Florence «Pancho» Barnes, de debutante en Pasadena a aviadora impenitente

Normalmente se pone como ejemplo motivador a la aviadora Amelia Hearhart, sin embargo creo que hay otras muchas aviadoras y pioneras interesantes y que no nos podemos quedar en tan solo una.

Nos gusta recordar a otras pioneras como Bessie Coleman, Marie Marvingt, Elsie MacGill o la impenitente Pancho Barnes, incluso con la moral de hoy en día no estaría bien vista.

Pancho Barnes

Hoy voy a contar la historia de Pancho Barnes. Fue criada y educada como se hacía con un primogénito varón en 1900, y después de haber descubierto la libertad y la independencia, se negó a ser la señorita bien que se esperaba que fuera.

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[Pioneras] Jerrie Mock, la primera mujer que dio la vuelta al mundo en solitario hace 60 años

Posiblemente la foto más conocida de Jerry, tomada antes de iniciar el vuelo

Veintisiete años después de la desaparición de Amelia Earhart, Jerrie Mock, madre de tres hijos, con 750 horas de vuelo, una habilitación de vuelo por instrumentos recién obtenida y la determinación de ver mundo, y una Cessna 180 de 1953, un fiable monomotor de cuatro plazas llamado oficialmente Spirit of Columbus, por su ciudad natal de Ohio, pero al que ella llamaba cariñosamente Three-Eight Charlie, por su matrícula N1538C, o simplemente Charlie, la forma en que en aviación deletreamos hoy en día «C», daba la vuelta al mundo en solitario. Más de 35000km con 21 escalas, del 19 de marzo al 17 de abril de 1964.

Hoy en día, Charlie está suspendido en el Steven F. Udvar-Hazy Center del Museo Smithsonian.

Aunque distaba mucho del piloto medio de la época, un varón blanco de 82kg, la menuda (1.50m o 5 pies de estatura) Geraldine «Jerrie» Mock tampoco era la típica esposa de los suburbios: Había llegado a segundo de ingeniería aeronáutica. Como estudiante de ingeniería demostró sus buenas dotes, siendo siempre de las primeras de la clase. Era, por cierto, la única mujer en clase. Fue en la universidad donde conoció a Rusell, otro aerotrastornado que soñaba con aviones, y con volar, como ella.

Abandonó los estudios, como se esperaba de ella, para casarse con Rusell Mock en 1945 y formar una familia de tres hijos. Sin embargo, aerotrastornada desde niña, desde que con 7 años volara con su padre en un Ford trimotor, nunca había querido renunciar del todo a los aviones. Amelia Earhart emprendió ese mismo año que Jerrie voló en Ford la vuelta al mundo que nunca completó, y se convirtió en una heroína, referente y fascinación para la pequeña Jerrie, que solo tenía tres sueños de pequeña: dar la vuelta al mundo, montar en camello y montar en elefante. Lo único que no logró fue lo último.

Durante casi 20 años desempeñó el papel de esposa y madre de tres hijos que marcaba el estereotipo de la época. Y por eso, harta de la monotonía de la vida de la típica ama de casa estadounidense de los 50/60 obtuvo su licencia de piloto a los 32 años.

Mocks comprobando los tanques auxiliares

A ella y a su marido Russell les encantaba volar por el medio oeste americano con la Cessna 180 de segunda mano que se habían comprado con otro amigo para volar. Pero ella deseaba visitar países con los que siempre había soñado de niña. Russ sugirió un vuelo alrededor del mundo y Jerrie dijo entusiasmada ¿por qué no? Así que ella, Russ y el copropietario de la 182, Al Baumeister equiparon, la Cessna —de más de diez años de antigüedad—con sistemas de navegación adecuados, radio-direccionales dobles y de corto alcance, una radio de alta frecuencia de largo alcance con cable de arrastre, un piloto automático y tres depósitos de combustible adicionales para ampliar su autonomía a unos impresionantes 5635km (3.500 millas).

