Un día debería sentarme con calma y tranquilidad y escribir algo sobre Aquellos chalados y sus locos cacharros (acabo de recordar que es una película, donde por cierto vi por primera vez siendo un crío un avión canard). Pero de momento vamos con calma. Primero escribimos sobre Horatio Phillips y sus multiplanos, ayer me dió por el Voisin Canard… hoy vamos a por los multiplanos del Marqués de Ecquevilly.
Habían sido muchos los que habían intentado volar, muchos los que habían acabado con sus huesos molidos y en una camilla, o muertos, y por fin en 1903 el primer vuelo de un aparato más pesado que el aire propulsado por sendas hélices contrarrotatorias movidas por un motor de gasolina. Después de ver con ese primer vuelo de los hermanos Wrigth que el vuelo era posible, los inventos para intentar volar se dispararon. Unos resultaron en aparatos extraños, pero que volaban, y otros dieron como resultado extraños engendros o, como mucho, extravagantes coches movidos por una hélice o dos.
Esto vino a ser lo que le ocurrió al Marqués de Ecquevilly en 1908. Si un ala o dos hacen que el avión vuele, con muchas volará mejor, o algo así debió pensar el Marqués (aunque no se le fue tanto la mano poniendo alas como a Horatio Phillips en sus multiplanos).
El avión se movió por tierra, arrastrado por la hélice, movida por un motor de tres cilindros, sobre sus cuatro ruedas. La estructura era de madera y tela. Como puede verse en la imagen era un bastidor elíptico, con 7 alas y una estructura interna en la que iban alojados piloto, motor y hélice, movida por una cadena.
De este último modelo no consigo encontrar nada de información…