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A menudo nos imaginamos el futuro de un modo, y sorprende ver cómo acertamos con algunas predicciones y cómo fallamos con otras. Pero invariablemente nos imaginamos el futuro con modas ‘de hoy’.
Buscando información sobre los pioneros de la aviación di con esta página web y en ella nos cuentan cómo veían a comienzos del siglo XX el futuro ‘aéreo’ en el año 2000…
Tenis aéreo
Seguridad, Policía aérea, bomberos aéreos, servicio aéreo de rescate
El nombre de Joseph Kittinger no es demasiado conocido en la historia de la exploración de la atmósfera y del espacio. Sin embargo, este capitán de la Fuerza Aérea norteamericana puso su vida en juego allá por finales de los años cincuenta para hacer lo que no había hecho nadie antes: saltar en paracaídas desde un globo a más de 30 kilómetros de altura.
Kittinger con el traje de salto y el paracaidas junto a la góndola del Excelsior III. La nota bajo la entrada dice «Éste es el escalón más alto del mundo»: a día de hoy aún lo sigue siendo.
El objetivo delproyecto Excelsior, como así se llamaba el programa de saltos que dirigía Kittinger, estaba destinado a investigar la posbilidad de saltar en paracaídas desde grandes alturas y sobrevivir . Los aviones de la época estaban alcanzando velocidades y alturas récord y se intentaba averiguar si los pilotos podrían eyectarse en condiciones extremas. Las primeras pruebas, realizadas con maniquíes (la operación High Dive) habían mostrado que los cuerpos tendían a rotar sobre sí mismos hasta velocidades que alcanzaban las 200 revoluciones por minuto, lo que podía resultar fatal.
Así, se diseñó un nuevo modelo de paracaídas que incorporaba un pequeño paracaídas estabilizador extra que evitaba el giro del piloto. El sistema de salto completo incluía medidores de altitud que permitían desplegar los paracaídas en el momento adecuado del descenso. Además, se iban a alcanzar cotas con una atmósfera muy tenue y con temperaturas muy bajas, y la góndola que iba a transportar a Kittinger era abierta, por lo que se tuvo que crear un traje especial presurizado y aislante que evitara la congelación del propio Kittinger y de los paracaídas. Este traje fue un burdo precursor de lo que serían los auténticos trajes espaciales.
Kittinger saltando a 30 kilómetros; la capa de nubes queda unos 20 kilómetros más abajo. La caja naranja que lleva debajo y sobre la que ha pasado sentado todo el ascenso alberga parte de la instrumetación
Kittinger realizó tres saltos. Durante el primero de ellos, que tuvo lugar desde unos 23 kilómetros de altura en noviembre de 1959 , el paracaidas estabilizador se desplegó demasado pronto y los cables estrangularon a Kittinger a la vez que le hacían girar a unas 120 revoluciones por minuto. Kittinger perdió la consciencia, pero la apertura automática del paracaidas principal le salvó la vida. Esta experiencia casi fatal no impidío que Kittinger intentara otro salto en dicimbre dle mismo año desde la misma altura, esta vez con completo éxito.
El tercer y último salto se realizó en agosto de 1960. Durante el ascenso, el sellado del guante derecho del traje falló, lo que provocó a Kittinger un fuerte dolor en la mano que terminó por dejársela inútil. Con todo, Kittinger decidio no informar del fallo y continuar con la misión. El ascenso duró una hora y rompió el récord de altitud vigente llegando hasta los 31 kilómetros de altura. El salto de Kittinger desde esa cota es el más alto ralizado hasta la fecha, y durante él el por aquel entonces capitán experimentó velocidadas de casi 1.000 km/h y temperaturas de 70 grados bajo cero, y demostró que era posible sobrevivir a un salto desde esa altitud.
La góndola del Excelsior III se guarda actualmente en el museo de la Fuerza Aéres estadounidense
Kittinger, un oficial altamente condecorado, recibió por sus altos las hojas de roble para su Cruz de Vuelo Distingido y el trofeo Harmon de manos del presidente Eisenhower, y se retiró con el rango de coronel en 1978
Como postre, las imágenes originales del salto, que son espectaculares. Aunque no tengo muy claro que la música de The Who le pegue mucho… de todas formas, hay más versiones del video por YouTube. Entre ellas, el vídeo musical original de «Dayvan Cowboy» de Boards of Canada.
¿Sabías que wingwalker es el que se pasea por el ala y se mueve de un lado a otro del avión? ¿y que al wingrider se le llama así porque ‘monta’ el ala, es decir, permanece estático en esa posición del ala? ¿Y que los wingriders originalmente solo llevaban sujetos los piés al ala, sin ningún tipo de trapecio detrás de ellos que les sujetase, hasta que uno se partió los tobillos?
