
Coulson Aviation ha sido la primera empresa en convertir un Boeing 737, en concreto la versión-300, en un avión bombardero de agua, o de lucha antiincendios.
El proyecto, que duró tres años, comenzó en 2017 con seis aviones Boeing 737-300. Tras obtener las certificaciones necesarias, el primer avión convertido tuvo su bautismo de fuego en 2018.

Aunque los aviones, ex-Southwest Airlines, han sido transformados, parte del interior de la cabina y las cocinas se han mantenido. En una configuración estándar de dos clases, el Boeing 737-300 puede acomodar hasta 126 pasajeros. Sin embargo, el 737 Fireliner convertido retiene solo 66 asientos, manteniéndose por debajo del MTOW incluso con la carga completa de retardante y combustible.

La conversión del Boeing 737 requiere más de 43000 horas-hombre para completarse. La empresa lleva a cabo un ensayos en vuelo integral para obtener las certificaciones de la FAA en los EE. UU. y la EASA en Europa.
El tanque de 4000 galones (15141 litros), con el sistema tipo RADS XXL, puede ser instalado o ser según la necesidad. Coulson Aviation afirma que el diseño del tanque permite un flujo perfecto de retardante con precisión y exactitud, operado mediante un solo botón en la cabina. El tanque se instala cerca del centro del fuselaje, para evitar grandes desplazamientos del mismo durante la fase de descarga.
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