Ruta seguida por Mock, abrir la imagen en otra pestaña para ampliar

El periódico Columbus Dispatch fue uno de los principales benefactores, mientras que Cessna, Javelin Aviation y otras empresas también colaboraron. Mock preparó su ruta, con la ayuda de un amigo de la USAF, asegurándose de que superaría la distancia oficial requerida para la vuelta al mundo de 36788 kilómetros (22858.8 millas) y reunió toda la documentación necesaria para el vuelo. Curiosamente, renunció a sus pantalones de vestir por un conjunto más diplomático de falda y jersey. Se quitaba los zapatos de tacón mientras volaba, pero se bajaba del avión con el aspecto que se esperaba de una mujer «de bien» de la época, que va a un club de bridge en lugar de dar la vuelta al mundo, tal vez por lograr un mayor efecto a su llegada a los aeropuertos.

La calma con la que preparaba todo cambió radicalmente cuando la Asociación Nacional de Aviación le informó de que otra mujer, Joan Merriman Smith, también estaba considerando la posibilidad de dar la vuelta al mundo; Mock no tardó en presentar su documentación final como piloto oficial en busca del primer récord femenino de vuelta al mundo. Cuando Mock supo que Smith partiría en su bimotor Piper Apache a mediados de marzo, para seguir la ruta ecuatorial de Earhart, adelantó su salida del 1 de abril al 19 de marzo, dos días después que Smith. Con un beso a su marido y a sus hijos, la «ama de casa voladora»—sobrenombre que le dieron los periódicos en la época— partió del aeropuerto de Port Columbus, Ohio, en dirección este hacia las Bermudas.

El vuelo no fue sencillo. Tendría que enfrentarse meteo adversa, averías y burocracia, además de a grandes distancias y soledad.

Tras luchar contra el hielo sobre el Atlántico y las tormentas de arena a lo largo de la costa africana, aterrizó inadvertidamente en la base aérea de Inchas, en Egipto, donde fue recibida por soldados armados. Tal vez un piloto varón habría sido detenido como potencial espía, pero los desconcertados soldados —si en un país occidental una aviadora era extraña, más aún en aquellas latitudes— le indicaron amablemente el cercano Aeropuerto Internacional de El Cairo, a unos kilómetros de distancia, y, al anochecer, la autorizaron a despegar. Allí tachó uno de los objetivos de su vida: visitar las pirámides.

El 3 de abril de 1964, Jerrie Mock estaba de pie junto a su Cessna 180 en el aeropuerto de Dhahran, en el Reino de Arabia Saudí. La multitud de hombres que la precedía parecía desconcertada por la ausencia de hombres. Uno de ellos se abalanzó para mirar dentro de la cabina. En su libro Three-Eight Charlie, Mock recuerda: «Su cabeza cubierta con un kafiyeh blanco asintió con vehemencia y gritó a la multitud que no había ningún hombre. Esto provocó una entusiasta ovación».

¿Qué hacía una mujer estadounidense volando sola en avión a Arabia Saudí, donde no se permitía a ninguna mujer conducir un coche?

Tal vez fuera su carácter optimista y práctico lo que la ayudó a salir adelante, junto con la atención a los detalles y una pizca de buena suerte. Mock también sabía desenvolverse por su cuenta en la ciudad. Disfrutaba con los espectaculares cambios culturales en la comida y la vestimenta, como los hijabs oscuros de las mujeres de Oriente Medio, que se convertían en saris de colores brillantes o los pantalones de la India.

Se dio cuenta de la enorme diferencia en las normas de vuelo y la ausencia casi total del concepto estadounidense de aviación general; el espacio aéreo y los aeropuertos controlados implicaban trámites burocráticos, retrasos y desembolsos de dinero —esto aún no ha cambiado en muchos países, incluido alguno europeo—.

