Grohovskiy G-26, un intento de coche volante

De esta curiosidad no podemos ofreceros más que esta imagen… pues no hemos conseguido encontrar nada más. Si alguno sabe ruso y por lo menos nos traduce lo que pone debajo…

Grohovskiy G-26

22/05/08 Actualizamos, un amigo me ha traducido el texto de la foto:

Risunok iz otcheta o dejatelnosti Eksperimentalnogo instituta P. Grohovskogo za 1935 g viene a ser algo así como un dibujo del departamento de.. del instituto de Experimentación P. Grohovskog, en torno al año 1935

Actualizamos con algo que hemos encontrado en Secret Projects:

Un «Coche Volador», escribió Grohovskii, «puede ser utilizado para recoger agentes en territorio enemigo. Proporcionarán un despliegue rápido a los mensajeros y expertos en comunicaciones, facilitando la labor de correo rápido e instalación rápida de comunicación y recolección de inteligencia. En una flota aérea civil, el coche volador sin duda será de uso generalizado. Este trabajo debe considerarse experimental. Tras la verificación del diseño y la obtención de resultados preliminares positivos, la posibilidad de aplicar a los tipos existentes o a nuevos tanques construidos permanece abierta.»

Según las estimaciones del instituto experimental dirigido por Grochovskii, un coche volador G-26 podría ser diseñado sobre la base de un modelo «Ford» de 1934, que presentaba características aerodinámicas y de peso aceptables. Según un informe sobre las actividades del instituto experimental P. Grochovskii en 1935, se movería gracias a con dos motores M-11, con tanques de combustible en las alas, sujetas estas al techo del coche.

El manejo del avión debía realizarse con el volante del segundo asiento. Según los planes de Grochovskii, el módulo de ala se separaría del coche después de aterrizar en una carretera y los pasajeros continuarían su viaje sin despertar sospechas.

El inventor también previó que, con los resultados de los ensayos del G-26, sería capaz de crear tanques alados para despliegues a larga distancia.

Sin embargo, todos los intentos de crear un coche volador en la URSS fracasaron, mientras que en el extranjero no avanzaron más allá de los prototipos.

Una silla, un Joystick, una Radio: el primer simulador de vuelo

Sería interesante saber cuántas personas compraron el kit para aprener a volar en casa. Una silla, los mandos, una radio… Y cada viernes de 8 a 8.15h sentados en la silla, o el butacón, con un joystick entre las piernas sintonizaban Broadcasting Station KOA, Denver, para escuchar a Chief Pilot Cloyd P. Clevenger de la Alexander Aircraft Company

 

Original virtual flight simulator (c. 1928)

Virtual Flight Simulator original, de 1928

 

El programa se emitía  en 1928 y pretendía algo así como enseñar a volar en casa, por capítulos, siendo los accesorios más para crear una atmósfera de inmersión que para otra cosa. Para hacer el programa entretenido Cloyd no daba clases directamente a los oyentes, si no que ‘enseñaba’ a otro piloto, en el estudio, a Genne Lindberg (sin H al final, al contrario que Charles Lindbergh), un conocido y popular humorista que hacía los 15 minutos más divertidos. Además durante la emisión hacía todo tipo ed sonidos con ventiladores, motores… para crear una mayor atmósfera de inmersión y simular los distintos sonidos de las aeronaves.

 

(resumen incompleto de Oldbeacon)

BQ-7 y operación Afrodita: un B-17 convertido en bomba volante

Hemos hablado ya en este blog del Mosquito de Kettering, un torpedo aéreo que no era más que un avión no tripulado con un sistema de guía inercial, a base de giróscopos (se parece a la V-1, solo que ésta además era a reacción), lo que le hace ser un UAV digamos ‘autónomo’, sin piloto externo. También hablamos del TDR-1, un avión no tripulado dirigido a distancia, gracias a un sistema de ‘radio-control’ unido a uno de televisión. Ahora le toca a las «bombas volantes» estadounidenses por radio control, el BQ-7: un B-17 modificado, cargado de explosivos y dirigidos por control remoto desde otro bombardero.

 

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También en España han caido desde aviones sin abrirse el paracaídas y han sobrevivido

Hay historias de aviadores que han saltado sin paracaídas, o este ha fallado, y aun así han sobrevivido al llegar a tierra para contarlo. Un ejemplo es Alan Eugene Magee, que en el 43 saltó sobre Saint-Nazarie desde su B-17 y sobrevivió, a pesar de resultar bastante mal herido. Más fortuna tuvo Nicholas Alkemade, artillero de cola de un bombardero Lancaster, que fue derribado y, viendo el panorama de quemarse vivo dentro del aparato junto con el paracaídas que ya había ardido o saltar sin paracaídas, optó por lo segundo. Sobrevivió al salto desde 5500metros, cayendo en un lecho de nieve tras atravesar una cubierta de pinos.

 

Pues resulta que en España también tenemos historias similares. Este fin de semana he tenido la oportunidad de que me contaran una. Y es que un artillero de un Junkers 52, el que volaba en ‘el cubo’ se quedó dormido y se cayó del aparato. Se despertó tras las líneas, y fue rescatado después.

 

Ju52-3m

 

El cruce del atlántico. Antes que Lindbergh estuvieron Alcock, Brown, Franco, Ruiz de Alda y Rada

Ha vuelto a salir la historia de siempre. La misma pregunta. ‘Oye, tu que sabes de aviones, ¿quién fue el primero en cruzar el Atlántico?’ Y mi respuesta, la de siempre. ‘Depende’. ‘¿Yá estás contestando a lo gallego?’ me dijeron, pero es que es cierto, depende de las consideraciones que se hagan, la pregunta es mucho más amplia de lo que parece.

 

Lindbergh cruzó el Atlántico sin escalas y en solitario, de Long Island a Le Bourget, París, en su aparato Ryan NYP Spirit of St Louis en 1927.

Spirit of St Louis

 Pero…

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