
Si nos ponemos ñoños en Navidad con postales clásicas aerotrastornadas, ¿por qué no hacerlo también en San Valentín, con lo chula que es esta postal?
Si nos ponemos ñoños en Navidad con postales clásicas aerotrastornadas, ¿por qué no hacerlo también en San Valentín, con lo chula que es esta postal?
Un vídeo de Alejandro Irausquin en Facebook nos puso sobre la pista de este helicóptero-coche. ¡Vamos a por él!
Helikopter Technik Wagner, formada por Josef Wagner, diseñó una serie de helicópteros durante la década de 1960. Los primeros prototipos eran máquinas bastante rudimentarias, pensadas para ensayar y pulir el concepto de helicóptero con rotores contrarrotatorios coaxiales.
Wagner produjo los helicópteros “sin par” (por los rotores contrarrotatorios). Básicamente chasis tubular que lleva el motor y el sistema de rotores, que podía ser carenado de muchas formas distintas, instalando una variedad de cabinas o equipos para cumplir diferentes funciones.
Los prototipos del Sky-Trac 1 (D-HAJE) y Sky-Trac 3 (D-HAJI) se exhibieron públicamente por primera vez en el Salón Aeronáutico de Hannover en mayo de 1966, habiendo volado el primero por primera vez en julio de 1965. Ambos estaban animados por motores de pistón Franklin. El Sky-Trac 1 era un monoplaza, cuyo carenado sólo cubría la cabina, siendo la parte trasera abierta. El Sky-Trac 3 un triplaza totalmente carenado, a excepción de la zona del motor, situada tras el mástil de los rotores. El Sky-Trac 3 podia levantar cargas que igualaban su masa, 700 kg. La cabina, modular como ya se ha comentado, podía acomodar una camilla y un asistente médico además del piloto, o tres pasajeros, o ser cabinado para uso agrícola y equiparse con barras rociadoras y una cisterna para 650 litros de productos químicos líquidos.
Los Sky-Trac, en general, y al no necesitar rotor de cola, eran diseños muy compactos.
A partir de estos helicópteros, desarrollaría el Rotorcar III. Basado en la modularidad que se ha descrito, convirtió uno de sus diseños biplaza en un helicóptero-coche, con cuatro pequeñas ruedas, totalmente carenado y con una cola en la que montaba un timón, y dos de las ruedas. La cola daba al piloto mando aerodinámico para virar en vuelo de avance.
El Rotocar III se convirtió en el Aerocar, cuyo prototipo voló en 1965. Construyó un prototipo (D-HAGU), propulsado por un motor Franklin 6AS-335-B de 260 hp. Seguía con el sistema de rotores coaxiales contrarrotatorios, pero estaba totalmente fuselado y tenía doble cola. Tenía una cabina de 4 asientos, dos colas y cuatro ruedas de carretera accionadas hidráulicamente desde el motor Oredon IV montado detrás del pilón del rotor. Llegaría a estar motorizado por un turboeje de la compañía francesa Turbomeca.
Después de un extenso trabajo de desarrollo, los diseños de Wagner pasaron a una nueva empresa, Helikopter Technik Munchen (HTM) en 1971.
HTM abandonó el Aerocar, pero continuó con el desarrollo de los helicópteros. Construyó un nuevo prototipo, el FJ-Sky-Trac (D-HHTM), en configuración biplaza, como helicóptero utilitario con motor Lycoming IO-540 de 260 CV. Todavía tenía el sistema de rotor coaxial, pero se rediseñó ampliamente para adaptarse al nuevo diseño del motor y la cabina.
Después, HTM pasó a construir dos ejemplos del HTM Skyrider (D-HTMS y D-HHTF) que volvieron a la configuración del Sky-Trac con una cabina de cuatro asientos y una carena completamente cerrada. El Skyrider era una máquina atractiva con un tren de aterrizaje de patín y cola en V, que comenzó las pruebas de vuelo el 21 de febrero de 1974.
Desafortunadamente, HTM se vio obligado a abandonar los desarrollos por falta de fondos.
Y ya sabéis, si os ha gustado la entrada, ¡seguidnos!
Fuentes
En las charlas de café -sí, tomamos café con gente un tanto peculiar-, o en las de hangar, es una de las preguntas que surgen de vez en cuando. ¿Por qué el avión del futuro se dibuja como un ala volante o un BWB y sin embargo seguimos volando en aviones tipo tubo?¿Y por qué los desarrollos más inmediatos, como el de Boeing y la NASA o Embraer, siguen siendo tipo tubo?