Mientras sobrevolaba Vietnam en un vuelo de 13 horas de Bangkok a Manila, observó: «En algún lugar no muy lejano se estaba librando una guerra, pero desde el cielo todo parecía tranquilo».

Con sus cuatro vuelos más largos sobre el Pacífico aún por delante, la prensa sólo quería hablar de la desafortunada Earhart. Impertérrita, ya que contaba con el equipo, la planificación y la formación adecuadas, Mock siguió volando sin contratiempos.

En Hawai se perdió un luau (fiesta hawaiana) en su honor, cancelado por exceso de celo de su marido que pensaba que ella necesitaría dormir más en aras a su vuelo sobre el Pacífico. El 14 de abril, voló la última y más larga etapa oceánica de 3.877 km (2.409 millas) desde Honolulu a Oakland, California, y llegó a casa en Columbus el 17 de abril.

Mock condecorada por Johnson

El 4 de mayo de 1964, el Presidente Lyndon Johnson le entregó la Medalla de Oro al Servicio Excepcional de la Agencia Federal de Aviación; sin embargo, no ganó el Trofeo Harmon femenino de ese año, que fue a parar a Joan Merriam Smith, que completó su vuelo 25 días después que Mock. Smith moriría a principios de 1965. Posteriormente, Mock estableció más de 20 récords de distancia y velocidad.

¿Por qué tardó tanto en realizarse este vuelo mundial? Tras la pérdida de Earhart, parece que ninguna mujer lo había vuelto a intentar. Sin duda, la Segunda Guerra Mundial prohibió la aviación general pero, aunque la carrera aérea transcontinental anual All-Woman comenzó en 1948, esta gran aventura seguía en pie. Aviadoras potenciales para realizar este vuelo como, Jerrie Cobb, vienen a la mente. O tal vez Jacqueline Cochran, que además tenía dinero. Pero parece que nunca se planteó el vuelo. En su lugar, Cochran se propuso convertirse en la primera mujer en volar a la velocidad del sonido y acabó batiendo más récords que cualquier hombre o mujer de la época. Tal vez fuera su amistad con Earhart lo que hizo que Cochran rehuyera este vuelo: había temido por la seguridad de Earhart y, de hecho, no se sorprendió cuando Earhart desapareció. Fueran cuales fueran las razones, Jerrie Mock realizó el vuelo y se ganó un lugar en la historia de la aviación.

Su hazaña no solo la catapultó a la lista de las mujeres más importantes en el mundo de la aviación sino que también le valió para alzarse con varios premios como la Medalla de Oro de la Agencia Federal de Aviación o la Medalla Louis Blériot otorgada por la Federación Aeronáutica Internacional por haber conseguido un récord de velocidad a la hora de dar la vuelta al mundo.

Aún octogenaria, en el evento «Día de la familia, hazte piloto» del Centro Udvar-Hazy, se negó a volar en un avión comercial, y en su lugar hizo el viaje desde Florida como pasajera en uno de los aviones que acudía al fly-in.

Hace diez años, durante una entrevista por el 50 aniversario de su vuelo, Jerrie mostraba aún su carácter y determinación, a sus 88 años:

  • «Tú lo llamas logro. Yo lo llamo divertirme», dijo Mock, de 88 años, por teléfono desde su casa de Quincy, Florida.
  • «¿Asustada? No usemos la palabra miedo», dijo riendo. «Los aviones están hechos para volar. Confiaba plenamente en mi avión. Tenía mucha gasolina, un buen motor. Sólo había que usar la cabeza».
  • «Amelia Earhart fue una inspiración para mí, pero no la tuve muy presente durante el vuelo», afirma Mock, que también vivió momentos angustiosos.
  • «Nadie iba a decirme que no podía hacerlo por ser mujer», dijo Mock, que llevaba falda y blusa en su vuelo y se ponía tacones al desembarcar en las escalas. En Arabia Saudí, las reacciones ante el hecho de que una mujer piloto saliera del avión oscilaron entre la perplejidad y la incredulidad.
  • «Si tienes un sueño, cúmplelo», dijo. «No dejes que la gente te desanime a intentarlo».

