Romme Cycloplane de McCormick (1911) o el primer platillo volante

En los primeros días de la aviación no había ideas preconcebidas sobre cómo debería verse un avión. De hecho, ni siquiera se sabía qué forma debía tener un avión. Y, además, los diseñadores tenían que probar soluciones atrevidas para esquivar las reflejadas en las patentes de los hermanos Wright.

Uno de estos diseñadores fue Romme, con su disco volante Cycloplane de 1911. Básicamente un monoplano con una cabina abierta situada en el centro de la corona circular que formaba el ala. El avión llegaría a tener siete configuraciones distintas, según iba evolucionando el diseño, tras los ensayos en vuelo realizados con cada iteración.

Harold F. McCormick, industrial con un negocio de máquinas cosechadoras, y el millonario, John D. Rockfeller, Jr. decidieron, a finales de 1910, apoyar a un diseñador e inventor neoyorkino, William S. Romme.

En 1910, Romme había ganado el primer premio de un concurso de diseño, por distancia de vuelo, estabilidad y originalidad, con un modelo con forma de corona circular. Era este modelo a escala el que Romme esperaba convertir en un tripulado y así poder diseñar aviones esquivando las patentes de los Wright en el avión. McCormick y Rockfeller formaron una empresa para invertir en los diseños de Romme y explotarlos comercialmente.

Con la financiación de McCormick, el trabajo continuó en Mineola, Long Island.

El primer modelo sufrió un accidente debido al viento en noviembre de 1910, y quedó destrozado.

Se transladó la fábrica a Belmont, Nueva York, donde en abril de 1911 se realizaron algunas pruebas.

Las mudanzas siguieron hasta San Antonio, Texas, donde el avión capotó, ayudado por el viento, tras meter las ruedas en un bache. Romme escapó ileso.

Después de este fiasco, el programa estuvo parado a la espera del motor Gnome.

Mientras tanto, el Aero Club de Illinois inauguró un nuevo campo de vuelo en Cicero, justo al oeste de Chicago. Allí se trasladaron Romme y McCormick. Fue aquí donde el avión fue bautizado como Avión Sombrilla por la revista Aero.

Al mismo tiempo, McCormick contrató a otro ingeniero, recién llegado de la Universidad de Pensilvania, Chance Milton Vought, que se hizo cargo del desarrollo del avión.

Cuando se inauguró oficialmente el campo de vuelo de Cicero, además de los dos aviones (Umbrella Plane y Mustard Plaster) del equipo de Vought-Romme-McCormick, había otros once aviones hangarados allí.

Para el 15 de julio de 1911, los dos aviones McCormick tenían sus Gnome de 50HP instalados.

El 23 de agosto de 1911, Romme realizó el primer vuelo exitoso en el avión sombrilla, alcanzando una altura de 15 pies. Si bien la apariencia no cambió significativamente, las modificaciones realizadas en los controles tras el accidente de Texas fueron muy significativas. Se instalaron superficies de control a cada lado en la parte trasera del ala circular. Los esbeltos timones originales fueron reemplazados por otros de mayor cuerda y menor alargamiento, y se eliminaron las proyecciones centrales triangulares en el ala. El piloto ahora estaba sentado con la espalda contra el montante central y los pies a horcajadas sobre la cubierta cilíndrica que rodeaba el motor Gnome.

La experimentación continuó hasta el otoño de 1911, a veces con éxito, pero los problemas no pararon en el avión sombrilla.

A principios de 1912, la hélice se unió directamente al motor Gnome eliminando el largo eje de transmisión. Se instalaron costillas extra en las alas. Los alerones se movieron hacia adelante. El timón vertical se movió más hacia atrás y el horizontal se eliminó, su función se realizaría deformando borde de salida del ala.

En abril de 1912, Andre Ruel, el piloto de pruebas de McCormick, aceleró el motor al máximo y el avión se levantó del suelo en un corto salto.

