Velero radiocontrol alcanza los 907km/h ¡nuevo récord!

El más rápido, más lejos, más alto, no se limita al mundo de los aviones con motor. Ni siquiera se limita al mundo de los aviones tripulados.

Spencer Lisenby, especializado en los vuelos de alta velocidad con sus veleros no tripulados, ha batido su propio récord al alcanzar los 907km/h con un velero.

Las condiciones en Bird Spring Pass eran idóneas, vientos de 30 m/s (108 km/h) con ráfagas más altas, un día soleado y fresco. Volando su Transonic DP, de 9,2 kg, Spencer Lisenby superó su propio récord de velocidad con 907 km/h (564 mph). El récord anterior de Lisenby fue de 882 km/h. Esto hace que el nuevo récord sea una mejora de casi un 3% con respecto al anterior.

Lisenby también voló su Kinetic DP, más pequeño, de 2 m de envergadura, a 847 km/h (526 mph), lo que le convirtió en el segundo velero más rápido.

Por conveniencia, cuando usamos «dynamic soaring», medimos las velocidades en una parte más lenta del circuito. Si hubiéramos medido en el tramo de abajo en lugar del tramo de arriba, ¡habríamos medido una velocidad superior a 600 mph (960km/h), y tal vez tan alta como 630 mph! (1008) Eso hubiera hecho que el número de Mach máximo hubiera sido del orden de 0,84”.

Spencer Lisenby en New RC Soaring Digest

Fuente. La noticia nos llega a través de Michel Gordillo.

[Podcast] Parece de un monólogo de Gila… pero no

¿Utilizar un caza de última generación, en la época, para llevar cerveza de contrabando desde Reino Unido a Francia?¿Tirar un retrete como una bomba? Estas anécdotas y algunas más te las cuento en este podcast, especial para vacaciones, cortito, y con un poco de humor, para no haceros perder el tiempo en vacaciones y que os centréis más en la playa que en el móvil.

El podcast se puede encontrar en Amazon Music, Apple Podcast, Google Podcast, Ivoox, Spotify

pd: Si la intro y la despedida os son familiares, que no os sorprenda. En un ejercicio de nostalgia podcasteril he hablado con Javier Lago para pedirle permiso y utlizar la introducción que hizo para el que, si no recuerdo mal, fue el primer podcast español sobre aviación: Remove Before Flight RBF podcast

[Vídeo] ¿El número del piloto borracho en 1935?

El número del piloto borracho que roba el avión es un clásico que triunfa siempre. Pero, ¿y si el número fuera mucho más antiguo de lo que pensábamos?

Aunque el vídeo nos ha llamado la atención por la exhibición de Michel Détroyat, volando a ras de suelo, hasta llegar a tocarlo con una sola rueda y casi una de las puntas de plano, con un vuelo alocado, similar al del «piloto borracho», este vídeo es una joya en sí mismo en todos los segundos de su metraje.

Es una exhibición aérea en Villacoublay, un aeródromo en las cercanías de París. En la exhibición podemos ver un par auténticas reliquias ya para la época de la grabación, como el biplano Farman de antes de la Primera Guerra Mundial, o el Bleriot como el primero que cruzó el Canal de la Mancha.

Estos aviones son seguidos de tres autogiros, aeronave de la que estamos celebrando este año su centenario, y que no tenemos que olvidar que efectuaron pruebas con el ejército y la marina franceses.

Continúa la exhibición precisamente con el alocado vuelo de Monsieur Détroyat, y finaliza con una pasada de los bombarderos de l’Armée de l’Air.

Vía @MassiasThanos

Operación «High Jump» para explorar la Antártida

Dakota con JATO y esquíes en la cubierta del Philippine Sea

Introducción

La Marina participó en gran parte de las operaciones de vuelo de las Aleutianas y los R4D (designación que recibía la variante militar del DC-3 en servicio con la US-Navy) estuvieron sujetos a condiciones climáticas de 50 bajo cero, donde la exposición al agua salada causó problemas en el motor, el fuselaje, el revestimiento y el sistema hidráulico. El aceite se volvió tan espeso como la melaza, la grasa se congeló y las mangueras de goma cristalizaron, haciéndose añicos como el vidrio. Pero las tripulaciones aprendieron a preparar para el invierno al robusto Douglas y siguió volando.

Los R4D mantuvieron el flujo de suministros a Alaska a pesar de las condiciones climáticas severas. Para enero de 1945, operaban un servicio de transporte entre Fairbanks y Point Barrow, Alaska. En un mes movieron un cuarto de millón de libras de carga. En otra operación, los R4D descargaron más de un millón de libras (113500kg) de carga en un período de tres meses en un lago congelado de 3000 pies de largo y 125 pies de ancho.

Unos años más tarde, los R4D de la Marina aterrizaron en «Little America IV» en la Antártida. Estaban completamente preparados para el clima gélido debido a lo que habían aprendido en las Aleutianas. Estaban preparadospara la operación High-Jump.

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La Guajolota: “simulador” mexicano de 1914

Guajolota mexicana fabricada a partir del biplano Sonora

Los franceses con los roleurs y los estadounidenses con los penguins entrenaban a los pilotos en tierra. Y los mexicanos lo hacían con las Guajolotas.

En 1915 no había aviones doblemando. Había que aprender en aviones monoplaza. Y se idearon toda suerte de proto-simuladores de vuelo. Este tipo de simuladores eran “aviones” hechos para no volar. Tenían poca potencia y alas tan cortas que no permitían el vuelo, salvo –si ha caso- pequeños saltos dentro del efecto suelo.

En México este tipo de simulador era llamado “aviones de carreras por tierra”,”taxis” o, simplemente, “aviones de escuela”.

Como sus primos franceses, contaban con todas las características con las que contaban los aviones a los que los pilotos se iban a enfrentar después: volcaban con facilidad, eran inestables y carecían de frenos. Y es que la idea de este particular invento del demonio era acostumbrar a los pilotos a lo que se iban a encontrar después… pero sin miedo a que se fueran al aire, o a perder un avión complejo, caro, y costoso de reparar o conseguir repuestos. A las particulares carreras por tierra, “sin frenos y a lo loco”, las llamaban los pilotos “la repartición de tierras”.

Martin Pusher «Sonora»

Hemos encontrado que se utilizaron dos tipos de guajolotas. Una, diseñada como tal, a partir de los restos de un biplano Martin Pusher, bautizado como Sonora, y participante en el primer combate aeronaval mexicano, con motor Ford y un diseño que recuerda al de los Demoiselle.

Y el otro el llamado Biplano TNCA serie A, un proyecto mexicano para tener un avión de fabricación propia, que consistió en convertir un monoplano Morane-Moisant en biplano, utilizado parece ser en las «reparticiones de tierras», al menos según se ve en la caricatura publicada porMexicana Aviation History.

Material histórico de la Fuerza Aérea Mexicana y Mexicana Aviation History.