Jerry murió en 2014, esperando una película sobre su aventura: Hollywood, por favor, toma nota, que tenéis su libro como base.

La escuadrilla Alba, la escuadrilla femenina rumana que voló en la IIGM

El año pasado, por el centenario de la aviación sanitaria española, escribimos mucho acerca de aviones ambulancia y este tipo de aviación. Incluso hablamos de Josephine Baker y de las enfermeras socorristas del aire francesas.

RWD-13
RWD-13, detalle de la puerta de la camilla

También nos gusta mucho hablar de pioneras de la aviación, y en esta entrada vamos a juntar ambos temas, pues la Escuadrilla Alba se trata de una unidad enteramente femenina que vio servicio con vuelos de evacuación médica o MEDEVAC con el ejército rumano durante la Segunda Guerra Mundial.

Tanto la Primera como laSegunda Guerra Mundial supusieron la incorporación de las mujeres a tareas nunca antes pensadas. Y cierto es que el papel de cuidadoras-enfermeras lo han desarrollado históricamente desde siempre. Pero éste papel unido al de aviadora, en los años 30/40, era totalmente novedoso, aunque Marvingt lo reclamara desde antes de la Gran Guerra.

En la IIGM, prácticamente todos los ejércitos combatientes incorporaron de un modo u otro a las mujeres a sus fuerzas aéreas, y la rumana no iba a ser menos.

En 1938, el ambiente político en Europa se volvía cada vez más tenso: el Tercer Reich extendiéndose aplicando su doctrina del espacio vital, la URSS pactando con éstos, guerra también entre Rusia y Japón, entre Japón y China

Las amenazas combinadas de Alemania y Rusia sobre Rumanía llevaron al ejército rumano a tomar medidas importantes. Entre otras cosas, en las maniobras militares que tuvieron lugar en el otoño de 1938, en Galaţi, se invitó por primera vez a participar a cinco aviadoras: Mariana Drăgescu, Virginia Duțescu, Nadia Russo, Marina Știrbey e Irina Burnaia. La idea era, para ponerlas a prueba y ver cómo se manejarían las mujeres en tiempos de guerra. Se trataba de simular combates aéreos, misiones de enlace contra el reloj, vuelos nocturnos… Y el desempeño admirable de estas mujeres durante las maniobras realizadas durante dos semanas llevó a que se las declarara aptas para la movilización.

Al final de estas maniobras, Marina Ştirbei, hija del príncipe George Ştirbei y prima del más famoso aviador Constantin Cantacuzino, célebre por sus vuelos acrobáticos en su Bücker 133 con ruedas de tamaño ridículamente reducido, reveló a sus camaradas voladoras su intención de crear un escuadrón de aviones sanitarios con pilotos femeninas únicamente.

La Convención de Ginebra de 1929 reguló la situación de la aviación sanitaria bajo el emblema de la Cruz Roja durante los conflictos armados. La princesa Marina Ştirbei (miembro del Comité Central de la Cruz Roja de Rumania) tuvo la idea de establecer una formación de aviones sanitarios para el transporte de heridos, con aviones pilotados por mujeres, siguiendo el modelo de la organización femenina finlandesa Lotta Svärd.

Marina Ştirbei había ganado un cierto número de competiciones de aviación en el país e incluso puso a prueba su talento, cubriendo más de 3200km en un raid que la llevó hasta los países escandinavos.

Marina cumpliría su palabra y, a medida que la guerra se volvía una certeza, presentó un memorando para la creación de esta unidad al Ministerio del Aire. Fue aprobado por el subsecretario de estado del Aire de Rumania, el comandante Gheorghe Jienescu el 25 de junio de 1940, y así, las aviadoras mejor calificadas se unieron al ejército como tenientes para volar, mayormente, las avionetas de origen polaco RWD-13 (avión y modelo, por cierto, que se puede volar con el mod de la Guerra Civil Española del IL2), aunque también volaron las Monospar ST-25, Potez 65 y Bücker Bü 131.

