Alexander Lippisch es más conocido por sus diseños de ala delta. Tras la Segunda Guerra Mundial, con la Operación Paperclip, abandonó Alemania para seguir investigando en Estados Unidos, donde trabajó con Convair en sus cazas F-102 y F-106 y su bombardero B-58 Hustler, todos con un peculiar ala en delta.
Con ellos creó este avión sin alas, un proto-drone basado en cuatro ventiladores que permitían al modelo despegar y aterrizar en vertical, y evolucionar en el aire.
Es el Aerodyne, probado en Cedar Rapids, Iowa. Lippisch pensaba que el futuro estaría en aviones sin alas, y con este curioso demostrador VTOL, controlado desde un más curioso puesto de mando a control remoto, más parecido a una cabina real de vuelo que a los actuales mandos de radio control, esperaba demostrarlo. De hecho, logró financiación de la Oficina Naval de Investigaciones para desarrollar el concepto, que culminaría con el Lippisch-Dornier Aerodyne.
Según la Administración Federal de Aviación (FAA), las aerolíneas deben brindar una mejor capacitación a los pilotos para que sean capaz de controlar el avión volándolo de forma totalmente manual, sin automatismos, para evitar posibles accidentes cuando los pilotos se ven obligados a tomar el control manual durante emergencias, o reciben indicaciones erróneas en los instrumentos.
El regulador emitió una circular (advisory circular-AC) con nuevas pautas para aerolíneas y otros operadores de aviación comercial en los EE. UU.
Estas recomendaciones vienen motivadas en parte por el accidente del vuelo 214 de Asiana Airlnes, en 2013 en San Francisco, que tomó antes del umbral de la pista debido a una mal empleo de sistemas automatizados, lo que provocó que el avión chocara contra un malecón y matara a tres personas. O por el accidente del vuelo 447 de Air France, donde los pilotos fueron incapaces de reconocer una pérdida. Y, en general, otros accidentes donde la dependencia de la alta automatización han provocado fallos.
Y no es que las automatizaciones sean malas, de hecho, en general, hacen el vuelo mucho más seguro y confortable. Es la falta de preparación para responder ante el fallo de estas automatizaciones y volar de forma manual lo que ocasionó los accidentes. Por eso, después del accidente de San Francisco, la NTSB (Junta Nacional de Seguridad en el Transporte) recomendó a la FAA establecer un panel de expertos para mejorar la capacitación de los pilotos para el vuelo totalmente manual cuando los sistemas de control de vuelo automatizados no son confiables.
Múltiples accidentes han demostrado la necesidad de que los pilotos […] mejoren sus habilidades para volar sin automatización en caso de que tengan que hacerse cargo durante una emergencia
la FAA en la AC
Las maniobras en las que se requiere poner énfasis en el entrenamiento para volar totalmente en manual, sin automatismos, son:
Vuelo lento
Indicaciones no fiables de velocidad respecto al aire
Despegue y aterrizaje por instrumentos
Maniobras de recuperación de posiciones anormales
Recuperación de un aterrizaje con rebote
Prevención de entrada en pérdida y recuperación de pérdida
Despegue con fallo de motor
Aproximación con sistema de aterrizaje por instrumentos (ILS)
Despegue, ascenso a crucero y crucero
Descenso, llegada, aproximación y aterrizaje volados manualmente
El Penguin es una especie de proto-simulador de vuelo. No es un simulador sintético, porque es un avión real, solo que con las alas tan cortas y con tan poca potencia que no puede remontar el vuelo… ni dentro del efecto suelo.
Durante la Primera Guerra Mundial, Francia tuvo una fuerte influencia en la organización del programa de aviación militar de los Estados Unidos. Y por ello en USA se copió uno de los dispositivos de entrenamiento usados por los franceses, los llamados roleurs.
Estos roleurs eran pequeños aviones, con una envergadura ridícula y muy escasa potencia, destinado a dar a los alumnos piloto la sensación de los controles de un avión a una velocidad cercana a la de despegue, en tierra.
A fines de 1917, Breese Aircraft Corporation de Farmingdale, Nueva York, recibió un contrato del gobierno de EE. UU. para entregar 301 máquinas, denominadas Penguin, con los números de serie USASC 33462 a 33761 y 34230.
Bleriot Roleur
Estas máquinas fueron diseñadas siguiendo las líneas de los roleurs franceses que se basaban en el monoplano de Bleriot.
Estaban equipados con pequeños motores de dos cilindros de 28 hp construidos por Lawrence Engine Corporation, también de Farmingdale. No tenían frenos, ni ruedas direccionales, como los aviones reales de la época, lo que los hacía bastante difíciles de controlar. Estaban diseñados para ser tan ingobernables como los aviones que iban a volar posteriormente los alumnos piloto.
Fueron destinados para su uso en la transición entre los entrenadores básicos, de vuelo y despegue muy lentos, y los aviones militares de alta velocidad, cuyas características de manejo durante el despegue y el aterrizaje eran difíciles de dominar.
Planos
Algunos de estos Penguins llegaron a montar jaulas anti-vuelco, para proteger a los aprendices en caso de capotar con el simulador.
Penguin con jaula antivuelco
Breese completó su pedido de los 301 Penguins en el otoño de 1918. Los aviones se mantuvieron en uso hasta al menos mayo de 1920, cuando fueron puestos fuera de servicio y condenados a ser desguazados.
Solo sobrevive uno, en el Museo de Aviación de Cradle.
El sistema Brodie es conocido por ser una adaptación del sistema naval Bleriot, instalado en un barco, y lo hemos visto en acción en este blog.
Sin embargo, el sistema nació para permitir la operación de las aeronaves en cualquier tipo de superficie donde fuera imposible instalar una pista, bien fuera un barco o una jungla. Y bajo estas líneas podemos verlo operando en este último supuesto, en la jungla en algún lugar del Pacífico.
Flat-Hatting (dejar los sombreros planos) significaba originalmente volar bajo innecesariamente. Esa definición se amplió para incluir todo tipo de vuelo innecesariamente arriesgado, acrobacias fuera de lugar y a baja cota, o presumir de volar a tontas y a locas.
Se dice que el término en sí surgió de un incidente en el que la rueda de un avión que volaba a baja altura golpeó a un peatón en la cabeza y aplastó un sombrero de copa nuevo que llevaba puesto.
Y como los pilotos eran jóvenes de apenas 18-20 años de edad, de sangre caliente y cabeza loca, era difícil mantener la disciplina. Es por ello que se decidió dedicar películas de instrucción, como esta, a explicar que el flat-hatting es contrario a una vida longeva. O como se suele decir, hay pilotos viejos y pilotos intrépidos, pero no viejos pilotos intrépidos. También se dedicaron manuales.