Según informa @Defence_Turk, la embajadora de España en Turquía, Cristina Latorre Sancho, visitó TUSAŞ, empresa local aeronáutica que se ha destacado últimamente en el desarrollo de drones, entrenadores como el Hürjet e incluso un caza de penúltima generación, y que aparece con cierta frecuencia en nuestro blog.
El director general de TUSAŞ, Mehmet Demiroğlu, le regaló a la embajadora un modelo de Hürjet, entrenador militar avanzado que se ha propuesto para sustituir a los F-5 de Talavera la Real a cambio de A-400M.
No podemosor menos que recordaros nuestro análisis acerca de este posible intercambio y de la industria turca en este podcast, también disponible en Amazon Music, Apple Podcast,y Youtube / Youtube Music.
Manu, ex piloto del 43 y autor de los libros en los que narra su experiencia en él, solía decirme en nuestras charlas que «combatirás como entrenes, o que volarás como entrenes». Y eso lo han tenido claro las fuerzas aéreas de todos los países desde siempre. Aunque sólo las que manejan presupuestos más abultados han podido contar con escuadrones agresores específicos, dedicados a estudiar las tácticas de los potenciales enemigos y utilizar sus aviones, o aviones lo más parecidos posibles, para entrenar a los pilotos de las unidades regulares y desarrollar nuevas tácticas y doctrinas.
En los últimos tiempos, no sólo existen escuadrones agresores, sino que incluso hay empresas a las que se puede subcontratar esa función. Y este es el caso de KestrelX y Smart-1 (Small Manned Aerial Radar Target, Model 1).
Ambas se han especializado en simular y entrenar a las fuerzas aéreas que requieran sus servicios contra misiles de crucero. Y contra una amenaza más reciente y que la guerra en Ucrania ha puesto sobre la mesa: los aviones no tripulados.
Para ello están utilizando aeronaves de construcción amateur (tipo «Ikea», de las que la gente compra los planos y el kit y las monta en el garaje de su casa).
KestrelX ha optado por el monopaza a reacción de Sonex, llamado SubSonex JSX-2, que monta una barquilla ventral para aviónica y sistemas adicionales.
Smart-1 ha optado por el Bede-5, cuyos planos originales se pueden comprar por menos de 30 dólares, en su variante a reacción.
Ambos aviones poseen las mismas ventajas: su adquisición y producción es económica—incluso se pueden encontrar a relativo bajo coste en el mercado de segunda mano—, su mantenimiento es sencillo, poseen velocidades similares a las de los vehículos que se desea emular, y su firma radar y térmica son reducida, haciendo complicada su detección.
¿Sería posible en España la creación de una empresa con estas características para ayudar a entrenar al Ejército del Aire en la detección e intercepción de drones, o a la Guardia Civil para practicar la detención de aeronaves utilizadas a baja cota para cruzar el estrecho con droga?
La actualidad manda y nos vemos obligados a interrumpir la emisión programada para hoy por otro episodio.
La prensa turca filtraba hace poco que España estaría interesada en el intercambio de seis de los A400M excedentes del pedido de 27 que realizó por 24 entrenadores Hürjet, que reemplazarían en parte al C-101 y en parte a los F-5.
Hemos analizado este posible intercambio. Pero, además, hemos recordado que en junio nos visitaba Erdogan, así que la charla ha derivado a drones, submarinos, intercambios industriales… y un análisis mucho más amplio. ¿Nos acompañas?
pd: Si la intro y la despedida os son familiares, que no os sorprenda. En un ejercicio de nostalgia podcasteril he hablado con Javier Lago para pedirle permiso y utlizar la introducción que hizo para el que, si no recuerdo mal, fue el primer podcast español sobre aviación: Remove Before Flight RBF podcast
Conocimos a Flying Legends hace unos años, por su réplica a escala del Hurricane —que ha desaparecido de su web—, y por su réplica del Tucano.
El Embraer Tucano es un desarrollo brasileño, un avión de entrenamiento militar, también con desarrollos armados. Y, como de muchas otras aeronaves, existe una réplica en el mercado de los aviones de menos de 600kg.
Y este año, en FIDAE, se ha cerrado el círculo. De aeronave militar a réplica VLA/ULM (<600kg), a de nuevo aeronave militar.
El avión de construcción amateur, que el fabricante vende en kits para que el propietario monte en su garaje, ha sido la apuesta de la Fuerza Aérea Dominicana.
El avión se encuentra en la web del fabricante como TP-150 en dos versiones, tren fijo y retráctil. La Fuerza Aérea Dominicana lo denomina TP-75 DULUS.
