco de 1′ de meridiano del globo terrestre, la velocidad era de 60 millas náuticas por hora, o 60 nudos. (Gracias a la corrección de Michel Gordillo)

Lo que sorprende es que proponga como motor «la gravedad, la misma que anima los saltos de agua y que permite al águila cernerse por los aires. A esta última proposición parecerá una paradoja, pero como el esplicar el vuelo de las aves seria esplicar mi secreto«. En otro texto, también recogido en la Enciclopedia Moderna, habla de disponer a bordo de una máquina de vapor de 5CV, que parece ser un motor para emergencias, y lastre, entre otras cosas formado por carbón, además de una máquina para generar hidrógeno, que proporcionaría entre otras cosas calefacción.

La aeronave no solo contaba con el globo de hidrógeno, sino que además contaba con «gasómetros», que eran recipientes a los que había hecho casi el vacío, y «aeroestribos», que contenían aire a presión. En teoría la aeronave se encontraría en equilibrio en el aire gracias al globo de hidrógeno, los «gasómetros» y los «aeroestribos», y las bombas que bombearían aire de unos a otros. Tal vez el señor Montemayor estaba pensando en algo similar a los ballonets, como los usados en algunos dirigibles, aunque erró en su concepción.

El señor Montemayor contaba, además, con un aparato que pesaba «sólo 15 quintales» (690kg) para llenarlo de hidrógeno.

Con la construcción casi terminada, Pedro Montemayor se centró en dar clases de aerostación en el Ateneo. La aeronave fue, finalmente, pasto de las llamas del incendio de lo que quedaba del monasterio.

Leyendo sus cálculos y otros escritos queda patente que entendía bien el fenómeno por el cuál funcionan los aerostatos, pero no la resistencia aerodinámica, la sustentación o la aerodinámica en general. Claro, que todo ello era desconocido en la época y se estaba investigando y descubriendo en ese mismo momento, recordemos que el primer vuelo de Otto Lilienthal no se produjo hasta 1891, cuatro décadas después de la construcción del Eolo.

Podría parecer uno de las aeronaves híbridas, medio avión medio dirigible, de las que tanto hemos hablado en el blog, pero según los planos el ala carecía de la curvatura necesaria para sustentar. Y la potencia hubiera sido tan escasa que la aeronave habría tenido problemas idénticos o peores que el dirigible de Giffard. Sin embargo, con materiales menos pesados, y un motor más eficiente hubiera podido crear un dirigible basado en un globo flexible, y haber eliminado las alas, que sin un perfil aerodinámico adecuado no hacían otra cosa que aportar peso.

Para financiar la construcción de la aeronave, parece que contó con ayuda de la propia reina Isabel II, a la que escribió una carta. Tras la destrucción del Eolo en el incendio, intentó conseguir más financiación para construir otro, pero fue imposible.

Aunque el proyecto hubiera podido ser viable, elimiando o modificando un poco su diseño básico, eso de «pero como el esplicar el vuelo de las aves seria esplicar mi secreto» nos recuerda mucho a lo de las técnicas disruptivas, y a otro avión gigante.

Vista aérea de Madrid desde un lugar llamado puerta del Sol, 1851 más información aquí

El Eolo en la prensa de la época: La Ilustracion-Madrid, 30-11-1850

(el texto que se reproduce a continuación está extraído del archivo digital de la hemeroteca, así que puede contener errores de reconocimiento de texto -OCR- así como ortografía y gramática propia de la época)

UNA VISITA AL EOLO DE MONTEMAYOR.
Es tal lo que preocupa la atención pública el soit disant, invento de Montemayor, que dejando aparte la cuestión científica provocada por uno de nuestros colaboradores, y en la cual no hay medio de hacer entrar al pretendido aereonauta, hemos creído no solo conveniente sino hasta indispesable, tonsignar en LA ILUSTRACIÓN con el lápiz y la pluma esta actualidad, notable tan solo por el ruido que hace.