Hemos hablado en otras ocasiones de gente ‘de ahora’ que se dedica a este negocio [ 1 ], [ 2 ], [ 3 ]. Y desde una de esas entradas se podía llegar a un artículo que nos llamó mucho la atención: Wing Walking History. Con ayuda de Lorena, una amiga que ha colaborado con nosotros en más ocasiones (ver su artículo sobre el FBW del 777 en nuestra sección de Conocimiéntos técnicos), os vamos a presentar su traducción (la primera mitad traducida por mí, la segunda por ella):
La historia de los wingwalkersk y barnstormers.
Los pilotos errantes (traducción aproximada de barnstormer) fueron los auténticos pioneros de la aviación, haciendo del vuelo su forma de vida. Andar por las alas era su forma de llamar la atención. Su lema era “Ven y vuela conmigo”.
Los temerarios pilotos errantes y sus ayudantes hicieron despegar la imaginación de América igual que estaba despegando la aviación. Fueron auténticos os embajadores del vuelo, dando la oportunidad al más común de los mortales de ver el mundo a vista de pájaro. Eran los años 20 y las chicas bailaban Charlestón. Tras las puertas de los bares clandestinos y clubes subterraneos que ofrecían alcohol ilegal era importante hablar susurrando, el champán corría a ríos y todo el mundo vivía como si fuera inmortal.
¿Cómo empezó todo? Retrocedamos un poco en el tiempo. El primer vuelo tripulado con motor se produjo en 1903, por Orville Wright, el más joven de los hermanos Wright. Por entonces todo el mundo estaba compitiendo por ser el primero en volar, y las ideas y los inventos abundaban. Algo menos de una década después aviones de las más variadas y diversas configuraciones creaban sensación en las ferias, carreras y espectáculos aéreos. Conocidos como “esos chalados y sus locos cacharros” (traducción no literal) ganaron trofeos y cautivaron el corazón de las damas.
Explotó la Primera Guerra Mundial y fue la semilla del wingwalking. El primer wingwalker reconocido que llevó a cabo una de estas temerarias actuaciones fue Ormer Locklear, a los 26 años. La Leyenda cuenta que salió de la cabina de su aparato de entrenamiento durante la Primera Guerra Mundial para encaramarse al ala inferior de su biplano. Sin desanimarse y picado por el gusanillo del wingwalking, Ormer saltaba en vuelo de la cabina al ala cada vez que resolver un problema mecánico lo justificaba. Al finalizar la Guerra la necesidad llevó a la teatralidad, y el 8 de Noviembre Locklear llenaba a reventar el Aeródromo de Barron desafiando al demonio con sus actuaciones sobre el ala.
Después de estas primeras demostraciones los wingwalkwers siguieron desarrollando un importante papel en el Army Air Corps, y la Navy, para el avance de la aviación. Fueron el instrumento para el primer repostaje en vuelo así como para batir récords de larga distancia. En 1921, un valiente Wesley May cargó un depósito de combustible a su espalda para realizar un reportaje de avión a avión. Se realizaron más ensayos, esta vez con una manguera que sería conectada con la ayuda de un wingwalker.
La Guerra terminó y los pilotos regresaron a casa. Todavía rebosaban adrenalina de haber estado viviendo su vida continuamente en el filo de la navaja. Encontraron la manera de comprarse aviones propios, habitualmente un JN-1 Jenny, dando paseos en su avión a la gente para financiarse, siempre de ciudad en ciudad. Aterrizaban en el campo más adecuado que encontraban, a menudo con un granero, -de aquí el nombre de Barnstormers, por la costumbre de refugiarse en ellos durante las tormentas-. Para anunciar su llegada a la ciudad hacían pequeñas demostraciones, como pasadas a baja cota a lo largo de la calle principal, “rizar el rizo” y la gran atracción: volar con un wingwalking en el ala, habitualmente uno de los propios pilotos.
Ormer Locklear fue la punta de lanza con su transferencia de avión a avión. Y muchos otros siguieron. Su equivalente femenino, la primera mujer, fue Ethal Dare. Algunos de los funámbulos que se hicieron un nombre propio fueron Tiny Broberick, Gladys Ingles, Eddie Angel, Clyde Pangborn, Lillian Boyer, Jack Shack, Al Wilson, Fronty Nichols, Spider Matlock, Gladys Roy, Ivan Unger, Jessie Woods, Charles Lindbergh y Mabel Cody, sobrina de Buffalo Bill Cody. Se formaron los circos volantes, muchos compuestos por algunas de estos especialistas. Los Promotores anunciarían con grandes carteles las peligrosas proezas que eran capaces de realizar estas nuevas celebridades.
