Un A-320 de Wizz Air ha hecho una toma de emergencia en el aeropuerto Leonardo Da Vinci, de Roma, sin una de las patas del tren principal, que no se desplegó.
Lockheed L-2000 y Boeing 2707, los aviones de aerolinea supersónicos estadounidenses
Boeing 2707
Como era de esperar, Estados Unidos también entró en la competición para tener su propio avión de pasajeros supersónico. Cuando al comienzo de los 60 Reino Unido y Francia ya estaban desarrollando el Concorde y la URSS su Tupolev Tu 144, la FAA lanzó un concurso para dotar a estados unidos de un transporte supersónico (SST).
Los padres del Concorde
La revolución del motor a reacción, desarrollado con éxito a la par en Reino Unido y Alemania durante los años 30 y cuarenta iba a cambiar para siempre el transporte aéreo. Aviones cada vez más rápidos, presurizados y capaces de volar a más alta cota. Y como siempre en aviación, el eterno reto, más rápido, más lejos, más alto, y durante más tiempo. La eliminación de las hélices y el uso del motor a reacción trajo la posibilidad de alcanzar velocidades nunca soñadas. Ya varios aviones durante la Segunda Guerra Mundial habían arañado la velocidad del sonido. En 1947 Chuck Yeager había roto la barrera del sonido, y pronto los cazas y bombarderos militares tendrían la posibilidad de volar por encima de Mach 1 durante cortos periodos de tiempo.
Comienzos de los 60. El avión de aerolínea de bandera estadounidense es el Boeing 707, el francés el Caravelle y el inglés el Comet. El primer vuelo de los tres había sido en los años 50. Hasta poco antes todos los aviones de aerolínea llevaban motor de pistón y hélices, y sus velocidades de crucero llegaban con suerte a los 400km/h. ¿Por qué no desarrollar airliners supersónicos?
Tour fotográfico por dentro y por fuera del Tu-4
Durante la IIGM la URSS no era beligerante contra Japón. Así que los B-29 estadounidenses que aterrizaron allí por error o por emergencia fueron internados. En 1944 la URSS contaba con 3 B-29 en estado de vuelo. Y a partir de él desarrollaron el Tupolev Tu-4, una copia sin licencia del B-29 fabricada para reemplazar al bombardero pesado P-8, producido en escaso número (recordemos que la filosofía de combate de la URSS contemplaba los bombarderos como “artillería volante” y por tanto priorizaba el uso de bombarderos ligeros y medios, de soporte cercano, en lugar de los grandes bombarderos estratégicos).
Tan solo queda un Tupolev Tu-4 en Rusia. Está en el museo de Monino.En su día os ofrecimos una visita al interior del Tupolev 70, un avión de aerolínea desarrollado a partir del Tu-4, hoy toca visitar el Tu-4…
El Museo de la RAF de Hendon se prepara para restaurar un Dornier 17
