Este fin de semana estuve en Barcelona. La idea era grabar el podcast, y quedar con algunos bloggers aeronáuticos (Ángel, de Surcando los cielos y Joan de Landingshort), desvirtualizados gracias a Iberia, cuando nos llevaron a ver los talleres de mantenimiento.
Joan piloto privado, tiene habilitación de monomotor y de bimotor. Y quedé con él para volar en la 172R, con cabina de cristal. Ángel no pudo venir, pues trabajaba de noche…
El domingo tocó madrugón, recoger rápido la habitación y bajar. Joan había venido a recogerme e ir al aeródromo de Sabadell. Allí descubrí lo «pesado» que resulta volar en un aeródromo controlado. Acostumbrado a volar en uno no controlado, llegar, papeleo, esperar… Y cierto que como el avión es más grande que «mi» P92 puedes volar en mas condiciones meteorológicas, pero desde que llegamos allí hasta que salimos pasó 1 hora de papeleos… Sentado en la cabina tenía la sensación de ir en un camión, tanto por la altura como por la posición en la que se va sentado