
El Dornier Wal es conocido en España por su capacidad para realizar grandes vuelos, pues fue escogido para dos de nuestros grandes raids, el cruce del Atlántico Sur en 1926 en el Plus Ultra y la Patrulla Atlántida. Por eso no nos ha sorprendido que fuera el avión escogido por Amudsen en el vuelo que le dejó poco menos de 88 grados de latitud norte, a apenas unos kilómetros del polo norte.
En la primavera de 1925, Roald Amundsen, el célebre explorador noruego que había alcanzado el Polo Sur en 1911, y primer piloto civil noruego, se embarcó en una nueva y ambiciosa empresa: volar al Polo Norte. Su objetivo era convertirse en el primer ser humano en haber alcanzado ambos polos.

Amundsen abandonó los métodos tradicionales de exploración empleados hasta entonces, como el trineo o el barco. Firmó un contrato en enero de 1924 con la empresa alemana Dornier para la construcción de dos hidroaviones Dornier Wal. No serían ensamblados en Alemania, que aún se encontraba sufriendo las cláusulas del Tratado de Versalles, ni tampoco bajo licencia en España. Serían ensamblados en Pisa, Italia. Mussolini admiraba a Amudsen y apoyaba la empresa.

Los preparativos exigieron una inversión enorme. Amundsen, cuya situación económica era precaria tras años de expediciones, recurrió a distintas fuentes para financiar el proyecto. En Noruega, buscó el respaldo de la Sociedad Aeronáutica Noruega (Norsk Luftseiladsforening) y contactó con su presidente, Rolf Thommessen, en un intento por institucionalizar el esfuerzo. También trató de establecer una empresa que permitiera gestionar los aspectos comerciales y mediáticos del vuelo: Norsk Luftseiladsforening A/S for Amundsen-Ellsworths Polflyvning 1925.

Pese a estos esfuerzos, el apoyo estatal noruego fue limitado. Durante una visita a Italia en 1924, Amundsen fue recibido con honores por Benito Mussolini, quien se mostró entusiasta y brindó apoyo político al proyecto, viéndolo como un símbolo del avance técnico europeo. Pero el respaldo decisivo vino desde Estados Unidos: Lincoln Ellsworth, hijo de un magnate del carbón, ofreció una inyección clave de capital y se unió como patrocinador y participante de la expedición.

La expedición partió oficialmente desde Spitzbergen (Noruega) el 21 de mayo de 1925. Los dos hidroaviones, N24 y N25, llevaban a bordo seis tripulantes en total, tres en cada avión, incluyendo a pilotos, exploradores y mecánicos de vuelo: Roald Amundsen, Lincoln Ellsworth, el piloto Hjalmar Riiser-Larsen, el mecánico Oskar Omdal, el otro piloto Leif Dietrichson y otro mecánico de vuelo, Karl Feucht.

Los aparatos iban cargados al máximo de combustible, así que se redujo al mínimo cualquier otro equipo pesado, así que se retiraron las radios. Y, aun así, el avión despegó con 500kg más de los que el fabricante, Dornier, recomendaba. Incluso el alimento iba muy racionado, con menos de medio kilo —entre pemmican (una especie de galleta de carne seca), chocolate, galletas y leche en polvo— por persona

Pero el vuelo no salió según lo previsto. Debido a la densa niebla y al mal tiempo, los hidroaviones se vieron obligados a tomar sobre la nieve y el hielo en el casquete polar, a apenas 150 kilómetros del Polo Norte. Uno de los aparatos quedó inutilizado tras esta toma de emergencia. Aislados en el hielo, sin comunicación por radio, los seis hombres pasaron 45 días atrapados en el Ártico.

Entre los seis lograron reparar parcialmente el hidroavión N25, despejar un área en el hielo para improvisar una pista de despegue, y regresar a la base, aún existente, en Ny-Ålesund, desde donde emprendieron el regreso a casa. Llegaron a Oslo el 15 de junio de 1925, donde fueron recibidos como héroes nacionales ¡después de haber sido dados por muertos!.
La expedición, que había sido concebida como una inversión publicitaria y científica, terminó generando enormes pérdidas. El contable de Amundsen registró un déficit de 60.000 coronas noruegas a fines de 1925. Para entonces, la empresa creada para la expedición estaba totalmente en quiebra. Amundsen lamentó especialmente haber rechazado una oferta de 50.000 dólares de la productora First National Pictures por los derechos cinematográficos del vuelo. Su decisión de buscar una oferta mejor resultó ser un grave error: nunca se firmó otro contrato y la expedición perdió un ingreso clave.

Con apenas recursos, y habiendo hipotecado incluso sus derechos de autor, Amundsen se encontró más vulnerable que nunca. Sin embargo, no abandonó su objetivo polar. Un año después, en 1926, volaría sobre el Polo Norte en el dirigible Norge, junto a Umberto Nobile y Lincoln Ellsworth, alcanzando finalmente su meta.
N 24 y N 25
- Tipo de aeronave: Dornier Do J Wal
- Matrículas: N 24 y N 25
- Longitud: 17,25 m
- Envergadura: 22,5 m
- Altura: 5,2 m
- Peso en vacío: 3630 kg
- Carga útil: 2600 kg (especificaciones)
- Velocidad máxima: 185 km/h
- Autonomía: 800 km
- Motores: Rolls-Royce Eagle (dos en tándem, uno orientado hacia adelante y otro hacia atrás)
- Fabricante: Dornier Flugzeugwerke
- N 24
- Lincoln Ellsworth, navegador
- Leif Dietrichson, piloto
- Oskar Omdal, mecánico
- N 25
- Roald Amundsen, navegador
- Hjalmar Riiser-Larsen, piloto
- Karl Feucht, mecánico
Roald Amundsen dejó constancia de que el N 24 y el N 25 despegaron finalmente de Kings Bay con cargas de 3100 kg, superando así en unos 500 kg el límite máximo recomendado por Dornier.

El fuselaje de duraluminio (serie 2XXX de aluminio) era una hidrocanoa con dos flotadores laterales que también lo estabilizaban en el agua, patente de Claude Dornier.
Ninguno de los dos aparatos ha sobrevivido hasta nuestros días. El N 24, naturalmente, fue abandonado sobre el hielo. El N 25, en cambio, se utilizó posteriormente en varios vuelos, incluido uno en 1930 desde Alemania hasta Nueva York pasando por Islandia, Groenlandia y Labrador. En 1932, fue transferido al Museo Alemán (Deutsches Museum) en Múnich, pero fue destruido durante un bombardeo en 1944. El Museo Dornier en Friedrichshafen exhibe actualmente una réplica a tamaño real del N 25.
Afortunadamente, el modelo a escala que Amundsen recibió de la fábrica Dornier antes del vuelo de 1925 ha sobrevivido, y aún cuelga del techo del salón de su casa Uranienborg.
Fuentes
- To 88 degrees north
- N 24 and N 25
- The Polar Flight 1925
- The N24/N25 flight towards the North Pole (1925)
- Galería de Tom Wigley, proveniente del Preus Museum Archive
Descubre más desde Sandglass Patrol
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.