Vídeo desclasificado sobre la búsqueda de la bomba de Palomares

La bomba nuclear B28RI, recuperada desde 870 m de agua, en la cubierta del USS Petrel. Foto de Wikipedia

Película desclasificada, parece ser que recientemente, presenta el esfuerzo para limpiar el accidente de bombardero nuclear de 1966 en España.

Operación Chrome Dome, iniciada en 1960 fue uno de los programas de alerta global llevado a cabo por la USAF durante la Guerra Fría. El programa consistía en varios B-52 Stratofortress armados con armas termonucleares con objetivos asignados en la Unión Soviética, volando de forma casi constante, lo que garantizaría gran cantidad de aviones en el aire para reaccionar contra la URSS, en el caso del estallido de la Tercera Guerra Mundial.

El primero de los mayores accidentes de Chrome Dome tuvo lugar en una el pueblo pesquero de Palomares. El 17 de enero de 1966, despegó un KC-135 para reabastecer a un B-52 que había volado desde Carolina del Norte, había recorrido el Mediterráneo, repostado en el aire, y ahora necesitaba combustible para regresar a EEUU.

Pero el bombardero se aproximó demasiado rápido a la sonda de repostaje, ensartándose en la pértiga y provocando un accidente, y la caída de las bombas, ocasionando un Broken Arrow en España.

El evento es suficientemente conocido y está suficientemente bien documentado como para hacerlo nosotros también en este blog.

Pero sí nos gustaría traeros este vídeo que ha subido recientemente a Youtube el Archivo Nacional de Seguridad de USA.

El reportaje comienza con el relato de una Broken Arrow, un accidente provocado por la colisión de un bombardero B-52 y un cisterna KC-135 durante una operación de repostaje frente a la costa mediterránea con siete tripulantes muertos.

Cuatro armas nucleares, B-28, estaban esparcidas sobre el terreno de un país aliado. Una se encontró intacta y la otra se perdió en el Mediterráneo durante semanas. Dos bombas fueron destruidas durante el choque, con sus explosivos de alta potencia detonando al contacto con el suelo; según el narrador, no había peligro de una explosión nuclear debido a las salvaguardas incorporadas no especificadas. (Sin embargo, poco después del accidente, un comité asesor de la Fuerza Aérea recién constituido apoyó medidas para reducir aún más estos riesgos).

Este fue el primer accidente que produjo una contaminación significativa del suelo, con fragmentos de plutonio esparcidos en 263 hectáreas alrededor del pueblo de Palomares. Los «puntos calientes» estaban ubicados cerca de los cráteres causados por las detonaciones de los explosivos de alta potencia.

Para localizar las armas y luego limpiar el desastre radioactivo, un Equipo de Control de Desastres de 100 miembros apoyado por al menos 700 miembros de la Fuerza Aérea trabajó durante tres meses. En el proceso, el equipo lavó y pintó todos los edificios en Palomares que tenían rastros de contaminación, mientras cortaban y quemaban las verduras contaminadas. Para convencer a los aldeanos y agricultores de que la contaminación no había destruido sus cultivos, los EE.UU. compraron toneladas de tomates cultivados localmente, que luego se lavaron y cocinaron de manera segura y se sirvieron al ejército de los EE.UU. El equipo estadounidense llenó unos 5.000 bidones de 55 galones con material contaminado, los soldó y los envió a un «cementerio» de la Comisión de Energía Atómica cerca de Aiken, Carolina del Sur. Se arrojaron 90700kg adicionales de restos no contaminados del bombardero y el cisterna en las profundidades del Océano Atlántico lejos de las rutas de navegación.

Al representar una relación “armoniosa” entre la USAF y el gobierno español, la película no menciona que hubo serios desacuerdos sobre los procedimientos de descontaminación, que se analizan en la historia del incidente del Departamento de Estado. También se pasa por alto el interés mutuo de Estados Unidos y España en tratar de acelerar la limpieza para no interferir con la industria turística. Una de las razones por las que EE.UU. optó por enviar material contaminado a Carolina del Sur fue para evitar la creación de un «vertedero nuclear» o un «monumento» que proporcionaría la esencia de las campañas políticas de los opositores a EE.UU. y activistas antinucleares.

La película muestra que parte del personal involucrado en las operaciones de limpieza usaba prendas especiales y máscaras quirúrgicas, pero muchos no. Las medidas de seguridad fueron “al azar”, según la historia más reciente del accidente. Eso ayuda a explicar por qué, desde el momento de la limpieza, se han planteado dudas sobre los riesgos para la salud de los aldeanos y el personal de la Fuerza Aérea.