Potez 65 de la Escuadrilla Alba

La unidad fue registrada oficialmente como Escuadrilla Sanitaria y su propósito era la evacuación médica, o vuelos MEDEVAC, en el Frente Oriental (Frente Ruso). En abril de 1942, el escuadrón fue renombrado como «Escuadrilla de Transporte ligero 108», y estaba compuesta por dos secciones: I y II. Formaba parte del Grupo de Transporte Aéreo Militar, junto con las Escuadrillas 105 y 107 de Transporte Pesado. El comandante de la escuadrilla era el capitán Gheorghe Valvarie. La sede de la escuadrilla estaba en el aeródromo de Băneasa. Aunque eran consideradas no combatientes y los vuelos se consideraban de carácter humanitario, las aviadoras tenían rango militar, recibían un salario y llevaban uniforme para no ser consideradas espías en caso de captura.

Inicialmente, la escuadrilla solo contaba con dos aviones Monospar ST-25 Universal que habían pertenecido al príncipe Nicolae. Ambos se perdieron en accidente. El avión Monospar n.º 1 se perdió el 21 de julio de 1940 cuando se realizaba un vuelo de adaptación con las alumnas piloto Maria Adam, Jana Iliescu, Maria Voitec y Victoria Comșa, que iban a incorporarse a la Escuadrilla Sanitaria, siendo instructor el teniente aéreo Nicolae Evghenovici. El avión picó y luego entró en barrena, en el accidente murieron todos los ocupantes. El avión Monospar n.º 2 sufrió un accidente el 21 de agosto de 1941 cerca de Răcăciuni, en el que perdieron la vida el teniente jefe aéreo Aurel Călinescu y el sargento médico Mihai Georgescu.

Monospart ST-25
Monospart ST25
Monospart ST25

Después del accidente del avión Monospar n.º 1, en 1940 la escuadrilla fue equipada con 10 aviones RWD-13, incluidos tres aviones RWD-13S (aviones RWD-13 con equipamiento sanitario), huídos de Polonia a Rumania en 1939, tras la invasión de Polonia. Estos aviones podían transportar, además del piloto, una camilla y otra persona (herida o enfermera) en un asiento detrás del piloto. Los aviones también transportaban médicos y medicamentos. Los aviones podían volar a una velocidad de 210 km/h y tenían un alcance de 900 km. Estos tres aviones fueron asignados en orden a Nadia Russo (n.º 1), Mariana Drăgescu (n.º 2) y Virginia Thomas (n.º 3). La escuadrilla también disponía de una aeronave Potez 65. La aviadora Victoria Pokol se ofreció como voluntaria en la escuadrilla con su propio avión Bücker Bü 131 «Jungmann».

A pesar del nombre oficial de Escuadrilla Sanitaria, se hicieron famosas como como la escuadrilla Alba. Este apodo se lo disputan varios autores, aunque aparentemente el primero en utilizarlo sería el periodista italiano Curzio Malaparte, autor del libro Golpe de Estado: la técnica de la revolución. Mientras investigaba en el frente rumano. El apodo venía del color original de estos pequeños aviones sanitarios, blancos con una cruz roja en el fuselaje, como ambulancias aéreas que eran. Puesto que los soviéticos los derribaban igualmente, al final las RWD-13 fueron pintadas de camuflaje.

Las misiones MEDEVAC se realizaban habitualmente en un espacio aéreo hostil, siempre acechadas por la artillería antiaérea, los tiradores terrestres aislados en sus vuelos a baja cota, y los cazas soviéticos.