Durante los días siguientes, Ruel voló cada vez más alto y durante más tiempo, hasta que alcanzó una altura de 30 pies.

Se hicieron varios cambios menores y los vuelos continuaron en 1912. En marzo de 1913, Max Lillie carreteó con el avión varias veces por el campo, lo que atrajo a unos cuantos espectadores.

En 1913 se decidió parar el desarrollo de la aeronave. Vought, en una entrevista en un periódico a principios de 1913, afirmó que el avión era un «monstruo», y dejó la compañía. Se unió a la empresa de Lillie. Había aprendido más con ese «monstruo» de lo que se podía haber imaginado, y desarrolló muchos años después un avión-platillo volante mucho más conocido:el Vought XF5U Flying Flapjack.

Seis de las siete iteraciones del diseño

Para quien sienta curiosidad por este avión, existe un modelo gratuito para el simulador XPlane 10, que se puede convertir facilmente al XPlane 11 con el editor de aviones.

Fuentes: Vought, Top Secret Writters, Disc Aircrafts

Hoy es el 75 aniversario del primer y único vuelo del Hughes H4 Hércules

Dos de noviembre de 1947. El gigantesco Hércules despegaba dos años más tarde de que hubiera terminado la guerra para la que había sido diseñado.

Durante la Segunda Guerra Mundial la logística aliada, en concreto los grandes envíos de material desde USA a Europa estuvo en entredicho gracias al gran trabajo de intercepción realizado por las «manadas de lobos» de submarinos alemanes.

La solución podía venir de la mano de Kaiser, el industrial tras los famosos Liberty Ship de construcción modular y por soldadura, y de Hughes, el magnate del cine y la aviación.

Si el mar estaba lleno de submarinos alemanes con ganas de cazar barcos cargados de material bélico, lo sobrevolarían en lugar de navegar por él.

De ahí nació el gigantesco Hughes-Kaiser HK-1, posteriormente conocido como Hughes H-4, también como Hércules. Y por Spruce Goose.

El avión se debía fabricar en madera. El aluminio era un material estratégico, escaseaba, y era necesario para aviones de combate de producción en serie. Por eso se decidieron a utilizar laminado de contrachapado encolado en distintas direcciones, como el Mosquito, o como el Deperdussin Monocoque. Básicamente, este material compuesto funcionaba igual que los actuales de fibra de carbono, solo que las fibras de carbono embebidas en una matriz de epoxy eran las fibras de celulosa en la matriz de lignina que componen la madera.

El avión sufrió continuos retrasos debido a los problemas de diseño y fabricación esperables de un avión de ese tamaño, el más grande del mundo de la época, y poseedor de la mayor envergadura hasta la llegada del Stratolaunch; y debido a las intrusiones de Hughes y su TOC en el diseño.

Kaiser abandonaría el proyecto, el avión llegaría tarde y obsoleto, y cuando ya no era necesario. Hughes tendría que llegar a declarar en el senado por los ingresos recibidos durante la guerra y ante las sospechas de que con el Hércules tan solo había estado estafando dinero a los contribuyentes estadounidenses.

El Hércules fue una empresa monumental. Es el avión más grande jamás construido. Tiene más de cinco pisos de altura con una envergadura más larga que un campo de fútbol. Eso es más que una manzana de la ciudad. Puse el sudor de mi vida en esta cosa Tengo mi reputación en etredicho por esto, y he dicho varias veces que si es un fracaso, probablemente me iré de este país y nunca volveré. Y lo digo en serio». –

Howard Hughes hablando ante el Comité de Investigación de Guerra del Senado en 1947.

Finalmente el 2 de noviembre de 1947 el gigantesco avión de casi 98m de envergadura y 400000 libras (181600kg) despegaría por primera y única vez.

Estuvo expuesto en Long Beach, California. Hoy en día es la joya de la corona del museo de Evergreen, en Oregón, donde puede verse expuesto.