Un estudio de 2019 realizado por Jan Beyea y Frank von Hippel encontró que la exposición del personal militar a la radiactividad en Palomares se había evaluado incorrectamente y que aquellos que habían sufrido leucemia o cáncer de hígado, huesos y pulmón merecían una compensación. Otro estudio planteó dudas sobre si EE.UU. había actuado con la diligencia debida para eliminar el plutonio y otros residuos radiactivos del campo. En respuesta a esa preocupación, el secretario de Estado John Kerry y el ministro español de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, firmaron en 2015 un acuerdo (o, más precisamente, una declaración de intenciones) para que Estados Unidos complete la limpieza y “almacene la tierra contaminada en una ubicación adecuada en los Estados Unidos”.

La Administración de Veteranos ha negado en muchos casos los reclamos por discapacidad de los veteranos de Palomares que informaron efectos adversos para la salud, lo que llevó a la presentación de una demanda en 2021. En 2022, el presidente Biden anuló efectivamente la denuncia al firmar la Ley PACT para garantizar el acceso a la compensación por discapacidad. y beneficios de atención médica para veteranos que estuvieron «expuestos a humos tóxicos y radiación [y desarrollaron] condiciones médicas relacionadas».

Y ya que estamos, seguimos con este otro vídeo relacionado, que también se ha subido recientemente a Youtube.

Este trozo película muestra los esfuerzos para localizar las armas nucleares, incluida una que se perdió en el Mediterráneo durante meses, y la limpieza de material radiactivo. Los equipos de búsqueda trataron de localizar la Carpeta de la Misión de Combate pero descubrieron que había sido destruida.

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Stampe Vertongen SV 10: un caza pesado/bombardero biplano

Jean Stampe se formó como piloto militar durante la Primera Guerra Mundial. Desde 1916 realiza salidas, incluso llevando al Alberto I como observador sobre el campo de batalla. Coninuaría volando para el rey hasta su muerte.

En 1928, Renard, el diseñador preocupado de Stampe y conocido en este blog por su avión presurizado de los años 30, dejó la firma Stampe et Vertongen para fundar su propia compañía aeronáutica.

Stampe, por recomendación de su hijo Leon Stampe, fichó para sustitiur a Renard al ingeniero ruso George (Yury) Ivanov. El primer avión de Ivanov aparentemente fue el SV-3. Su último desarrollo sería el SV-10, nacido por una petición de la Aviación Militar Belga.

En 1934, la Aviación Militar belga había concebido un plan para equipar sus escuadrones de bombardeo con bombarderos medios ​​altamente armados. Dos fabricantes de aviones belgas no dudaron en diseñar una máquina de este tipo.

Uno de ellos fue LACAB, que presentó su GR.8.

El otro fue Stampe & Vertongen. El bimotor SV-10 fue una creación de George Ivanow, el ingeniero de la casa. Léon Stampe, hijo de Jean Stampe y sargento piloto de reserva en la Aviación Militar, sería el piloto de pruebas.

Estaba diseñado como avión multipropósito: caza pesado, reconocimiento y bombardero. Estaba movido por dos Gnome Rhone 14 Krsd radiales de 780 hp (800, según otras fuentes). Su tripulación estaba compuesta por el piloto, un artillero de morro/bombardero y un artillero de cola que manejaba dos ametralladoras. Desconocemos cuál de los dos artilleros hacía las labores de navegante y radio. La velocidad máxima estimada era de 350km/h. Iba armado con un cañón de 20mm, cinco ametralladoras de 7.5mm y podía transportar hasta 600kg de bombas.

El primer vuelo fue el 4 de octubre de 1935.

En la tarde del sábado 5 de octubre, Léon Stampe e Ivanow despegaron para un segundo vuelo, ahora ya con escarapelas belgas decorando el avión.

El despegue transcurrió sin problemas y el bombardero subió a una altura de 1000ft/300m. Después de dar un amplio viraje de 180°, voló lentamente sobre el aeródromo.

Pero de repente el SV-10 comenzó a girar hacia la izquierda. El piloto corrigió rápidamente, pero la aeronave volvió a girar casi de inmediato y se lanzó al suelo a una velocidad vertiginosa. Primero cayó sobre el techo de una casa en Aeszaklaan te Borsbeek, luego golpeó un árbol, derribó un muro de siete metros de largo y finalmente se estrelló contra unos árboles en el jardín del edificio mencionado. Tanto el piloto como el ingeniero jefe, que iba a bordo, murieron. El desarrollo posterior fue abandono.

Dos calles en las cercanías del aeropuerto de Amberes llevan el nombre de George Ivanow y Léon Stampe. Ahora descansan uno al lado del otro en el cementerio de Sint-Rochuskerkhof en Deurne. Ambas placas de identificación de sus lápidas se conservan en el Museo Stampe & Vertongen en el aeropuerto de Amberes-Deurne.