Las campañas en las que participó la escuadrilla fueron:

  • 1941 – Besarabia y Odessa
  • 1942 – Stalingrado
  • 1943 – Crimea

La Sección I fue desmantelada en septiembre de 1943, y sus aviones fueron transferidos a la Sección II, que también regresó al país a finales de 1943 y cesó su actividad el 25 de agosto de 1944. Algunas de las aviadoras continuaron trabajando como instructoras, pilotos de enlace o de transporte. Después del establecimiento del régimen comunista, el destino de las aviadoras fue la prisión y la deportación, o en el mejor de los casos, la eliminación de la aviación y la marginalización. Las aviadoras solo fueron reintegradas a la conciencia pública después de 1989.

Causaron una gran impresión en ese momento e incluso se convirtieron, en 1944, en tema y fuente de inspiración para la película rumano-italiana Squadriglia Bianca, dirigida por Ion Sava, protagonizada por Claudio Gora, Lucia Sturdza-Bulandra y Mariella Lotti

Fuentes

[Podcast] Marie Marvingt, «la prometida del peligro», pionera de la aviación sanitaria

Avión sanitario Antoinette, diseñado por Marie Marvingt. Acuarela de 1912. Vía Wikipedia

Hoy he de empezar pidiendo disculpas, porque acabamos de cambiar de sistema de grabación, aún estoy poco familiarizado con él, y con el trabajo que me ha costado traer a Aurora Gómez (@CorioPsicologia en Mastodon) para hablar de pioneras de la aviación… la he liado con el audio. Al menos a nuestra invitada se le oye bien…

Dicho lo cual, el episodio de hoy es especial por el 8 de marzo, aunque como siempre salimos en miércoles… salimos el día 6. Aurora nos va a hablar de Marie Marvingt, una pionera francesa en muchas áreas, alpinismo, ciclismo… y también aviación. ¡Que se sacó la licencia de vuelo de helicóptero con más de 80 años! Así que, sin más dilación… Aurora Gómez y Marie Marvingt.

El podcast se puede encontrar en Amazon Music, Apple Podcast, Google Podcast, Ivoox, Spotify

pd: Si la intro y la despedida os son familiares, que no os sorprenda. En un ejercicio de nostalgia podcasteril he hablado con Javier Lago para pedirle permiso y utlizar la introducción que hizo para el que, si no recuerdo mal, fue el primer podcast español sobre aviación: Remove Before Flight RBF podcast

Actos para conmemorar el centenario de la primera circunnavegación aérea de Australia

Durante el período del 6 de abril al 19 de mayo de 1924, el líder de escuadrón ‘Jimmy’ Goble y el sargento Ivor Mcintyre de la RAAF realizaron el primer vuelo alrededor de Australia, en un hidroavión Fairey. Este fue un viaje épico, reconocido con el premio del Trofeo Britannia como el logro destacado de vuelo en 1924.

A lo largo de 2024 se han organizado varios vuelos para conmemorar esta historia.

Hidro de James

James Moline será el piloto de hidroavión australiano más antiguo volando en solitario para circunnavegar Australia.

Además, replicando el vuelo original, Michael Smith volará en sentido contrario a las agujas del reloj, siguiendo la ruta y el cronograma del vuelo original, en su anfibio bimotor Seabear, desde Point Cook

Además, Cathy Babis será la primera mujer en realizar el vuelo al rededor de Australia, junto con su copiloto David Geers. Volarán en sentido de las agujas del reloj, en un anfibio Searey junto con otros aviones, aprovechando temperaturas más cálidas y vientos favorables, y evitando el final de la temporada de lluvias en el norte. A lo largo de nuestra aventura, promoverán la educación STEM y fomentarán la diversidad en todas las ocupaciones de la aviación.

Ciexunnavegación parcial, en sentido contrario a las agujas del reloj, a través del centro Rohan Whittington volará su Super Petrel comenzando en Point Cook el 6 de abril, dirigiéndose hacia el norte hasta la costa norte y uniéndose a los otros dos grupos en Broome antes de continuar en sentido contrario a las agujas del reloj.

¡Esperamos ver muchos vídeos e imágenes de estos vuelo!

Fuente