Los gacetilleros, esos estimables señores á los cuales se deben solamente en España no pocas reputaciones, son también los que han contribuido en gran manera á dar importancia al proyecto del Sr. Montemayor, que sin los repetidos párrafos de los periódicos, es probable que no hubiera llegado á ponerse por obra. Ciertas gacetillas últimamente publicadas, son también las que picaron nuestra curiosidad y nos decidieron á hacer una visita al ex-convento de Valverde, para juzgar del tal Eoio que asi trae entretenidos á los ociosos. Los dibujos que estampamos y las líneas que siguen son el resultado de nuestra visita. En los primeros hemos procurado dar idea, con una exactitud aproximada, del promontorio que ha fabricado el Sr. Montemayor. La primera figura es una vista del Eolo en marcha; la segunda representa la planta del mismo; la tercera el alzado de cola á pico, y la
cuarta una sección dei colgante sobre la línea A B; por último ,’al lado de las figuras 1.» 2.» y 3 . ‘ , hemos colocado tres pájaros para marcar la relación que el Sr. Montemayor ha querido, sin duda, establecer entre la forma del Eolo y la del cuerpo del ave.

Daremos algunos detalles para que puedan nuestros lectores comprender mejor las figuras. Llegados al ex-convento de Valverde nos fué dificil, por de pronto, en el embrollo de cestos, maderamen, inmensidad de telas mal llamadas impermeables, hojadelatas, herrages, costureras, engrudistas, carpinteros, y un sinnúmero de operarios, formar un cálculo de lo que pudiera ser aquel armazón tan estrambótico: desde luego era de notar que todo respiraba allí alegría; quien calculaba la brevedad de los transportes, quien ambicionaba ser de los primeros aereonautas, quien miraba con desden áJos preguntantes viageros, solícitos de entender aquella mole aérea, porque por todas parles entra en ella el aire en la elevación en que se halla: por último en todos los semblantes observamos una
confianza estraordinaria, signo favorable, y un respeto farisaico á las disposiciones y aspeólo tranquilo del señor Montemayor. Aunque como de pasada, debemos hacer justicia á la amabilidad y cortesanía de este señor, dedicado á recibir diariamente tantas viritas, que no sabemos cómo le queda tiempo para pensar en su Eolo.

Nosotros vimos sus planos, comparámoslos con la obra, aun incompleta, hicimos preguntas y repreguntas, ya nos confundíamos, ya nos perdíamos en aquel embolismo, va dudábamos déla capacidad del aereonauta, ya le calificábamos de loco, ya de un libro de fisica embrollado, ya en fin nos condolíamos, y nos condolemos aun, de tanto dinero perdido, de tanta ceguedad; en medio de aquella n.ultitud de impresiones tan varias é inciertas, traíamos de analizar si no la seguridad del sistema, al menos la combinación del proyectista, que por otra parte, ni tiene su plano conlormej á la obra, ni la obra conforme con su primitivo pian; todo son variaciones, todo dudas en la ejecución.

Entraremos pues, en este análisis, combinando sus planos, lo que existia construido en los momentos en que examinamos ligerómente aquellas partes diferentes. Sobre el edificio ruinoso del ex-convento de Valverde situado á la izquierda del camino real de Francia á tres leguas de Madrid, apóyase una armazón, cuyos eslremos descantan en pilares de madera que sobresalen á la masa del edificio : esta mole cuya plañía es la figura núm. 2 tiene la forma de un pájaro y de pico á cola, O séase de A á B, 55 varas castellanas por 80 de ala á ala ó sea de o á e. La parte b d que forma el cuerpo del ave tiene la figura angular (fig. 3.°) y sobre la cúspide c se prolonga una hélice de hojadelata en la parte del cuerpo del pájaro, y dos en cada uno de Ios estremos, séase pico y cola, que por medio de engranes de hierro se comunican su movimiento entre sí. Sobre la línea [A B) figuras 2.* y 4.’, desciende un cuerpo fijo, á manera de escapulario colgante, todo de mimbre, siendo su visla lateral la (fig. 4.*)

