El pasado día 6 de octubre tuve uno de esos momentos que todo alumno piloto del cacharro que sea está deseando y temiendo a la vez: la primera vez que vuelas sólo, popularmente conocida como «la suelta».
Normalmente el instructor te da la suelta porque ve que estás preparado, que tienes suficiente seguridad mientras vuelas y clavas los procedimientos. Debí de engañar un poco al mío, porque aunque ya sabía hacer todo, realmente pensaba que me faltaba pulir un poco el vuelo. Aunque Rafa, el instructor, ya me iba avisando que me iba a dejar «sólo ante el peligro» en algún momento cercano.
Después de dos tráficos en un día muy tranquilo y con aterrizajes bastante buenos, Rafa soltó la temida y deseada pregunta: «¿Te ves para volar solo?». Lo primero que ocurre es que se forma un nudo en la garganta y el estómago se encoje, y aún así, contestas «si» lo más tranquilo posible (debió de ser cuando le engañé) porque es lo que estás deseando desde que empezaste a hacer esto.
Seguir leyendo →