[Vídeo] El lenguado volador de Eshelman

Cheston Lee Eshelman es un inventor y aviador estadounidense. Fabricó desde carros de golf a coches para niños y adultos, o barcas a partir de depósitos lanzables de aviones, excedentes de la Segunda Guerra Mundial.

A parte de eso, diseñó y fabricó tres aviones: El EF-100 Winglet, de 1945, con motor Franklin 4AC; de 100HP, bastante convencional (NX41820, NC41894). El FW-5, de 1942, con un Lycoming de 235HP (NX41807, NX41809), y el que nos ocupa en esta entrada, el Eshelman Flying Flounder (lenguado volador) (NX28993), también de 1942.

No hemos encontrado casi datos sobre él, apenas que es un diseño de 1942, y que se probó en Baltimore, Maryland.

Del vídeo sí podemos ver que es un diseño patín de cola, y del diseño podemos inferir que debía ser rápido y ágil en alabeo.

Al menos, ¡podemos verlo en vuelo!

Fuentes: Aerofiles, British Pathé

[Vídeo] Fleet N2Y-1 parásito probando el sistema de trapecio en un dirigible (Portaaviones aéreos 16)

Como era de esperar, antes de convertir el Akron y el Makon en portaaviones volantes con cazas parásitos, había que realizar los debidos ensayos de viabilidad. Y los ensayos se realizaron con un avión de entrenamiento de la Navy, el Fleet N2Y-1 (una variante de la Fleet 1, similar a la Fleet 2 de la FIO). ¡Lo que no esperábamos era encontrar un vídeo de la época!

Primer ensayo de impacto de rayo en una aeronave [1930]

Creo que todos nos hemos preguntado a lo largo de nuestra vida en alguna ocasión si un coche o un avión son seguros en caso de un impacto de rayo.

También creo que, a estas alturas, todos más o menos conocemos el efecto de la Jaula de Faraday y sabemos que estar dentro de una jaula metálica (o recubierta de malla de bronce, en el caso de los aviones de fibra de carbono), es seguro en caso de impacto de rayo.

¿Os imagináis esta misma pregunta en la época en la que volar en avión era algo con lo que pocos humanos podían siquiera soñar? La aviación comercial estaba empezando, aún no se había demostrado su seguridad, los materiales no eran tan conocidos como ahora… ¿Qué pasaría si un rayo impactaba en uno de esos extraños pájaros para transportar humanos?

Esa misma pregunta la planteó Popular Mechanix en una encuesta a 8000 pilotos en 1930.

Muchos respondieron que un rayo no alcanzaría a un avión en vuelo, aunque se sabía que había globos alcanzados por rayos, y los dirigibles habían sido alcanzados en más de cien ocasiones.

El único impacto de rayo registrado del que se tenía constancia en un avión había sucedido durante un vuelo de París a Londres, en el que 14 pasajeros tuvieron un susto de muerte sobre la Picardía: un motor dejó de funcionar por el estado en el que quedaron las magnetos, dijeron adiós a la brújula, perdieron un trozo de revestimiento de tela… y es que no todos los aviones de la época eran semi-monocascos metálicos, estructura que se popularizaría tiempo después, y por tanto no se comportaban como jaulas de Faraday.

Algún piloto decía que aunque jamás había sido alcanzado, sí había volado en tormentas y había sentido como el aire se calentaba tras el paso de un rayo cercano. Otros describían cargas de electricidad estática. Y muchos decían que era el mejor momento para estar en tierra.

Pero todas estas respuestas no dejaban de contener cierta subjetividad mezclada con los sentimientos del piloto en elmomento de la tormenta. Para determinar exactamente qué ocurría si un avión era alcanzado por un rayo, Popular Mechanix optó por realizar un experimento. Y, hasta la fecha, no tenemos noticias de que haya otro anterior, así que posiblemente sea el primer ensayo de impacto de rayo en un avión.

