Tanto en los libros de historia como en las películas, las fuerzas armadas italianas de la Segunda Guerra Mundial son totalmente denostadas, a menudo se les tilda de lastrar a las alemanas, de falta de valor, de no tener armas adecuadas y en los videojuegos y juegos de mesa siempre reciben los peores modificadores.
En una serie de charlas con Ignacio del Horno, co-fundador de Sandglass Patrol, intentaremos contar su historia real, sin prejuicios, sus puntos débiles y sus puntos fuertes, e incluso sus logros más desconocidos.
Hoy, la primera entrega: su nacimiento.
pd: Si la intro y la despedida os son familiares, que no os sorprenda. En un ejercicio de nostalgia podcasteril he hablado con Javier Lago para pedirle permiso y utlizar la introducción que hizo para el que, si no recuerdo mal, fue el primer podcast español sobre aviación: Remove Before Flight RBF podcast.
No fue la primera gran travesía de aeronaves de la Italia fascista, pero sin duda fue la más famosa.
En un tiempo de paz en el que la Italia de Mussolinni era aún admirada como modelo de civilización y progreso y freno a la barbarie bolchevique, la fuerza aérea bajo el mando de Italo Balbo, se convirtió en el escaparate de la modernidad.
No podía faltar en las conmemoraciones de los 10 primeros años de fascismo en Italia. El plan inicial era que una gran formación diera la vuelta al mundo en 1932, pero la invasión de Manchuria dio al traste con el gran sueño.
Hubo que rehacer planes, que requerían viajes y observaciones meteorológicas, por lo que el vuelo conmemorativo se retraso hasta 1933.
El objetivo ahora era ser la primera gran formación de aviones capaces de cruzar el turbulento y traicionero Atlántico Norte.
En 1933, cuando era aún muy raro para una persona normal el ver un avión en el cielo, la gran formación de hidroaviones Savoia Marchetti S.55, se convirtió en todo un acontecimiento.
En el verano de 1933, iniciaron su gran empresa.
Sobrevolaron los Alpes con rumbo a Holanda y de allí a las islas británicas, siendo recibidos como héroes allá donde amerizaban.
Justo a su llegada a Derry, sufrieron la primera baja mortal, perdiendo uno de los aparatos eb el accidente.
De allí, salieron hacia Islandia, donde permanecieron un tiempo en espera de las condiciones meteorológicas idóneas.
Es de reseñar que, para cruzar el Atlántico norte, usaron la muy novedosa e inteligente idea de usar el barco «Alice» anclado en Terranova como radiofaro y base de reaprovisionamiento al igual que un par de submarinos y dragaminas como balizas intermedias.
Aún así, el viaje no careció de sobresaltos.
En medio de una espesa niebla, se perdió el contacto con el hidro de Nannini. Tras unas horas de angustia, se descubrió que tan solo se le había averiado la radio y estaban sanos y salvos.
El viaje triunfal tuvo escala obligada en Chicago donde se celebraba la exposición universal aquel año.
Se reunieron 100.000 personas en el homenaje a las tripulaciones durante el cual se inauguró un monumento a Cristobal Colón (con inscripción conmemorativa al vuelo) y se nombró jefe Sioux a Italo Balbo con el nombre de «Águila Victoriosa».
El vuelo de vuelta fue menos multitudinario pero igual de victorioso. Al despegar de las Azores sufrieron la segunda víctima mortal, que no conocieron hasta llegar a Lisboa. La única ciudad que suspendió los actos en señal de luto.
El crucero aéreo de la década fue una hazaña que abriría camino a las rutas aéreas comerciales del Atlántico Norte.
En 1973, 58 supervivientes de las tripulaciones originales de 1933 fueron homenajeados de nuevo en la ciudad de Chicago.
Sin duda, fueron parte de uno de los episodios más notables (y más olvidados hoy día) de la historia de la aviación.
Incluso los hermanos Marx los parodiaron en su famosa película » Una noche en la Ópera». Aunque en realidad, de todos ellos, solo Balbo lucía una gran barba…
En los años 30 se produjeron una serie de biplanos de entrenamiento que son icónicos, como las De HavillandMoth británicas, las Bücker alemanas, el Caudron Luciolefrancés o el Stampe-Vertongen SV.4 belga. En Italia fue el Caproni 100 Caproncino.
El origen está en un concurso de 1928 convocado por Italo Balbo para el diseño y construcción de un entrenador básico. Se presentaron varios diseños, pero el ganador fue el de Caproni, básicamente una De Havilland DH.60 Moth modificada, con un ala inferior de mayor envergadura y una cola distinta. Los prototipos volaron todos en una competición en 1929. El prototipo del Ca-100 voló a finales de 1928. Se construirían unas 600 unidades del modelo, de las cuales sólo 25 serían la versión hidroavión.
Y éste es el que podemos ver en vuelo en el lago de Como, en su aeroclub. Fue rescatado y restaurado por Gerolamo Gavazzi. Y, se dice, que este avión de 1929 es el hidroavión en activo más antiguo del mundo. Y hace las maravillas de los socios del aeroclub, y alegra la vista a los aerotrastornados del lago.