El país caribeño adquirió diez kits, que han ensamblado y puesto en servicio.
El peso máximo al despegue de la versión militar se ha visto incrementado hasta los 750kg, y se encuentra con dos motorizaciones Rotax, 914 y 915is. Tiene capacidad para realizar acrobacia básica, una autonomía de 6h, una velocidad de crucero de 130 nudos, y un alcance de 500 millas náuticas
Recordemos que no es el primer ultraligero italiano que se pìensa utilizar como aeronave militar, el Blackshape fue probado como entrenador militar incluso embarcado.
El Flying Legend TP-150 fue diseñado con el objetivo de obtener un entrenador militar básico con bajos costes de mantenimiento. Totalmente fabricado en aluminio y con un robusto tren de aterrizaje, el avión es perfecto para formar nuevos pilotos tanto en pistas de hierba como de asfalto. Gracias al factor de carga +6/-3G, el avión realiza maniobras acrobáticas básicas y vuelos en formación, lo que lo convierte en un excelente entrenador.
La versión de la República Dominicana va equipada con un Rotax 915is de 150 CV, un sistema de recuperación balístico, y puede llevar tanques de combustible lanzables, para aumentar su autonomía. Además el país pretende instalar cámaras y sistemas de vigilancia y que pueda realizar misiones de control de fronteras.
La ergonomía de la cabina permite una buena visión para el instructor sentado detrás y el asiento trasero es ligeramente más alto que el delantero, lo que permite un fácil control del estudiante piloto.
Hemos hablado de numerosas versiones raras de aviones. Pero esta yo creo que se lleva la palma. Aunque lo más extraño no sea el avión en sí, que no tiene ninguna forma peculiar, ni fuselaje doble, ni materiales exóticos… sino el uso para el que fue diseñado: Estos King Cobra fueron concebidos para que las tripulaciones de bombarderos hicieran blanco sobre ellos, disparándoles con munición de plástico. ¿Vosotros tendríais la sangre fría de permitir que cientos de artilleros os dispararan DE VERDAD, sólo para practicar su puntería? Los cazas, además de una tonelada de blindaje extra, llevaban en el cono de la hélice una luz que se encendía si el artillero había hecho blanco.
El avión, utilizado como blanco aéreo ¡con piloto real dentro!, generalmente se pintó de color naranja brillante para aumentar su visibilidad, aunque hay otros esquemas de pintura acebrados.
Se eliminó todo el armamento y el blingaje estándar, y se sustituyeron por una tonelada de blindaje adicional, que incorporaba sensores para detectar los impactos, que eran señalados con una luz en el cono de la hélice, por donde normalmente asomaba el cañón de 37mm. Esto le valió al avión el apodo no oficial de Pinball, nombre que terminó pintado en el morro de las primeras unidades modificadas. Esta variante recibió el nombre de RP-63.
Como las aeronaves iban tripuladas, se desarrolló munición frangible, hecha de baquelita y plomo, que debía desintegrarse al impactar contra el avión. Estos se conocían como «Cartucho, calibre .30, frangible, bola, M22».
La mejor manera de entrenar a un piloto es hacer que vuele un avión real hasta que sea competente, ¿verdad? Entonces, ¿por qué no entrenar a los artilleros aéreos permitiéndoles disparar a aviones reales? Y, de hecho, esto se haría posteriormente con aviones excedentes de la Segunda Guerra Mundial, como el Hellcat, convertidos en aviones a control remoto y pintados con el mismo color naranja. ¡Pero eso, a control remoto, no tripulados!. Esto hace que este programa sea uno de los más inusuales de las Fuerzas Aéreas del Ejército de EE. UU. (USAAF) en la Segunda Guerra Mundial.
El entrenamiento organizado de artilleros aéreos no comenzó hasta junio de 1941, cuando se estableció la primera escuela de artillería en Las Vagas, Nevada. Tradicionalmente, en todas las escuelas, el entrenamiento inicial del artillero se llevó a cabo utilizando dispositivos improvisados como escopetas montadas en la parte posterior de plataformas móviles, o entrenadores más sofisticados como los entrenadores Jam Handy y Waller. Algunos de los mejores y más realistas entrenamientos se realizaron usando cámaras ametralladora, pero había que esperar a revelar el carrete para evaluar al artillero.
Al mayor Cameron Fairchild se le atribuye la idea de desarrollar una bala no letal que podría dispararse en combates simulados pero sin derribar a los aviones blanco. Inicialmente, la idea era hacer las balas de vidrio, que se romperían y astillarían al golpear algo sólido. Para investigar formas de hacer una bala frangible, Fairchild contó con la ayuda de dos profesores de la Universidad de Duke, Paul Gross y Marcus Hobbs.
En el otoño de 1942, Fairchild presentó su munición al Comité de Investigación de la Defensa Nacional (NDRC, por sus siglas en inglés), donde la propuesta se topó directamente con una pared de ladrillos: el Departamento de Artillería del Ejército, responsable del desarrollo de todas las armas y municiones, que argumentaba que cualquier bala que fuera verdaderamente frágil no tendría las mismas características balísticas que la munición real. También les preocupaban los daños que pudieran recibir el avión blanco y su piloto si no se desarrollaba un blindaje adecuado. Finalmente la NDRC permitió que la investigación continuara pero con financiación y urgencia limitadas.
Con el apoyo de Bakelite Corporation y la Universidad de Duke, los profesores Gross y Hobbs desarrollaron una bala calibre .30 hecha de plomo y baquelita que podía dispararse con una ametralladora ligeramente modificada. En los ensayos, dispararon contra paneles de blindaje de aluminio y, a distancias tan cortas como 9m, no los dañaban. A principios de 1944, la munición frangible estaba lista para la producción con la designación T-44.
Con el problema de las municiones y las armas resuelto, el enfoque ahora se centró en encontrar un avión objetivo adecuado. Las pruebas iniciales se realizaron contra un Douglas A-20 blindado con planchas de aluminio. Sin embargo, un caza monomotor, preferiblemente con un motor refrigerado por líquido, se parecería más y simularía mejor los cazas alemanes, como el Messerschmitt 109. Y el el único caza estadounidense moderno de alto rendimiento que no tenía demanda para uso en combate por parte de las fuerzas estadounidenses era el P-63 Kingcobra de Bell, la mayoría de los cuales se proporcionaban a la Unión Soviética en virtud de la Ley de Préstamo y Arriendo.
En agosto de 1944, Bell modificó cinco aviones P-63A, quitó todo el armamento, reemplazó gran parte de los paneles de aluminio delanteros con paneles blindados más gruesos e instaló vidrio blindado en el parabrisas y las ventanas laterales. Además, se instalaron más de 100 micrófonos detrás de los paneles blindados y se conectaron con un contador de impactos en la cabina, además de con la luz roja de la que hemos hablado antes, situada en el cono de la hélice, por donde solía disparar el cañón Oldsmobile de 37mm.
Designados oficialmente como RP-63A, los cinco prototipos rápidamente se conocieron como «Pinballs» y a alguno se le pintó ese nombre en el morro. Después de resolver algunos problemas carga y centrado, y por tanto de estabilidad, se ecnargaron otros 95 RP-63A, seguidos de 200 RP-63C a principios de 1945, totalizando 300 blancos aéreos tripulados.
Con las primeras entregas de munición frangible producida en masa y aviones Pinball disponibles, finalmente se puso en marcha el entrenamiento a principios de 1945, y la USAAF realizó una demostración pública en marzo de ese año. En abril de 1945, el entrenamiento del programa Pinball estaba en marcha en las siete escuelas de artillería.
Durante el entrenamiento surgieron varios problemas, algunos ya predichos, como la diferente balística de los proyectiles. Por eso las miras de las armas tuvieron que ser recalibradas para la menor velocidad de boca y diferente trayectoria de las balas frangibles. Además las balas de plomo y baquelita hacían que el arma se encasquillara más de lo normal. Aunque la peor parte se la llevaban los pilotos. Pese al blindaje, cuando una bala de plástico hacía blanco en los radiadores, sólo quedaba saltar o aterrizar con el motor parado. Aunque el susto más grande se lo llevó un piloto que volvió con su parabrisas blindado de 38mm de espesor roto por una bala, ¡se había colado una bala real en la cinta de munición de entrenamiento!
Para proteger mejor al avión objetivo y al piloto, la última versión del Pinball, el RP-63G tenía un blindaje extendido para proteger las entradas de refrigeración del motor. Además, se agregaron más luces en el fuselaje y las alas para mejor indicación de cuando los artilleros hacían blanco. Solo se habían entregado 32 de estos Pinballs mejorados cuando se canceló la producción, tras la rendición de Japón.
Los aviones del programa Pinballs y balas frangibles se transfirió del Comando de Entrenamiento de la USAAF al nuevo Comando Aéreo Estratégico, donde continuaron ayudando a entrenar a los artilleros B-29. Sin embargo, en 1948, incluso SAC había abandonado el programa. Los aviones Pinball supervivientes fueron redesignados como QF-63, esto es, blancos aéreos no tripulados.