Antoinetteera una empresa que a comienzos de siglo fabricaba aviones y motores, aunque su recorrido fue más bien corto, para 1913 ya figuraba en el Jane’s All the World’s Aircraft como empresa desaparecida.
El ingeniero León Levavasseur constructor de motores marinos convenció en 1902 a su ya socio Jules Gastambide para fundar una empresa de motores de aviones, y la llamaron Antoinette, nombre de la hija de Gastambide.
Comenzaron con un motor de 8 cilindros dispuestos en V ¡y ya con inyección! de 50CV. Y tras un cierto éxito (vendieron 50 motores de avión entre 1906 y 1907, cantidad nada desdeñable si consideramos la producción aeronáutica de la época), decidieron producir sus propios aviones. El éxito estuvo posiblemente propiciado porque fue uno de sus V8 de 50CV el que propulsaba el 14-bis de Alberto Santos Dumont en su vuelo de 1906 en el campo de Bagatelle, París. Diseñarían también un simulador de vuelo para formar a los pilotos que compraran sus aviones.
Los exitosos vuelos de Hubert Latham, quien estableció con aviones Antoinette en poco tiempo numerosos récords de duración, altitud, distancia… atrajeron las miradas de todos sobre estos aviones, de los que llegarían a recibir 20 pedidos. También del ejército francés.
Finalmente el ejército optó por los aviones de Robert Esnault-Pelterie, con unos mandos más convencionales, y mejor relación potencia/peso. Y Antoinette, que no logró tener una cantidad de pedidos suficiente, terminó quebrando.
Estaba basado en el Antoinette IV, tenía muchas innovaciones tecnológicas y era muy avanzado para su tiempo. Se presentaba como aeroplano militar acorazado de tres plazas.
En una época donde los biplanos eran los reyes, los monoplanos llegaron a prohibirse por ¡peligrosos!, Antoinette apostaba por los monoplanos.
Además era totalmente carenado, no había nada de la estructura al aire, ni cables de mando o tirantes a la vista.
El ala era de tipo cantilever o en voladizo, y era sujetada por cuatro largueros metálicos: el principal, fijo, uno en el borde de ataque y dos en el de salida. Estos tres últimos estaban articulados en el encastre, según su eje longitudinal, permitiendo cambiar la curvatura del ala y, por tanto, lograr así el control de alabeo sin necesidad de alerones.
El tren estaba totalmente carenado. Además era de tipo carretón, con una rueda fija y otra montada en la parte delantera del carretón, al final de un patín articulado. Esto le permitía repartir mejor el peso del avión sobre terrenos blandos y pistas no asfaltadas, como era costumbre en la época, además de dotarle de seguridad ante eventuales capotajes.
En el encastre el ala tenía un espesor de 70cm, ¡y una cuerda de 4m! La envergadura total era de 18.9m y la superficie unos 56m². A pesar del gran tamaño del ala, la carga alar de la aeronave era de 25kg/m², ¡en una época en la que lo normal eran 15kg/m² como máximo!
Según las fuentes consultadas encontramos que el avión montó distintos motores Antoinette, un V8 de 50cv, un V8 de 60cv y, finalmente, un V16 de 120cv. Posiblemente todas las fuentes estén en lo correcto, y cada una de ellas corresponda a una motorización distinta en diferentes fases de desarrollo del avión, buscando hacerlo viable.
Todas las innovaciones incorporadas a la vez lo hacían demasiado pesado: unos 850kg (con los V8) / 900kg (con el V16) en vacío y más de 1000 a plena carga, ¡con tan solo 16kg de combustible! Demasiado pesado, incluso para el motor de 100cv. En el concurso participó con el motor de 60cv.
Iba instalado en el morro, en un compartimento totalmente cerrado, algo también muy innovador en la época, con el radiador instalado sobre el capó del motor.
Aunque en algunas fuentes encontramos una velocidad de crucero de 80km/h, nos creemos más el dato de la que juzgamos más fiable, en la que explican que el avión no fue presentado finalmente al concurso oficial al no ser capaz de despegar, y limitarse a dar algunos saltos nada más.
Jesus Sagastuy, ingeniero técnico aeronáutico, nos presenta a este desconocido inventor e ingeniero español, una constante en nuestra historia, y de paso nos habla del libro que ha escrito junto con José Luis Sáenz de Ugarte sobre él.
pd: Si la intro y la despedida os son familiares, que no os sorprenda. En un ejercicio de nostalgia podcasteril he hablado con Javier Lago para pedirle permiso y utlizar la introducción que hizo para el que, si no recuerdo mal, fue el primer podcast español sobre aviación: Remove Before Flight RBF podcast.
Tanto en los libros de historia como en las películas, las fuerzas armadas italianas de la Segunda Guerra Mundial son totalmente denostadas, a menudo se les tilda de lastrar a las alemanas, de falta de valor, de no tener armas adecuadas y en los videojuegos y juegos de mesa siempre reciben los peores modificadores.
En una serie de charlas con Ignacio del Horno, co-fundador de Sandglass Patrol, intentaremos contar su historia real, sin prejuicios, sus puntos débiles y sus puntos fuertes, e incluso sus logros más desconocidos.
Hoy, la primera entrega: su nacimiento.
pd: Si la intro y la despedida os son familiares, que no os sorprenda. En un ejercicio de nostalgia podcasteril he hablado con Javier Lago para pedirle permiso y utlizar la introducción que hizo para el que, si no recuerdo mal, fue el primer podcast español sobre aviación: Remove Before Flight RBF podcast.
No fue la primera gran travesía de aeronaves de la Italia fascista, pero sin duda fue la más famosa.
En un tiempo de paz en el que la Italia de Mussolinni era aún admirada como modelo de civilización y progreso y freno a la barbarie bolchevique, la fuerza aérea bajo el mando de Italo Balbo, se convirtió en el escaparate de la modernidad.
No podía faltar en las conmemoraciones de los 10 primeros años de fascismo en Italia. El plan inicial era que una gran formación diera la vuelta al mundo en 1932, pero la invasión de Manchuria dio al traste con el gran sueño.
Hubo que rehacer planes, que requerían viajes y observaciones meteorológicas, por lo que el vuelo conmemorativo se retraso hasta 1933.
El objetivo ahora era ser la primera gran formación de aviones capaces de cruzar el turbulento y traicionero Atlántico Norte.
En 1933, cuando era aún muy raro para una persona normal el ver un avión en el cielo, la gran formación de hidroaviones Savoia Marchetti S.55, se convirtió en todo un acontecimiento.
En el verano de 1933, iniciaron su gran empresa.
Sobrevolaron los Alpes con rumbo a Holanda y de allí a las islas británicas, siendo recibidos como héroes allá donde amerizaban.
Justo a su llegada a Derry, sufrieron la primera baja mortal, perdiendo uno de los aparatos eb el accidente.
De allí, salieron hacia Islandia, donde permanecieron un tiempo en espera de las condiciones meteorológicas idóneas.
Es de reseñar que, para cruzar el Atlántico norte, usaron la muy novedosa e inteligente idea de usar el barco «Alice» anclado en Terranova como radiofaro y base de reaprovisionamiento al igual que un par de submarinos y dragaminas como balizas intermedias.
Aún así, el viaje no careció de sobresaltos.
En medio de una espesa niebla, se perdió el contacto con el hidro de Nannini. Tras unas horas de angustia, se descubrió que tan solo se le había averiado la radio y estaban sanos y salvos.
El viaje triunfal tuvo escala obligada en Chicago donde se celebraba la exposición universal aquel año.
Se reunieron 100.000 personas en el homenaje a las tripulaciones durante el cual se inauguró un monumento a Cristobal Colón (con inscripción conmemorativa al vuelo) y se nombró jefe Sioux a Italo Balbo con el nombre de «Águila Victoriosa».
El vuelo de vuelta fue menos multitudinario pero igual de victorioso. Al despegar de las Azores sufrieron la segunda víctima mortal, que no conocieron hasta llegar a Lisboa. La única ciudad que suspendió los actos en señal de luto.
El crucero aéreo de la década fue una hazaña que abriría camino a las rutas aéreas comerciales del Atlántico Norte.
En 1973, 58 supervivientes de las tripulaciones originales de 1933 fueron homenajeados de nuevo en la ciudad de Chicago.
Sin duda, fueron parte de uno de los episodios más notables (y más olvidados hoy día) de la historia de la aviación.