Fuentes

Roll-Out (presentación) de la réplica del primer autogiro que voló hace cien años

Hoy hemos estado en la presentación de la réplica del autogiro C.4 en el aeródromo de Camarenilla.

Ya sabéis que en enero volaba por primera vez en Getafe un autogiro, hace cien años. Y esta es la iniciativa de un grupo de constructores amateur que han decidido rendir homenaje a Juan de la Cierva y celebrar así el Centenario del Autogiro.

Durante la mañana han presentado la réplica y explicado el proceso de creación de la misma, así como los principales retos que ha supuesto su realización y que supondrán su vuelo.

No existen planos del C.4, aunque sí de otros modelos posteriores, así que todo el trabajo se ha tenido que hacer basándose en modelos posteriores y fotografías.

Se ha cuidado al máximo todos los detalles, incluso el tablero de mandos. Aunque no se han podido encontrar instrumentos exactos de la época, en especial el indicador de resbale o «bola», se ha intentado que el cuadro de mandos sea lo más representativo posible de un autogiro de 1923.

De momento es un Rotax 912 de 80hp el que da vida a este autogiro, aunque hay planes para, en un futuro, dotarle de un motor radial, más similar estéticamente al rotativo que montaba el C.4.

Y en cuanto al primer vuelo, las principales dificultades son dos. Y es que hoy en día los autogiros son todos, o casi todos, tren triciclo, así que volar un patín de cola es algo poco común. Y por otro lado, hoy en día todos los autogiros son de mando directo, esto es, se controlan mediante la inclinación del rotor, mejora introducida a partir del C.19, mientras que el C.4 conserva los mandos clásicos de un avión, alerones para alabeo y timones de profundidad y de dirección en el empenaje. Así que aunque Fernando Roselló, piloto del autogiro, sea un experto piloto en estas aeronaves, va a volar un autogiro que no se parece en nada a ninguno de los que ha volado hasta ahora.

No ha llegado a volar, tan solo un par de carreteos y prelanzar el rotor, aunque no hemos hecho vídeo del prelanzamiento, había tanta gente al rededor que no se hubiera visto gran cosa… sin embargo sí hemos hecho una buena sesión de fotos que esperamos que disfrutéis.

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El día que al Tu-4 le creció otro avión en el ala

Los aviones que se utilizan como banco de ensayos suele terminar con apariencias un tanto peculiares, como por ejemplo ocurrió con el B-17 con cinco motores, o el Gloster Meteor con hélices. En otras ocasiones al avión le pueden crecer motores en la parte trasera del fuselaje. Y en otras, como en ésta, les crece casi un avión entero nuevo.

La imagen procede de esta web, donde un modelista explica paso a paso cómo crear la maqueta a partir de la de un B-29 y un Tu-91, hay más imágenes del mismo maquetista en Britmodeller

El Tupolev Tu-4LL, ya sabéis que el Tu-4 es una copia sin licencia del B-29, era un bombardero que se estaba usando como banco de ensayos de motores. En él probaron los soviéticos motores como el reactor Mikulin AM-3, los turbohélice Ivchenko AI-20, Kuznetsov NK-4 y Kuznetsov 2TV-2F.

Y también probaron el motor y el fuselaje del Tupolev Tu-91. El Tu-91 es el equivalente a los Bréguet Alizée, Fairey Gannet o Short Seamew, un avión de lucha antisubmarina embarcado, concebido en la época en la que los aviones a pistón habían cantado ya su canto del cisne, pero las hélices eran necesarias para despegar desde los portaaviones.

Posiblemente el primer simulador de vuelo recreativo de la historia

Si recordamos la entrada reciente acerca de los simuladores de vuelo, uno de los primeros conceptos de diseño se basaba en un avión cautivo, articulado sobre una rótula esférica o una junta universal, para permitirle los giros en los tres ejes (cabeceo, alabeo y guiñada).

Vídeo de 1919 mostrando el simulador

El Piloteur o sistema de Lender & Heidelberg incluía, además, un un motor de aire comprimido que movía una hélice que, a su vez, se encargaba de soplar con suficiente fuerza los timones como para tener mando aerodinámico del avión. Así se basaba en los mismos principios que los anteriores, solo que incorporaba su propia fuente de viento.

Fue patentado en 1917 por el teniente Lender y por Paul Heidelberg. Aunque se presentó al Comité Técnico de Aeronáutica de la Dirección de Invenciones de Francia, no se empezó a utilizar hasta después de la guerra, realizándose las primeras experiencias en 1920.

Y nos atrevemos a decir que fue, posiblemente, el primer simulador de vuelo recreacional, puesto que fue instalado en las galerías parisinas Lafayette para disfrute del personal.

Fuentes