Vamos a dar todas las razones que se nos ocurren:
Así que, desde nuestro punto de vista, lo más normal será que al menos a corto y medio plazo continuemos volando en aviones con fuselaje tipo tubo, y que las alas volantes y BWB queden para aviones militares y aviones no tripulados.
Y ya sabéis, si os ha gustado la entrada, ¡seguidnos!
Ya sabemos que para hoy os habíamos prometido algo que se salía totalmente de lo habitual, una charla con el autor del que posiblemente sea el único poema que gira entorno a un autogiro, y que además tiene forma de autogiro, porque es un caligrama. Pero la actualidad manda… así que el episodio más literario del programa tendrá que esperar a la próxima entrega, dentro de dos semanas.
¿Cuál es esa actualidad que manda? Pues que ni más ni menos una periodista del Financial Times dice, en un artículo que hemos conocido por The Local, que el aeropuerto madrileño es el peor del Mundo. Y después de haber viajado, y haber tenido penosas experiencias en otros aeropuertos, esta aseveración nos parecía como poco cuestionable. Y más sabiendo que en diciembre se listaba este aeropuerto como el 12º mejor del mundo. Así que hemos tirado de contactos y hemos invitado a Miguel Sánchez, consultor especializado en aeropuertos y con amplia experiencia, nacional e internacional, a analizar los hechos que expone la periodista del Financial Times. ¿Es el aeropuerto Madrid-Barajas Adolfo Suárez el peor del Mundo?
El podcast se puede enontrar en Amazon Music, Apple Podcast, Google Podcast, Ivoox, Spotify
pd: Si la intro y la despedida os son familiares, que no os sorprenda. En un ejercicio de nostalgia podcasteril he hablado con Javier Lago para pedirle permiso y utlizar la introducción que hizo para el que, si no recuerdo mal, fue el primer podcast español sobre aviación: Remove Before Flight RBF podcast
Y ya sabéis, si os ha gustado la entrada, ¡seguidnos!
Cuando hablo de las pioneras siempre digo que la más conocida de todas es Amelia Earhart, pero que hay todo un grupo de mujeres desconocidas que pueden ser igual o mucho más inspiradoras que Amelia. De hecho, personalmente, creo que Amelia no es ni mucho menos el mejor ejemplo de entre todas ellas, y creo que mujeres como «Elsie» McGillis, Marie Marvingt o «Bessie» Coleman tienen vidas más interesantes e inspiradoras.
Elisabeth «Bessie» Coleman nació en 1892 en Atlanta, Texas, era la décima hija, de trece, de madre negra y padre de ascendencia cheroqui. Mujer, mestiza, y nacida al final del siglo XIX en Estados Unidos, donde el racismo y la segregación no sólo eran generalizados, sino promovidos por la propia ley, lo tenía todo para ser arrinconada, ninguneada, olvidada.
Y, sin embargo, sería la primera mujer negra en obtener la licencia y volar en Estados Unidos, aunque para obtenerla tuviera que emigrar a Francia, siguiendo los pasos de Eugene Bulard.
Vivía con la familia en una casa pequeña, con una sola habitación -algo que si pensamos en nuestros antepasados no era tan extraño tampoco en nuestro país entre las clases con menos recursos-, y caminaba 6km para ir al colegio, segregado, claro. En época de recolección de algodón tocaba ayudar a la familia -igualmente, nada extraño, en España también había y hay niños y jóvenes de las familias más pobres que en según que épocas faltan a clase para ayudar a los padres-. Destacaba como estudiante, en especial en matemáticas. A los 18 años reunió sus ahorros y se matriculó en la Universidad Colored Agricultural and Normal, en Langston, donde tan solo pudo terminar un curso, al quedarse sin dinero.
En 1915, Bessie llegó a Chicago después de seguir a sus hermanos mayores que se unieron a la Gran Migración. Allí trabajó en una peluquería, haciendo manicuras. Y, también allí, escuchaba de boca de los que habían sido pilotos en Francia, en la Primera Guerra Mundial, sobre el vuelo. Y de cómo en Francia los afroamericanos eran tratados de una forma igualitaria, al contrario que en Estados Unidos.
Después de que su hermano, John, regresara del frente, solía comentar a su hermana acerca de las oportunidades disponibles para las mujeres en Francia, y que no estarían disponibles para ella como mujer afroamericana en los Estados Unidos. Cuando dijo que las mujeres afroamericanas no podrían volar, ella lo tomó como un desafío -¿que no hay huevos?- y respondió: “¡Eso es todo! Lo acabas de decir por mí”.
Coleman le pidió consejo a Robert Abbot, el editor del influyente periódico afroamericano Chicago Defender. En Estados Unidos, en las escuelas de vuelo no eran bien recibidas las mujeres ni los afroamericanos, ¡mucho menos una mujer mestiza afroamericana-cheroqui!. Por ello le aconsejó aprender a volar en Francia.