Algunos de los primeros circus volantes famosos fueron The Gates Flying Circus, The Flying Aces Air Circus (Jimmy y Jessie Woods), The 13 Black Cats, The Five Blackbirds (un equipo íntegramente formado por afroamericanos), Mabel Cody’s Flying Circus, Bugs McGowen’s Flying Circus, y una tropa dirigida por Douglas Davis.
Tal vez la organización que más impresión causó en el público es The Gates Flying Circus. En un solo día dieron 980 paseos. Fue hecho por el piloto Bill Brooks, en el festival aéreo de Stuebenville, en Ohio. Su paseo-por-un-dólar era todo un espectáculo. Otros cobraban un centavo por libra.
El ‘crack’ de la Bolsa en el 29 abatió muchos de los circos volantes más prominentes, como The Gates Flying Circus. Los más pequeños, como Flying Aces con Jimmy y Jessy Woods continuaron hasta que en 1938 Air Commerce les exigió el uso de paracaídas. La CAA (ahora FAA) garantizó una exención para el Show Aéreo Nacional Fordon-Brown, que se celebró hasta 1940, cuando USA entró en la Segunda Guerra Mundial.
Jessie Woods explicaba: “Empezaron a ponérnoslo cada vez peor… Las exenciones eran tan ridículas que simplemente no podíamos hacer un show aéreo y obedecer las reglas al mismo tiempo.
La edad de oro del barnstorming llegó durante la Segunda Gerra Mundial. Tras la guerra, al margen de las reglas, un joven talento creativo y energético cogió los esquíes.
El adolescente Cliff Rose, que más tarde sería un gran especialista de Hollywood, hizo historia con su famoso “Batwing Death Spiral”. Fuera de Long Beach, California, Cliff hizo saltos con paracaídas a 400 pies. Tenía que tirar del cordón de apertura de su paracaídas incluso antes de abandonar la Stearman. Su piloto le pagó una paga extra de 50 o 60 dólares por dar en el blanco. Clif dijo que fue como robar caramelos a un niño, “a esa altura cómo podría fallar”.
Otro especialista, Cliff Winters, continuó esta tradición hasta finales de los años 50 y principios de los 60.
Sobre la misma época, tras prestar servicio a su país en la Segunda Guerra Mundial, se formaron otros equipos, como el Hollywood Hawks y el Cole Brothers’ flying circus. Duane Cole y sus hermanos formaron el Cole Brothers Flying Circus. Sus dos primeros wing – riders fueron Byron Bryner y Merle Torrance (un wing-rider es alguien que está en el mismo punto del avión durante todo el vuelo, frente a un wingwalker que camina por el avión en vuelo).Inicialmente, los hombres estarían en la parte superior del avión, con sus pies unidos a la sección central y cables alrededor de la cintura. En 1950, después de que Merle se rompiera ambos tobillos y sus rodillas golpearan con el avión mientras estaba haciendo acrobacias, se construyó la primera plataforma para wing – riders. Otros wing – riders fueron Lloyd Stoner, Dave Turner, Eldon Peter, y Edward Tate. Las mujeres Donna Vandemark y Judy Cole, se unieron al espectáculo en 1957. En los 60, Marion Cole vendió su Stearman a Bill Adams y Judy Cole, que continuaron con su actuación sobre el ala. El otro equipo en presumir de wing – rider fue el Harold Krier volando un Great Lakes con el wing – rider Red Grant.
Estas actuaciones aéreas sirvieron de inspiración a otros, y el equipo de Terry Holmes, primo de Judy Cole, con los pilotos californianos Bud Fountain y Clyde Parsons formaron el «Gold Coast Air Shows». En el noreste, Rod Jocelyn y Bob Trauger fascinaron a las multitudes actuando en la costa atlántica desde Jersey a Florida con Mel Robinson y Shirley Stafford abordo de su Stearman.
A mediados de los 70, Ron David, piloto y dotado narrador, llegó a ser el director del Flying Circus en Bealeton, Virginia. Bajo su administración, se volvió a las actuaciones originales, incluyendo los wingwalking. Como el aeródromo del Flying Circus era de hierba, pidió a la CAA que permitiese que el wingwalker saliera de la cabina durante el vuelo, pero permaneciendo en su interior durante el despegue y aterrizaje. Su preocupación era que el aparato capotara durante el despegue con el wing-rider sobre el ala. El permiso fue concedido, y su primer wingwalker fue Bill FitzSimons, un saltador del Flying Circus. Bill llevó su actuación por todo el país con el piloto Ron Shelley. El sustituto de Bill, Jim Bradley, siguió sus pasos. Jim fue miembro de los “Ángeles de Saint Michael” en el aeródromo del Flying Circus, y probó y desarrolló su actuación principal (historia de Jim contada por él mismo). Cuando fue llamado a filas, él eligió a Hank Henry para que continuase como wingwalking con Ron. Hank le sustituyó durante un año, y tras ese tiempo Ron buscó un nuevo wingwalker, Nour Jurgenson (historia de Ron y Nour). Jim Bradley, Hank Henry y Nour Jurgenson rompieron las barreras del wingwalking. Fueron los pioneros de los especialistas, y todavía hoy inspiran a wingwalkers en todo el mundo.
