Hay aviones que son muy tolerantes al daño. Son duros de roer, y sus pilotos lo agradecen. No son pocos los aviones que han aterrizado sin un trozo de cola, como aquél DC-3 embestido por un Zero, o el B-52 que perdió todas las superficies verticales en vuelo (publicado en este blog como EL b-52, lo mejor que he volado, incluso sin cola). También se han hecho ensayos con UAVs para comprobar si perdiendo grandes porciones de ala, sus sistemas de control automático pueden estabilizarlos y hacerlos volver a base, como los ensayos de Rockwell Collins (y [ 2 ]). Incluso el B-17 es conocido por volver con sus tripulaciones más o menos enteras a casa, pese a los graves daños de combate sufridos. Y el F-14, como el resto de los cazas embarcados de Grumman, y el F-15, estándentro de estos pájaros que pueden llevar a casa al piloto, a pesar de haber sufrido graves daños.