Coleman siguió trabajando en la peluquería mientras estudiaba francés y ahorraba, con ayuda de la familia y los amigos, para poder viajar a Francia. En Francia fue aceptada en la Ecole d’Aviation des Freres Caudron. en Crotoy. El 20 de noviembre de 1920 abandonaba los Estados Unidos, rumbo a Crotoy. El 15 de junio de 1921 obtenía su licencia de piloto de la FAI, siendo la primera mujer afroamericana en obtenerla. ¡Ya podía volver a Estados Unidos a abrir su escuela de aviación, sin restricciones ni discriminación para nadie!
Al regresar a su país fue noticia en la prensa. Por supuesto, el Chicago Defender se hizo eco.
El 3 de septiembre de 1922, en un Curtiss JN-4D Jenny prestado, en Curtiss Field en Long Island, Coleman realizó el primer vuelo público de una mujer negra en los Estados Unidos. Fue seguido por un vuelo en Memphis, Tennessee, y luego una exhibición triunfal ante una amigable multitud en el Checkerboard Field en Chicago el 15 de octubre. Sin embargo, los vuelos posteriores y las oportunidades cinematográficas no dieron resultado, por lo que a principios de 1923, se fue a California, atraída por una empresa publicitaria, Coast Tire and Rubber de Oakland. Quedaba mucho tiempo para que pudiera vivir de ser piloto comercial. Las mujeres seguían sin ser bienvenidas en las aerolíneas. Tenía que vivir de enseñar a volar en su escuela, y de hacer exhibiciones de vuelo, al más puro estilo barn-stormer.
El primer vuelo público de Coleman en California terminó en accidente. El 4 de febrero de 1923, el motor de su Curtiss Jenny, comprado del excedente militar por $ 400, dejó de funcionar en el despegue, a 300 pies sobre el suelo, y en la subsiguiente toma de emergencia se rompió una pierna. Pasó tres meses en el hospital. Pero volvería a volar
Coleman gestionó un espectaculo, catalogado como «la única aviadora de color del mundo», en Columbus, Ohio.
Pasó un año y medio volando y ahorrando dinero. Bessie partió para una serie de conferencias en teatros negros en Georgia y Florida. Después de dos meses en Florida, abrió un salón de belleza en Orlando para acelerar la acumulación de fondos para iniciar la tan esperada escuela de aviación. Usando aviones prestados, Bessie continuó volando en exhibición y saltando en paracaídas ocasionalmente. Como había hecho a menudo en otros lugares de EE. UU., Bessie se negó a actuar a menos que las audiencias no estuvieran segregadas y todos los asistentes usaran las mismas puertas.
En mayo de 1925, estaba en Houston para una gira por varias ciudades, incluida su ciudad natal, Waxahachie, Texas, donde las autoridades mantenían que entrada al espectáculo tenía que realizarse por dos puertas separadas. Ella se negó: o la entrada se realizaba sin segregación o no volaría en su tierra. Al final el espectáculo se hizo con una sola entrada… pero con blancos y negros sentados separados y bien segregados.
Con el patrocinio de un rico hombre de negocios, Bessie hizo el pago final de su avión en Dallas y lo arregló para que volara a Jacksonville para su próximo compromiso programado para el 1 de mayo de 1926.
El 30 de abril de 1926, en Paxon Field en Jacksonville, Florida, Bessie Coleman realizó un vuelo de prueba, identificando la zona de vuelo para su exhibición del día siguiente, con un mecánico llamado William Wills. Wills pilotaba el avión mientras Coleman se sentaba en el asiento del pasajero, sin cinturón, para poder asomarse por fuera del fuselaje. A unos 3.000 pies en el aire, una llave suelta hizo que el avión picara -¡ay, la importancia del cockpit esteril-. Con el avión en barrena, Coleman se salió de la cabina, muriendo en la caída. Wills murió cuando el avión impactó contra el suelo. Su muerte fue desgarradora para miles de personas en todo el mundo. En su funeral en Chicago, la famosa activista Ida B. Wells-Barnett pronunció su elogio funebre.
American Airlines y Barbie® se asociaron para honrar el legado de Bessie Coleman, la primera mujer negra e indígena estadounidense en obtener una licencia de piloto en 1921. Para celebrar su cumpleaños, los pasajeros que volaron el vuelo AA771 de Dallas-Fort Worth a Nueva York recibieron el nuevo lanzamiento de la muñeca Barbie® Inspiring Women™ Series Bessie Coleman.
Y ya sabéis, si os ha gustado la entrada, ¡seguidnos!
Fuentes