Este colgajo, con forma de tripa rectangular, revestida de lienzo impermeable porque tiene cola, papel y alguna otra sustancia alcohólica , y además de tela engomada , se comunica entre sí por lodas sus partes diversas, las tres cavidades mas bajas en el punto S de la figura 4. son una diligencia para pasageros y equipages, y dos camarotes laterales para mover las llamadas calandrias, ó ruedas , que se asemejan á las que las ardillas mueven con sus pies ; dichas ruedas imprimirán el movimiento primitivo á las hélices, por medio de dos cuerdas de seda que las rodean, y con lo cual el señor Montemayor espera elevar la armazón general. Según él, el aparato ab c de (fig. 3.’) sirve de sosten en el aire ó paracaidas, y el globo ó capacidad de gas hidrógeno, que es la parte superior de las figuras 1.» y 3.» de
elevador en las regiones superiores: En los estremos altos de las dos paredes indicadas de madera y lienzos f b g d, debe apoyarse la cavidad f t r g u s en toda la estension del cuerpo semejante al ave, y solo así puede esplicarse esta magnitud al calcular que en su espacio deben caber 400,000 pies cúbicos de gas, que pueden decuplarse á capricho de el aereonauta, séanse cuatro millones de pies cúbicos: este cuerpo superior se hallará dividido en las doce parles interiores, que marca el dibujo, por si algún golpe ventoso é
inhumano destruyera alguna de sus partes.

El Señor Montemayor cual nuevo Colon, dirigirá el Eolo en la sublime y desconocida región de los mortales, desde su camarote, situado en la cola del ave, cerca del punto B (figura 2 ) , comunicándose con el colgajo referido y los operarios situados en el sitio A, por medio de caminos mimbrepapeligomosos en la estension del espinazo del ave.

El Señor Montemayor lleva un aparato para crear gas que pesa por sí solo IS quintales, y si el cíelo corona las esperanzas de este atrevido areonauta, los profanos á la ciencia veremos desde abajo marchar magestuosamente este aparato como la figura 1′, aparato que amenaza hacer una revolución en este mundo lleno de ignorantes, para mengua de
los incrédulos.

No sabemos si con las figuras estampadas y con las esplicaciones anteriores, habremos acertado á dar una idea del Eolo; téngase presente que unas y otras han sido trazadas y escritas por lo que hemos retenido en la memoria, sin que por eso temamos que sean muy inexactas: los lectores de LA ILUSTRACIÓN habrán de agradecernos por lo menos el deseo
que mostramos de complacerlos.

Carta del señor Montemayor a la Reina Isabel

Según el tomo tercero de la Enciclopedia Moderna.Diccionario universal de literatura, ciencias, artes, agricultura, industria y comercio, publicada por Francisco P. Mellado en 1851, Montemayor escribió a la Reina Isabel II el 29 de octubre de 1847:

El gobierno, bien por la carta dirigida a la reina, bien por otros textos y estudios que hizo llegar el señor Montemayor, financió el proyecto.

Los cálculos del señor Montemayor

En La Antorcha: periódico científico industrial del año 1852, nº 7, el señor Montemayor responde con sus propios cálculos a los críticos con su aparato, como el propio señor Luciano Martínez, editor de La Antorcha, y muy crítico con Montemayor y el Eolo. Aunque los cálculos estuvieran equivocados, muestra que había un verdadero interés en intentar demostrar científicamente que el invento era viable. Os los dejamos a continuación, por si alguno siente las ganas de revisarlos.

Así que mi barrio de la infancia pudo estar en el mapa de los pioneros aeronáuticos, y yo sin saberlo.

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Fuentes

[Análisis y opinión] ¿Por qué los aviones de pasajeros seguirán teniendo forma de tubo?