El Flying Circus continúa hoy en día con su tradición y su campo de vuelo. Quizás la actuación más famosa del Flying Circus fue “La Bella y la Bestia” de Wickers en los 90.
Otras actuaciones de la misma época: El showman que realmente fue el creador de las actuaciones modernas de wingwalkers fue Johnny Kazian. Realizó nuevas y atrevidas proezas en aviones, más potentes que los usados en los años 20 y 30, y sin ningún equipo de seguridad. Empezó en 1965 y continuó innovando encima del ala durante cuatro décadas más, con grandes como Joe Huges, Art Scholl, Jimmy Franklin y Dave Dacy. Generó un interés nacional en EEUU por los wilkwalking con actuaciones como “You asked for it” (cuatro veces) y “That’s incredible” (tres veces). Formando equipo con los pilotos especialistas Frank Tallman y Art Scholl, participó en películas como «The Great Waldo Pepper» y «The Stuntman». Todavía hace apariciones como parte de las tres generaciones de la familia Kazian de wingwalking con el piloto Dave Dacy (actualmente es su hijo Tony Kazian quien es wingwalker para Dacys). Johnny ha acumulado más de 3000 horas sobre el ala actuando en todo el mundo y continúa inspirando a loe wingwalkers actuales. La wingwalker Margaret Stivers dice “Johnny sentó las normas que todavía se utilizan, es el más grande”.
Eddie «the Grip» Green, igualando al temerario especialista de Johnnie Kazian era capaz de hacer cualquier cosa. Eddie abriría el show “buceando en el aire” con las banderas americana y canadiense. Pasaría de un coche al avión y entonces procedería con su actuación de wingwalk, terminando suspendido del avión mediante unas cuerdas. Después de 3187 transferencias, se puede decir que Eddie ha subido a un avión desde un coche a través de un cable más veces que las que ningún hombre ha hecho nunca. Durante su carrera de 45 años como especialista, Eddie actuó con pilotos como Harold Krier, Bill Barber, Bob Barden y Jimmy Franklin. El hijo de Eddie, Todd, continúa la tradición de su padre con el “United Team”, pasando de un Stearman a un helicóptero. Padre e hijo continúan inspirando a la generación actual de wingwalkers.
Gracias a Johnny Kazian y Eddie Green, el wingwalking tuvo su momento. Junto con el imponente biplano Stearman, las actuaciones empezaron a innovar con diferentes aviones como los Waco, Ag Cat, Tiger Moth, Antonov, helicópteros, e incluso ultraligeros. Las nuevas sujeciones y trapecios que se diseñaron permitían una gran variedad de actuaciones y equipos con estilo propio, sentando el camino para los actuales wingwalkers.
Los equipos actuales de wingwalking actúan por todo el mundo y su popularidad está aumentando. Cada actuación es única y refleja el tipo de avión, piloto y wingwalker. Las actuaciones de wingwalkers se mantienen en el presente sin olvidar sus raíces de la tradición barnstorming.
Margaret Stivers: “Tuve la oportunidad de conocer a Jessie Wood antes de que muriese. Ella me contó esta historia: Antes de la actuación, ellos miraban a la ciudad y buscaban un gato perdido. Tenían pequeños paracaídas para los animales y dejaban caer al gato desde el avión para darle un buen hogar con una de las personas del público. La última vez que Jessie vió a este Tom Cat era una mecha naranja en el aeródromo, con un pequeño paracaídas revoloteando tras él Desde entonces soy una amante de los animales, me alegra que el gato sobreviviese pero no pude ayudar debido a la risa que me provocó”.
Creo que en más de una ocasión he hablado del Grupo 43, de los botijos, y de la admiración que despiertan en mi. También he dicho que si alguna vez decidiera entrar en el EdA como ingeniero, me encantaría trabajar manteniendo los Botijos.
Hace unos días se difundió en la Lista de Aviación Militar de Yahoo un vídeo. Creo que ha gustado a todo aerotrastornado que lo ha visto. Más que gustar…
Os dejo el enlace a Youtube para que lo veáis (se ha desactivado el que se pueda embeber):