Hace ya unos años que escribimos por primera vez de Celestia Aerospace. Ahora además entrevistamos a Daniel Ventura Rogríguez, su vicepresidente.
El espacio parecía coto privado de las grandes agencias espaciales y algunos ejércitos. Pero cada vez hay más empresas privadas con ganas de hacerse un hueco entre las grandes empresas públicas y poner su granito de arena en órbita, o en Marte.
Lanzar satélites desde un avión no es idea nueva: Ahí estaba el Pegasus lanzado desde un L1011, ni tampoco es la 1ª vez que se quiere hacer desde un caza. Esto no significa que no sea buena idea o no sea original. En la historia hay muchos ejemplos de distintos inventos que no funcionaron porque no llegaron en el momento adecuado, o la tecnología no estaba madura, como el motor a reacción que lleva con nosotros desde 1910 o las aeronaves no tripuladas, que llevan con nosotros desde que Torres Quevedo quiso montar su Telekino en un dirigible a comienzos del siglo XX. Para que una idea triunfe se necesita que sea posible llevarlo a cabo más allá del demostrador tecnológico y que sea económico. Y por supuesto, demanda.
Entrevistamos a Daniel Ventura, vicepresidente de Celestia Aerospace.
- ¿Por qué podría funcionar vuestro proyecto ahora, y no los de antes?
La idea no es nueva, pero los anteriores intentos han pecado principalmente de dos importantes defectos: iban a un rango de masas demasiado elevado, requiriendo de importantes modificaciones en el avión e incluso el apoyo de otros aviones; y aparecieron cuando la utilidad de los nanosatélites era muy limitada.
- ¿Los nanosatélites no son muy pequeños para ser útiles? La miniaturización actual es la razón principal del boom de los nanosatélites: permite un gran número de aplicaciones, observación de la Tierra, comunicaciones seguras de banda estrecha, certificación de componentes que han de viajar al espacio en otros satélites de mayor tamaño…
- ¿Las constelaciones de nanosatélites no empeoran el problema de la basura espacial?
La ventaja es que van a órbitas llamadas LEO (Low-Earth Orbit) en las cuales la atmósfera todavía está presente y existe una mínima resistencia que hace que los satélites se frenen y reentren a la atmósfera a los 2 años aproximadamente, desintegrándose totalmente.
- ¿Por qué un ex caza?
El MiG-29 es perfecto para este cometido: es un interceptor puro, diseñado para subir hasta los 20 km de altura en un tiempo récord. Además, se trata de un modelo que lleva operando desde los años 80, por lo que las primeras unidades ya han comenzado a pasar al sector privado lo cual los hace lo asequibles como para hacer que la operación sea rentable.
- ¿Otros usos para el MiG?
Como mercado secundario, utilizarlo para dar vuelos VIP supersónicos hasta los 20 km de altura, donde comienza a apreciarse la curvatura de la Tierra o contemplar gran parte del Mediterráneo de un solo vistazo.
- ¿Cualquier aeropuerto serviría?
Cualquiera con una pista de 2 km o más es una base de operaciones viable, por lo que podemos desplazar el avión allí donde el cliente indique.
- ¿Qué ventajas tiene utilizar este sistema?
Existe un término para definir el punto fuerte de nuestro sistema: Rapid Response. A diferencia de otros sistemas de lanzamiento, permite a un cliente que disponga de uno o más nanosatélites con todos los permisos en regla lanzarlos a órbita en un tiempo récord, ya que el avión se encontrará en estado de vuelo constantemente y dispondremos de un stock de lanzadores (un cohete de 7 m de largo y 1000kg de masa al que hemos bautizado Space Arrow) listos para ser acoplados al avión.
En la actualidad Celestia dispone de todos los permisos para comenzar la campaña de vuelos de prueba en un tiempo no superior a 6 meses, y busca inversores para cerrar la Serie A que permitirá la adquisición del MiG-29UB, lanzadores, y todos los costes de operación hasta el inicio de lanzamientos comerciales.