Marcel Leyat es más conocido por sus coches Hélica, propulsados por una hélice, tan parecidos a un raro avión sin alas que se ganaron un huequecito en el libro de Aviones Bizarros.
Menos conocido es Leyat como pionero de la simulación aérea.
Si ahora es indispensable el uso de simuladores para facilitar el aprendizaje de vuelo de una forma segura, ¡imaginad antes de la Primera Guerra Mundial, cuando no había aún aviones doble-mando!
Leyat había construido y hecho volar algunos planeadores. Y así había comprobado lo difícil que podía ser no sólo volar, sino transmitir esos conocimientos de forma segura. Así que se decidió a construir un simulador de vuelo totalmente funcional.
Básicamente es una aeronave cautiva remolcada por un coche. El avión no abandona nunca el suelo. Y en vez de montar la aeronave sobre una rótula en un túnel aerodinámico, monta el avión, articulado, sobre un remolque. Al alcanzar la velocidad adecuada los mandos aerodinámicos se vuelven totalmente fucionales, y el piloto puede practicar sin dejar el suelo.
En algún momento de la historia el simulador se pierde, y tan solo quedan de él tres fotos. Lane Motor Museum lo ha reconstruido y lo ha puesto «en vuelo». Os dejamos aquí los vídeos.
En la Segunda Guerra Mundial los ejércitos habían aprendido el valor de las pequeñas aeronaves STOL capaces de aterrizar virtualmente en cualquier sitio y realizar todo tipo de misiones, enlace, correo, aero taxi, dirección de artillería, introducción y extracción de personas tras las líneas enemigas, operando desde pistas no preparadas, colgadas de cables, o desde improvisadas plataformas de despegue sobre lanchas de desembarco… Para los alemanes el caballo de batalla fue la Fi-156 Storch, para los británicos y estadounidenses, numerosas aeronaves de origen civil diseñadas en los años 30, los L-birds, donde L viene de liaison, enlace.
Y precisamente porque el USAAF, que se convertiría en USAF, había comprobado lo valioso de estos aparatos, en la inmediata postguerra quiso hacerse con uno diseñado específicamente, en lugar de reaprovechar los que había en el mercado civil. La elegida sería la Cessna L-19/O-1 «Birddog», que incorporaba soluciones de la civil C-170. La que se quedó por el camino sería la Boeing L-15.
La L-15 fue la última avioneta diseñada por Boeing. Y el último avión de pistón también. El diseño es poco convencional, y precisamente orientado a todo lo que se espera de una aeronave de este estilo. El poco habitual diseño del tren de aterrizaje patín de cola permite una relativa buena visibilidad hacia adelante, en comparación con los diseños patín de cola tradicionales. La doble deriva que cuelga de la cola, situada al final de un botalón elevado, está diseñada de tal modo que no obstruya la visibilidad del tripulante de la cabina trasera. Además su ala, con grandes flaperones tipo Junkers y aerofrenos, más su motor Lycoming O-290-7 de 125HP, le dan una capacidad STOL considerable.
El avión tiene una cabina muy cómoda, bien distribuida. Su manejo a baja velocidad es impecable. A plena potencia y todo el flap desplegado tiene una velocidad de pérdida ¡de 18mph! (~30km/h) Cuando vuelo solo a 20mph (~32km/h) de indicada estamos en el aire. El mejor ángulo de trepada lo consigue a 37mph (~60km/h). Algo así como un helicóptero, no creo que se haya diseñado una plataforma de observación mejor. Algo difícil con viento cruzado
Keit Brunquist, piloto y propietario de la última L-15 en vuelo
El crucero es de 100mph (160km/h). Y con esas características de vuelo lento, si hay mucho viento cruzado ¡tal vez sea mejor olvidarse de la pista y aterrizar directamente encarado al viento!
Entre 1946 y 1949 Boeing construyó en su planta de Wichita 2 prototipos XL-15 y diez aparatos de pre-producción YL-15. Finalmente el USAF se decantó por la L-19, de diseño mucho más convencional, y Boeing logró vender los aparatos a la división de Alaska del Servicio de pesca y vida silvestre.
El avión podía ensamblarse y desensamblarse rápidamente. Los folletos decían que cinco montadores podían hacerlo en 45 minutos. Y de hecho se podía transportar hasta cuatro de ellos dentro del C-97.
También decía Keith que posiblemente se quedaron con la más convencional L-19 por ser más sencillo hacer la transición a esa aeronave que a la L-15.
El Valkyrie había nacido para ser el bombardero definitivo, volaba tan rápido y tan alto que nadie podía interceptarlo. Pero de todos es sabido que ante un arma revolucionaria no tarad en aparecer la contramedida. Y los soviéticos desarrollaron dos, un caza que podría interceptarlo (MiG-25) y misiles que podían derribarlo. Unido ello a que se pensó que los misiles balísticos intercontinentales harían inútiles a los bombarderos, y a a uno de los accidentes aéreos más conocidos, el avión seguiría el mismo destino que su cohetáneo TSR.2: ser cancelado.
No obstante en este vídeo que han subido al canal de Periscope Films podemos observar el primer vuelo, y el primer reventón de neumático. También dicen los de Periscope que se puede observar en este vídeo el primer vuelo supersónico, y que se observa en la pintura desgastada.
Para acbar, y para los que no conocieran el accidente que destruyó uno de los prototipos del Valkyrie, fue grabando un vídeo con fines publicitarios, un F-104 de la Nasa colisionó contra él.
Siguiendo con nuestra serie de ¿Cómo de bajo puedes volar?… Ha habido varios pilotos que han atravesado por debajo la torre Eiffel, y varios que lo han hecho bajo el Arco del Triunfo de París. Pero la primera vez fue en 1919. El 14 de julio de 1919 se realiza un desfile de la victoria, por el fin de la Primera Guerra Mundial. Y sin embargo se prohibió que en ese desfile participaran aviones. Los aviadores, considerando esto una afrenta, reunidos en Fouquet’s decidieron que fuese Jean Navarre el que atravesara el Arco del Triunfo. Sin embargo murió antes de tiempo. Tomaría el relevo Charles Godefroy, que ensayaría pasando con un Niuport 11Bébé bajo un puente. Tras realizar su cabriola, perdería su licencia de vuelo. Suponemos que el piloto español Jacobo Fernández Alberdi estaba al tanto de esta peripecia y decidió imitarla en México para pedir matrimonio a su novia.
En 1991 robarían una CAP 10 en un aeroclub cercano a París y realizarían un vuelo pasando por debajo de la Torre Eiffel, primero, y por debajo del Arco del Triunfo, después. La aeronave la encontraron abandonada y nada se supo del piloto. ¡Y de este no hemos encontrado vídeo!
Hace años que veníamos diciendo que el realismo de los simuladores de vuelo era suficiente como para poder realizar buenos documentales. Pues éste, sobre el I153 o I15ter es la prueba.