Incluso los hermanos Marx los parodiaron en su famosa película » Una noche en la Ópera». Aunque en realidad, de todos ellos, solo Balbo lucía una gran barba…
Janusz Józef Lewkowicz (1/12/1913 Cracovia, Polonia – 9/9/1991 Ripley Surrey, U.K.) era uno de los pilotos polacos que logró huir de su país en la Segunda Guerra Mundial y que continuó volando durante la misma en aviones de la Royal Air Force. Estaba volando en el 309 Sqn polaco de la RAF, entrenándose para misiones de cooperación con el ejército. Y cuando recibió un Mustang calculó que podía tener autonomía como para ir a Noruega, llevar a cabo un ataque, y regresar a Escocia. Presentó sus cálculos a sus mandos, pero quedaron enterrados en la burocracia, así que decidió realizar el vuelo para demostrar que era posible.
El 309 Sqn estaba estacionado en Polonia. Estaba equipado con el viejo Lysander, y estaban entrenando con él para realizar misiones de apoyo al Ejército. Y deseando que les cambiaran el aparato por otro, si tenían que entrar en acción real.
En 1942 sus deseos se vieron cumplidos cuando recibieron los Mustang I tripala, con motor Allison. El 14 de abril de 1942 fue enviado a Salisbury para realizar el curso de transición al Mustang. El Lysander era de tren fijo, hélice de paso variable con dos posiciones, y flaps y slats automáticos. El Mustang era mucho más avanzado, con tren retráctil, hélice de velocidad constante, y mucha más potencia. Antes de volarlo recibirían formación en los T-6 Harvard británicos. El 30 de abril realizó su primer vuelo solo en el Mustang británico.
Aunque su primera toma con el P-51 no fue lo que se dice perfecta, rápido se enamoró de la máquina, y gracias a los representantes de North American en Londres se hizo con algunas tablas con las características del avión, consumos, velocidades…
En mayo se transladó a Gatwick, desde donde voló con el 26 Sqn. varias misiones Rhubarb sobre Francia. Su primera misión operativa fue el 27 de mayo de 1942.
En junio regresó a Escocia, a la base aérea de Dalcros, ahora aeropuerto de Inverness. Y las tablas de consumos y las misiones Rhubarb realizadas sobre Francia no se le quitaban de la cabeza. Y él, además de piloto, era ingeniero civil, así que «no quitársele de la cabeza» se tradujo en realizar cálculos. El avión tenía que poder ir y volver a Noruega.
Uno de los problemas que encontró era el uso de las tablas de North American en vuelo. Estaban bien para planificar vuelos en tierra, pero para ajustar las revoluciones, la mezcla, la velocidad… en vuelo no eran prácticas. Así que ideó unas gráficas, que fue verificando en sucesivos vuelos y confeccionando en su tiempo libre. Durante dos meses estuvo realizando este trabajo, que finalmente fue distribuido entre su escuadrón. Realizó las gráficas de tal forma que fueran fáciles de consultar por cualquier piloto, fuera ingeniero o no. Y lograron reducciones de consumo de hasta un 30%.
Precisamente por esos resultados, creyó que el material podía ser de utilidad a otros escuadrones de apoyo al ejército que estuvieran volando en el Mustang, así que escribió a sus superiores, enviándoles el material, exponiendo los resultados y la posibilidad de realizar ataques a Noruega.
Esta carta nunca recibió respuesta. Y mientras esperaba esa respuesta que nunca llegaba, una idea iba tomando forma y fuerza en su cabeza: el único modo de que le hicieran caso era demostrar que el ataque era viable, y lo realizaría en solitario.
Los únicos mapas disponibles de la zona eran los del Bomber Command, unas cartas en proyección Mercator a escala 1:1000000 con muy pocos detalles. El objetivo seleccionado era Stavanger.
No podía revelar sus intenciones a nadie, y tan solo tenía que esperar el momento adecuado para realizar el vuelo. Y ese día llegó el 27 de septiembre de 1942. Había una fiesta en el cuartel general del escuadrón, en Dunino, y casi todos los pilotos del escuadrón volarían hasta allí. Él se ofrecería voluntario para guardar el fuerte.
El aeródromo de Peterhead estaba casi 100 millas más cerca del objetivo que el de Dalcross. El mapa de la zona no era detallado, y no había información acerca de objetivos interesantes, así que debería realizar el ataque sobre objetivos de oportunidad. Tampoco tenía dinero noruego, por si era derribado, ni raciones de emergencia. Su caza estaba en Dunino. Los Mustangs de Dalcross no estaban equipados con radio, ni oxígeno ni cámara. La brújula no estaba correctamente calibrada, y tan solo las ametralladoras del calibre .30 tenían munición.