Los ensayos los llevó a cabo un ingeniero llamado A. O. Austin, ingeniero jefe de la Ohiio insulating Co. Se llevaron a cabo con modelos de aviones y aviones reales, motores, globos e incluso barcos de tres o más mástiles.

Los resultados, sin embargo, no los hemos encontrado en Popular Mechanix, sino en Montly Weather Review.

Los vehículos a estudiar se situaron entre un gran condensador electrostático y el suelo. El condensador actuaría como una nube cargada.

Los riesgos que describen son de dos tipos: de electrochoque para los ocupantes y los efectos sobre el vehículo.

Los primeros, que ahora sabemos que en caso de cabina cerrada con revestimiento metálico son nulos, pero en este tiempo de cabinas abiertas y aviones de madera y tela había que considerar

Los segundos los clasificaban como sigue:

  1. Fuego debido al combustible, estructura de madera o revestimiento de tela
  2. Fuego debido a la ignición de gases inflamables
  3. Debilitamiento de partes de la estructura
  4. Fallo en el aislamiento del sistema de ignición
  5. Petardeo en el motor o preignición
  6. Daño en los instrumentos
  7. Daño en los elementos rotatorios del grupo moto-propulsor
  8. Cambios de presión sobre las superficies de mando

Una de las primeras conclusiones obtenidas es que las probabilidades de ser alcanzado no eran las mismas si el vehículo estaba seco o estaba mojado. Los globos secos solían salir indemnes, mientras que los mojados acababan en llamas porque la tela sufría algún daño y el hidrógeno del interior del globo se prendía.

La probabilidad de un impacto directo la juzgaban proporcional al cuadrado de la mayor dimensión característica de la aeronave, aunque variaba en función de la alineación del eje longitudinal de la aeronave.

Respecto a la probabilidad de incendio de la tela, el combustible, o cualquier otra parte, ésta era despreciable en el caso de las aeronaves metálicas: las estructuras reticulares de duraluminio proporcionaba continuidad eléctrica, como hace ahora la malla de bronce en los aviones de fibra, y la tela no ardía. No se podía decir lo mismo en las aeronaves de madera revestidas de tela. Por eso se concluye que una buena forma de protección contra los rayos es aumentar la proporción de metal en la estructura de la aeronave, así como asegurar la conductividad entre las distintas partes.

En cuanto al debilitamiento de la estructura metálica en caso de impacto directo, el efecto del sobrecalentamiento era local, en la zona del impacto, siendo juzgado problemático con algunas aleaciones, cuyas propiedades mecánicas se reducen sensiblemente con la temperatura. Y también hablan de que los efectos son menores cuando la continuidad eléctrica está asegurada.

Las descargas, aparentemente, no tuvieron efectos en las bujías ni el sistema de encendido.

Las brújulas solían quedar inutilizadas por los campos magnéticos generados.

Se observaron daños en la membrana del anemómetro, puesto que algún avión fue alcanzado en el tubo pitot y esto indujo una sobrepresión en la membrana, así que se propusieron formas ya conocidas de proteger de esta sobrepresión. Una vez más la continuidad eléctrica y el efecto de jaula, si los instrumentos estaban en una estructura metálica, ayudaba a su supervivencia.

No se observaron daños en las piezas rotativas, aunque se recomendó poner pletinas de masa para derivar la carga que pudiera llegar a los rodamientos. De hecho, la instalación de estas líneas que aseguran la conductividad y facilitan el paso de la corriente eléctrica también se aconsejaban para proteger la radio o los depósitos de combustible.

En cuanto a los daños para los ocupantes, el que quedó demostrado era la posible ceguera temporal del piloto tras sufrir un impacto de tal luminosidad, así que se recomendaba instalar en los aparatos medios que permitieran un aterrizaje autónomo y seguro en caso de incapacidad del piloto.

Los resultados para los ocupantes de los globos aerostáticos, en general, fueron fatales.

Fuentes: