
La industria aeronáutica turca despierta en mi grandes sentimientos de envidia. Han pasado de cero a casi cien en poco tiempo, y están mostrando una mejora impresionante en la capacidad de diseño y producción de aeronaves autóctonas, no solo pequeños aviones no tripulados, sino también helicópteros, aviones de entrenamiento, cazas, e incluso puntos fieles para esos cazas.
Y si se confirmara la venta de esos cien cazas a otro país, podría empezar a pensarse que la industria está prácticamente madura, realizando no solo el desarrollo sino también la venta de aeronaves complejas a terceros (excluyo totalmente a propósito de estas ventas a terceros países su exitosa industria de UAVs militares).
Por otro lado, a finales de diciembre volaba la segunda versión del Hurkus, su entrenador básico, equiparable en principio a las Pilatus PC-21 que acaba de comprar España.
Y alguno tal vez piense que Turquía aún está lejos de tener la capacidad industrial y el saber hacer de empresas como Airbus… y que no entienden mi sentimiento de envidia. A lo que tendría que responder que es cierto, pero que España ha perdido totalmente esa capacidad de desarrollo de producto completo que está adquiriendo Turquía.
Seguir leyendo