En las charlas de café -sí, tomamos café con gente un tanto peculiar-, o en las de hangar, es una de las preguntas que surgen de vez en cuando. ¿Por qué el avión del futuro se dibuja como un ala volante o un BWB y sin embargo seguimos volando en aviones tipo tubo?¿Y por qué los desarrollos más inmediatos, como el de Boeing y la NASA o Embraer, siguen siendo tipo tubo?

Cabina toroidal de Airbus, intentando solucionar los tiempos de evacuación

Vamos a dar todas las razones que se nos ocurren:

  • Aceptación del público. Algo no sólo debe ser un avión, sino que además debe parecerlo y debe ser aceptado por el público. ¿Os imagináis aviones sin ventanas? Pesarian mucho menos y por tanto consumirían menos, pero, ¿qué dice el público?
  • Costes de desarrollo. Hoy día no se desarrollan aviones desde cero. Siempre se parte de trabajo previo, diseños previos, herramientas previas… cambiar radicalmente el diseño implica cambiar todo desde cero y, si desarrollar un avión es caro, ¡imaginad cambiar la forma radical desde cero!
  • Tiempos de evacuación. Para certificar una aeronave para transporte de pasajeros ha de cumplirse un tiempo máximo de evacuación de la misma. En un fuselaje tipo tubo, todos los pasajeros tienen las puertas relativamente cerca. En un fuselaje tipo ala volante o BWB, las personas sentadas en el centro quedan bastante más lejos de las puertas.
  • Aceleraciones en los asientos más alejados del eje de simetría del avión. En un tubo, todos los asientos están relativamente a la misma distancia del eje de alabeo del avión. En un avión tipo ala volante o BWB, los asientos más alejados sufrirán mayores desplazamientos y aceleraciones en cada viraje o en cada turbulencia, haciéndolo más incómodo para el pasajero que viaje allí.
  • Asientos sin ventana. Tan solo los pasajeros sentados en algunas de las partes del avión contarían con ventana en un BWB, el resto tendrían que conformarse con la pared, o con pantallas.
  • Presurización. Para presurizar, las mejores formas siguen siendo la esfera o el cilindro. Cualquier otra sección transversal distinta a estas sería problemática. Por tanto, diseñar el interior de un avión BWB con idea de presurizarlo es complejo…
  • Logística aeroportuaria. Todas las dimensiones de un aeropuerto así como la logística aeroportuaria asociada a cada avión está diseñada para aviones tipo tubo, y cambiar a tipo BWB podría requerir adaptaciones.
Avión con forma de V de la universidad de Delft

Así que, desde nuestro punto de vista, lo más normal será que al menos a corto y medio plazo continuemos volando en aviones con fuselaje tipo tubo, y que las alas volantes y BWB queden para aviones militares y aviones no tripulados.

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La historia de Bessie Coleman, y por qué lanzan una muñeca basada en ella para inspirar a las jóvenes generaciones

Cuando hablo de las pioneras siempre digo que la más conocida de todas es Amelia Earhart, pero que hay todo un grupo de mujeres desconocidas que pueden ser igual o mucho más inspiradoras que Amelia. De hecho, personalmente, creo que Amelia no es ni mucho menos el mejor ejemplo de entre todas ellas, y creo que mujeres como «Elsie» McGillis, Marie Marvingt o «Bessie» Coleman tienen vidas más interesantes e inspiradoras.

Bessie Coleman y una Jenny

Elisabeth «Bessie» Coleman nació en 1892 en Atlanta, Texas, era la décima hija, de trece, de madre negra y padre de ascendencia cheroqui. Mujer, mestiza, y nacida al final del siglo XIX en Estados Unidos, donde el racismo y la segregación no sólo eran generalizados, sino promovidos por la propia ley, lo tenía todo para ser arrinconada, ninguneada, olvidada.

Y, sin embargo, sería la primera mujer negra en obtener la licencia y volar en Estados Unidos, aunque para obtenerla tuviera que emigrar a Francia, siguiendo los pasos de Eugene Bulard.

Infancia y juventud

Vivía con la familia en una casa pequeña, con una sola habitación -algo que si pensamos en nuestros antepasados no era tan extraño tampoco en nuestro país entre las clases con menos recursos-, y caminaba 6km para ir al colegio, segregado, claro. En época de recolección de algodón tocaba ayudar a la familia -igualmente, nada extraño, en España también había y hay niños y jóvenes de las familias más pobres que en según que épocas faltan a clase para ayudar a los padres-. Destacaba como estudiante, en especial en matemáticas. A los 18 años reunió sus ahorros y se matriculó en la Universidad Colored Agricultural and Normal, en Langston, donde tan solo pudo terminar un curso, al quedarse sin dinero.

Chicaco

En 1915, Bessie llegó a Chicago después de seguir a sus hermanos mayores que se unieron a la Gran Migración. Allí trabajó en una peluquería, haciendo manicuras. Y, también allí, escuchaba de boca de los que habían sido pilotos en Francia, en la Primera Guerra Mundial, sobre el vuelo. Y de cómo en Francia los afroamericanos eran tratados de una forma igualitaria, al contrario que en Estados Unidos.

Después de que su hermano, John, regresara del frente, solía comentar a su hermana acerca de las oportunidades disponibles para las mujeres en Francia, y que no estarían disponibles para ella como mujer afroamericana en los Estados Unidos. Cuando dijo que las mujeres afroamericanas no podrían volar, ella lo tomó como un desafío -¿que no hay huevos?- y respondió: “¡Eso es todo! Lo acabas de decir por mí”.

Coleman le pidió consejo a Robert Abbot, el editor del influyente periódico afroamericano Chicago Defender. En Estados Unidos, en las escuelas de vuelo no eran bien recibidas las mujeres ni los afroamericanos, ¡mucho menos una mujer mestiza afroamericana-cheroqui!. Por ello le aconsejó aprender a volar en Francia.

Volar y volar

Coleman siguió trabajando en la peluquería mientras estudiaba francés y ahorraba, con ayuda de la familia y los amigos, para poder viajar a Francia. En Francia fue aceptada en la Ecole d’Aviation des Freres Caudron. en Crotoy. El 20 de noviembre de 1920 abandonaba los Estados Unidos, rumbo a Crotoy. El 15 de junio de 1921 obtenía su licencia de piloto de la FAI, siendo la primera mujer afroamericana en obtenerla. ¡Ya podía volver a Estados Unidos a abrir su escuela de aviación, sin restricciones ni discriminación para nadie!

Al regresar a su país fue noticia en la prensa. Por supuesto, el Chicago Defender se hizo eco.

El 3 de septiembre de 1922, en un Curtiss JN-4D Jenny prestado, en Curtiss Field en Long Island, Coleman realizó el primer vuelo público de una mujer negra en los Estados Unidos. Fue seguido por un vuelo en Memphis, Tennessee, y luego una exhibición triunfal ante una amigable multitud en el Checkerboard Field en Chicago el 15 de octubre. Sin embargo, los vuelos posteriores y las oportunidades cinematográficas no dieron resultado, por lo que a principios de 1923, se fue a California, atraída por una empresa publicitaria, Coast Tire and Rubber de Oakland. Quedaba mucho tiempo para que pudiera vivir de ser piloto comercial. Las mujeres seguían sin ser bienvenidas en las aerolíneas. Tenía que vivir de enseñar a volar en su escuela, y de hacer exhibiciones de vuelo, al más puro estilo barn-stormer.

El primer vuelo público de Coleman en California terminó en accidente. El 4 de febrero de 1923, el motor de su Curtiss Jenny, comprado del excedente militar por $ 400, dejó de funcionar en el despegue, a 300 pies sobre el suelo, y en la subsiguiente toma de emergencia se rompió una pierna. Pasó tres meses en el hospital. Pero volvería a volar

Coleman gestionó un espectaculo, catalogado como «la única aviadora de color del mundo», en Columbus, Ohio.

Pasó un año y medio volando y ahorrando dinero. Bessie partió para una serie de conferencias en teatros negros en Georgia y Florida. Después de dos meses en Florida, abrió un salón de belleza en Orlando para acelerar la acumulación de fondos para iniciar la tan esperada escuela de aviación. Usando aviones prestados, Bessie continuó volando en exhibición y saltando en paracaídas ocasionalmente. Como había hecho a menudo en otros lugares de EE. UU., Bessie se negó a actuar a menos que las audiencias no estuvieran segregadas y todos los asistentes usaran las mismas puertas.

En mayo de 1925, estaba en Houston para una gira por varias ciudades, incluida su ciudad natal, Waxahachie, Texas, donde las autoridades mantenían que entrada al espectáculo tenía que realizarse por dos puertas separadas. Ella se negó: o la entrada se realizaba sin segregación o no volaría en su tierra. Al final el espectáculo se hizo con una sola entrada… pero con blancos y negros sentados separados y bien segregados.

Trágico final

Con el patrocinio de un rico hombre de negocios, Bessie hizo el pago final de su avión en Dallas y lo arregló para que volara a Jacksonville para su próximo compromiso programado para el 1 de mayo de 1926.

El 30 de abril de 1926, en Paxon Field en Jacksonville, Florida, Bessie Coleman realizó un vuelo de prueba, identificando la zona de vuelo para su exhibición del día siguiente, con un mecánico llamado William Wills. Wills pilotaba el avión mientras Coleman se sentaba en el asiento del pasajero, sin cinturón, para poder asomarse por fuera del fuselaje. A unos 3.000 pies en el aire, una llave suelta hizo que el avión picara -¡ay, la importancia del cockpit esteril-. Con el avión en barrena, Coleman se salió de la cabina, muriendo en la caída. Wills murió cuando el avión impactó contra el suelo. Su muerte fue desgarradora para miles de personas en todo el mundo. En su funeral en Chicago, la famosa activista Ida B. Wells-Barnett pronunció su elogio funebre.

La muñeca de American Airlines y Barbie, para inspirar a las futuras generaciones.

American Airlines y Barbie® se asociaron para honrar el legado de Bessie Coleman, la primera mujer negra e indígena estadounidense en obtener una licencia de piloto en 1921. Para celebrar su cumpleaños, los pasajeros que volaron el vuelo AA771 de Dallas-Fort Worth a Nueva York recibieron el nuevo lanzamiento de la muñeca Barbie® Inspiring Women™ Series Bessie Coleman.

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Fuentes

Cazar rollos de película lanzados desde satélites, al vuelo

Carga cazada al vuelo, aunque no siempre funcionaba así de bien

Ahora todos tenemos al alcance de la mano fotos hechas desde el espacio. Nada más fácil que abrir Google Mapas y cargar la capa de orto-fotos. O utilizar el visor de mapas del Instituto Geográfico Nacional y visualizar, incluso en modo comparación, ortofotos actuales e históricas de años atrás (como el famoso vuelo americano). Pero hubo un tiempo que acceder a esta información, a vista de satélite, era todo un privilegio de algunas agencias militares e inteligencia.

También ahora parece que es obvio que todo el material que se envía desde un satélite llega a la tierra en un tiempo mínimo, transmitido por ondas electromagnéticas, e incluso se investiga para transmitir la información por láser. Pero hubo un tiempo en el que esta recuperación era mucho más artesanal, manual, casi rozando el arte. Porque había que ser un artista a los mandos del avión para cazar al vuelo las cápsulas que lanzaban los satélites con los rollos de película desde un avión de transporte.

Las imágenes que mostramos son del programa Corona, de la agencia ARPA (posteriormente DARPA).

CORONA fue el primer proprama de reconocimiento fotográfico desde satélites estadounidense, en funcionamiento desde agosto de 1960 hasta mayo de 1972. El programa fue desclasificado en febrero de 1995.

Imagen de una base aérea soviética, tomada en la primera misión Corona

El programa Corona comenzó en 1958 bajo la apariencia de un programa de exploración espacial llamado ‘Discoverer‘. El primer intento de lanzamiento, fallido, fue en 1959. Después de una docena de lanzamientos fallidos, la cápsula Discoverer 13 fue recuperada por EE. UU. el 10 de agosto de 1960. Fue el primer objeto hecho por el hombre que se recuperó del espacio (los soviéticos enviaron dos perros y lograron recuperarlos apenas una semana y media después) y marcó el comienzo de la era de la vigilancia espacial.

Esquema de un satélite del programa Corona

Comenzando con Discoverer 14, cada satélite del programa Corona llevaba a bordo equipos de cámara cada vez más sofisticados. Utilizaron una película especial de 70 mm fabricada por Kodak (los rollos que usábamos normalmente en nuestras cámaras eran de 35mm) que permitía tomas de alta resolución.

Los primeros satélites Corona llevaban alrededor de 2400m de rollo de película para cada una de las dos cámaras -como se ve el montaje era para obtener fotos estereoscópicas- a bordo, pero para la quinta generación de satélites esto se había duplicado. Los primeros satélites tomaban fotos constantemente, pero las versiones posteriores podían manipularse por radio para dormir y reanudar la toma de fotografías en una fecha posterior.

Las cámaras utilizadas fueron diseñadas especialmente por el contratista de defensa Itek, que se especializó en sistemas de reconocimiento. Las cámaras, inicialmente, montaban objetivos de distancia focal de 610 mm, con una lente compuesta de 178mm de diámetro. Las primeras cámaras tenían un largo de 1.5m, pero este tamaño se incrementó más tarde hasta los 2.7m.

Para calibrar las cámaras desde el espacio, la Fuerza Aérea hizo una cuadrícula gigante de cruces de hormigón en el desierto, en Casa Grande, Arizona. Estas 267 cruces, cada una de unos 18m, están separadas entre sí 1600m.

La resolución de los primeros satélites permitía distinguir objetos de unos 12m de tamaño. En los últimos ya se podían distinguir objetos de 1.5m.

Lanzamiento de Corona
Recuperación de Corona

El sistema de recuperación era similar al que permitía pescar sacas de correo, o planeadores, desde un avión que pasara volando sobre ellos, solo que al vuelo.

Todo el material fotográfico se lanzaba en dos capsulas por separado, una para cada cámara, lo que intentaba garantizar que al menos uno de los dos rollos no se perdiera. Una vez que la cápsula alcanzaba los 60000ft, se desplegaba un paracaídas. Y al llegar a los 15000ft, era pescado por un avión en vuelo. O al menos se intentaba pescar. Por si el sistema fallaba, la cápsula iba rotulada en 8 idiomas, como de alto secreto y con un contacto y ofreciendo una recompensa por ella.

En esta página web se pueden ver superpuestas a un mapa-mundi las fotos que se tomaron desde estos satélites.

Podéis encontrar MUCHA más información en la web de la Oficina Nacional de Reconocimiento, que hemos usado como fuente.

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Fuentes:

Press Releases & Abstracts

CORONA Information:

[Vídeo] El caza coreano KF-21 rompe la barrera del sonido por primera vez

El primer prototipo de caza supersónico doméstico KF-21 voló a más de Mach 1.0 por primera vez el 17 de enero. Despegó del 3er Ala de Entrenamiento de la Fuerza Aérea a las 2:58 pm del 17 de enero y alcanzó Mach 1.0 a unos 40000 pies, según la descripción del vídeo, aunque según el head-updisplay mostrado en el vídeo, alcanza 1.05 Mach a 39600 pies.

El avión no volaba en configuración limpia, sino que llevaba un par de misiles Meteor bajo el fuselaje.

El 1er prototipo del caza voló por primera vez en julio de 2022. El tercero voló por primera vez el 5 de enero de este año.

No es el primer avión supersónico coreano, pues el entrenador KAI T-50 ya alcanzó esa velocidad, pero el KAI T-50 se desarrolló de forma conjunta con Lockheed Martin y el KF-21 es de desarrollo íntegro coreano.

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