Levantarse con el móvil lleno de mensajes de un grupo de Whatsapp no es nada nuevo ni especial. Que sea porque un conocido se ha aventurado en una empresa de lanzamiento de satélites, es otra cosa. Y los mensajes no eran ni más ni menos para avisarme que Daniel Ventura (coordinador de la Festa al Cel, piloto acrobático, piloto virtual y aerotrastornado en general) se había embarcado en el proyecto de lanzar pequeños satélites desde un ex-caza MiG 28 UB.
MiG 29, el «arquero», y los misiles, las flechas que pondrán en órbita los satélites.
Lanzar satélites empleando un avión como lanzadera no es nueva. Ahí estaba el Pegasus lanzado desde un L1011, o los -aún en desarrollo- S-3 y Stratolaunch. Ni tampoco es la primera vez que se tiene la idea de hacer desde un caza, como se pensó hacer desde el F-15.
Esto no significa que no sea buena idea o no sea original. En la historia aeronáutica tenemos muchos ejemplos de distintos inventos que no funcionaron porque no llegaron en el momento adecuado, o la tecnología no estaba madura como para tener éxito, como por ejemplo el motor a reacción (que lleva dando tumbos entre nosotros desde que en 1910 Coanda probara su avión), o los aviones no tripulados (Mosquito de Kettering, de la IGM por ejemplo, o el UCAV TDR-1 de la IIGM). Para que una idea triunfe se necesita que sea posible, que sea económico, y que la tecnología esté suficientemente madura como para poder llevarlo a cabo más allá deldemostrador tecnológico. Y por supuesto, demanda.
Respecto al factor económico, el Fulkrum es una plataforma probada, fiable y estoy seguro que incluso es fácil encontrar dónde adquirirlo, en los países del bloque ex-soviético, y fácil encontrar dónde mantenerlo (en Polonia, por ejemplo, cuyo ejército los usa, es un país de la Unión Europea y tiene experiencia en su mantenimiento, y seguro tiene stock de repuestos). Por contra, adquirir un F-15 debe ser tarea casi imposible, y operar un Fulkrum es indudáblemente más económico que un A-300 (por tamaño de hangar necesario, personal para mantenerlo, cantidad de combustible para volar…)
A la disponibilidad de una plataforma que, por los motivos expuestos, creemos que va a ser fácil de adquirir y económico de mantener, hay que añadir la evolución de la tecnología. Actualmente se está trabajando con satélites pequeños, y no por ello menos capaces, e incluso se ha apostado por el uso de tecnología standard para abaratar los costes (como el uso de smartphones como cerebro del satélite). La miniaturización de los satélites hace mucho más facil esta idea que hace 10 años, ¡no digamos que hace 20! Es decir, la tecnología de los nano-satélites es por fin madura, y con poco coste y poco tamaño podemos realizar las mismas funciones que antes se llevaban a cabo por satélites mayores.
El bajo coste de estos nuevos satélites está permitiendo a países que en otros tiempos no hubieran podido ni soñar con tener un satélite, tener pequeñas constelaciones que les dan distintos servicios (por ejemplo meteorológico). Y aquí tenemos al último jugador, la demanda.
Así pues hoy en día sí podemos reunir una plataforma que es viable económicamente, junto con satélites que pueden encajar en lanzadores tipo misil y con un mercado que demanda este tipo de satélites y de lanzadores, de bajo costo. Y Celestia Aerospace tiene un plus. Como indicaba Daniel Ventura (jefe de operaciones de vuelo de la compañía y uno de los pilotos que pondrán en órbita los satélites), hasta ahora para lanzar un satélite había que encontrar una empresa que lo fabricara, otra que lo lanzara, y otra que gestionara la información enviada desde el espacio. Celestia Aerospace ofrece en un paquete cerrado todo: diseño y fabricación del satélite, puesta en órbita y operación.
Los satélites pesarán entre 1 y 10 kilos, siendo el más pequeño un cubo de 10cm de arista, y el más barato un coste de 50k€. Su vida útil en el espacio es menor que la de un satélite de mayores dimensiones: en 1.5 años suele quedar totalmente destruido (lo que beneficia a todos, teniendo en cuenta la gran cantidad de basura espacial que hay ya en órbita), «pero como los costes son infinitamente menores que los de un satélite convencional, sale rentable sustituirlos cada vez que se destruyen» dijo Daniel Ventura.
Celestia Aerospace está dirigida por Gloria García-Cuadrado, físico, y ex directora del Clúster Aeronáutico Catalán. La empresa nace con una inversión inicial de 50M€ y esperan poner su primer satélite en órbita en 2016. Los satélites se diseñarán y fabricarán en Barcelona, el MiG-29UB se operará desde El Alguaire-Lleida, un aeropuerto con poca actividad comercial.