Para ese día las predicciones meteorológicas daban viento del oeste, variable entre 20 y 40mph, dependiendo de la altitud de vuelo, con lo que volaría con viento en cara y regresaría con viento en cola. Teniendo en cuenta ésto, volaría a 16000 pies, desde donde iniciaría un picado somero para alcanzar Stavanger, donde permanecería 20 minutos, y después regresaría a Escocia volando a dos o tres mil pies sobre el mar, tomando en Dalcros o Peterhead, en función del combustible remanente.
Tras preparar un plan de vuelo, solicitó permiso para realizar un vuelo de instrucción en navegación marítima. Y se le concedieron 4h de vuelo a una distancia máxima de la costa de 200 millas.
Dejó en la habitación de operaciones su cartera, toda documentación posible, apuntó en su logbookRhubarb en la zona de Stavanger, y se hizo con unas cerillas y chocolate.
Despegó a las 10:05. Tenía como hora prevista de llegada a Stavanger a las 11:38. El vuelo a 16000 pies sin oxígeno le resultó bastante fatigoso. A las 11:10 comenzó su picado para llegar a Stavanger. Cuando llegó casi al nivel del mar descubrió que estaba llegando a la isla de Utsira. Las correcciones que había aplicado a sus rumbos durante la preparación del vuelo habían sido excesivas y se había desviado ligeramente hacia el norte. Stavanger debía quedar a su derecha. A las 11:38 estaba en Haugesund, volando a 280mph y rascando el suelo, y localizó un coche, que ametralló, así como un puesto de observación que estaba pintado de camuflaje.
Localizó varios objetivos más, como barcos con cañones antiaéreos, pero no eran apropiados para atacar con tan solo dos ametralladoras de calibre .30. Un poco más al sur encontró un aeródromo (posiblemente este aeropuerto), sin aviones a la vista, para su disgusto. Por fin fue identificado como enemigo y vio trazadoras rojas que se dirigían contra él desde el aeródromo.
Divisó dos aviones de motor radial, que debían haber despegado desde algún aeródromo situado más al sur. Pensó que le habrían descubierto, pero no lo persiguieron, pusieron rumbo al sur.
Viró al oeste y volvió a cruzar la linea de costa noruega a las 11:28. Puso rumbo a Peterhead. Hora estimada de llegada, 13:43. Y ciertamente aterrizó a las 13:43, pero en Dunino, había fallado en la navegación. Allí descubrió que, tras leer en el libro sus intenciones de volar a Noruega, se había barajado la posibilidad de que fuera un desertor, un agente alemán, que hubiera huído para entregar el avión o información secreta, e incluso habían lanzado una patrulla de cazas para buscarlo y derribarlo.
Tuvo suerte de aterrizar en su base habitual, porque fue, obviamente, puesto bajo arresto. Pero al ser arrestado por sus camaradas pudo disfrutar de su escopeta del calibre .22 mientras cazaba conejos.
El 5 de octubre fue liberado de su arresto. Tuvo que escribir dos informes, en polaco e inglés, desde un punto de vista general y desde el de navegación. Los cálculos de consumo habían sido acertados. Cuando llegó le quedaban aún 13 galones de combustible, suficiente para otra media hora más de vuelo. Y si había consumido algo más se debía a los cinco minutos que había usado la potencia de emergencia para tratar de alcanzar a los cazas que pensaba que habían despegado para interceptarle, hasta que se dió cuenta de que se dirigían al sur y que no le habían visto, y puso rumbo a Escocia.
Desde el punto de vista militar, su misión no había tenido ningún valor. No había destruido ningún objetivo relevante. Pero había probado que el caza podía realizar misiones sobre el mar, a 400 millas de distancia.
El 19 de octubre recibió una convocatoria para un consejo de guerra, que se celebraría el 20 de octubre en Londres. El interrogatorio fue cada vez menos tenso, y aunque fue encontrado culpable se le dijo que recibiría una reprobación que no constaría en su hoja de servicio. Tras la reprimenda fue felicitado con un «admiro a los hombres que aceptan la responsabilidad por sus actos, ahora vaya abajo y tómese un trago, se lo ha ganado». De repente su Wing Commander dejó de sentirse avergonzado y empezó a presentarlo al resto como «el que voló a Noruega«. En mayo del 45, mientras estaba de permiso en Croydon descubrió en una charla informal que gracias a su escapadita habían dejado de planear misiones al otro lado del canal y se habían planeado misiones que llegaban hasta el Ruhr, y que los ataques al canal de Dortmund-Ems habían empezado en octubre del 42, poco después de su aventurilla.