Normalmente se pone como ejemplo motivador a la aviadora Amelia Hearhart, sin embargo creo que hay otras muchas aviadoras y pioneras interesantes y que no nos podemos quedar en tan solo una.
Nos gusta recordar a otras pioneras como Bessie Coleman, Marie Marvingt, Elsie MacGill o la impenitente Pancho Barnes, incluso con la moral de hoy en día no estaría bien vista.
Hoy voy a contar la historia de Pancho Barnes. Fue criada y educada como se hacía con un primogénito varón en 1900, y después de haber descubierto la libertad y la independencia, se negó a ser la señorita bien que se esperaba que fuera.
Florence Leontine Lowe
El 22 de julio de 1901 nació como Florence Leontine Lowe, hija de Florence Mae Dobbins y Thaddeus Lowe, Jr., hijo de Thaddeus S.C. Lowe, un aeronauta e inventor que había sido pionero de la aviación militar volando globos para el ejército de la unión con el Cuerpo de Aeroestación del Ejército de Potomac durante la Guerra Civil Americana. También planeaba un vuelo transatlántico en globo, fundó un hotel en la alta montaña y creó un ferrocarril eléctrico para llegar a él… un hombre de negocios que quebró y rehizo su fortuna en varias ocasiones.
Thaddeus Jr. era un amante de la vida al aire libre y disfrutaba montar a caballo y de su mansión de 2230 metros cuadrados y 35 habitaciones en San Marino, California, un regalo de la adinerada y ferviente familia episcopaliana de su esposa.
Florence Leontine Lowe, que más tarde sería conocida como Pancho Barnes, fue una niña rebelde. Mientras su madre cuidaba a de su enfermizo hermano, su padre y su abuelo la trataban, criaban y enseñaban como se hubiera hecho con un primogénito de una familia adinerada, en lugar de como a una futura señorita de la alta sociedad. Así pues Florence aprendió desde joven a montar, a cazar, a hacer negocios y a vivir libre. Su hermano William Emmert falleció cuando Florence aún era muy joven.
A los diez años, su abuelo, Thaddeus Sr., llevó a Florence a su primer show aéreo, encendiendo lo que se convertiría en una pasión de toda la vida.
Durante la mayor parte de la siguiente década, Florence se comportó de una manera que habría vuelto a cualquier familia de bien. A lo largo de su adolescencia, escapó varias veces de casa, una vez montando a caballo hasta Tijuana, y estuvo en tres internados y escuelas privadas religiosas diferentes. Mientras en los internados sus compañeras soñaban con casarse, ella soñaba con vivir su vida libre.
La educación que le habían dado su padre y su abuelo no encajaban con lo que la sociedad esperaba que fuera de ella: una debutante millonaria bien educada que se quedara en casa tras encontrar al marido adecuado.
Matrimonio concertado
Después de graduarse, Florence anunció a su familia, que no veía con buenos ojos sus planes y lo que se esperaba de ella, que quería ser veterinaria, lo que era una declaración de amor por los animales. Su madre respondió inscribiéndola en una escuela de arte, una carrera más femenina y adecuada para una señorita de la alta sociedad. Su abuela, por su parte, se encargó de encontrarle un esposo adecuado y respetable, concertando un matrimonio.
Florence fue casada con 19 años con el reverendo C. Rankin Barnes en enero de 1921. Basta decir que no hubo ni una chispa de amor. Según relatos de su diario y de amigos cercanos, la primera vez que se besaron fue en la ceremonia de matrimonio, y la única vez que tuvieron sexo, y a ambos les repugnó la experiencia, fue en su luna de miel. Nueve meses después, la pareja tuvo un hijo, William E. «Billy» Barnes.
Por motivos laborales el reverendo Barnes tuvo que trasladarse a otra ciudad. A partir de ese momento la relación del reverendo y de la futura aviadora fue una relación epistolar de amistad, de respeto, incluso de admiración, pero nunca de pareja.
La maternidad no tuvo en Florence el efecto que su madre y su abuela deseaban. Florence, cuando su hijo contaba con tres años y tras la muerte de su propia madre, abandonó su hogar y recorrió el país, conociendo a sus primeros amantes, y descubriendo los placeres del sexo.
Pancho Barnes y La Vida Loca en Sudamérica
Cuando su madre murió, Florence heredó una considerable fortuna de unos 500000 dólares, lo que equivale a unos 7 millones de dólares hoy en día. Usó el dinero para financiar el estilo de vida desenfrenado que mantendría hasta su muerte. Primero, viajó a Sudamérica en un crucero, y luego regresó a su mansión por un corto tiempo, en el cual organizaba fiestas que a veces duraban semanas.
Ah, demonios. Nos divertíamos más en una semana que esos tontos en toda una vida.
Florence regresó a Sudamérica disfrazada de hombre, para conseguir trabajo en un barco platanero y ganar algo de dinero mientras exploraba. Poco después de zarpar, la tripulación descubrió que, en lugar de transportar mercancías legales, estaban realizando contrabando de armas y municiones a los revolucionarios que luchaban en México. Al llegar a su destino, el barco fue abordado por guardias armados, y la tripulación fue retenida durante seis semanas. Florence y Roger Chute, el timonel del barco, fueron los únicos en escapar tras robar un caballo y un burro.
En su huída de 400km Florence bromeó con Roger diciéndole que parecía Don Quijote, a lo que él respondió: «Entonces eso te convierte en Pancho». Cuando Florence intentó corregirlo, indicando que el escudero de Don Quijote era Sancho, Roger replicó que le gustaba más «Pancho» y Florence estuvo de acuerdo, así que se quedó con el nombre.
Los dos lograron regresar a California, tras haberse ocultado en un barco, hacer parte del camino en autoestop, en tren o a pie.
El despegue de Pancho Barnes
En 1928, Pancho decidió que quería aprender a volar mientras llevaba a su primo a sus lecciones de vuelo. Comenzó a recibir lecciones de vuelo de un piloto de la Primera Guerra Mundial, Ben Caitlin (el instructor de su primo), en su propio avión, un biplano Travelair 9000 que había comprado por 5500$.
Pancho Barnes voló por primera vez después de solo seis horas de instrucción, convirtiéndose así en la primera mujer a la que Ben Caitlin había enseñado a volar. En su primer vuelo de larga distancia, un viaje a San Francisco, el motor tuvo varios problemas, lo que resultó en un total de ocho aterrizajes de emergencia.
Naturalmente, se enamoró del vuelo, y se apasionó por él.
Inmediatamente se lanzó a una vida como barnstormer, participando en exhibiciones, y carreras aéreas. En 1929, chocó contra un camión en la pista durante el Women’s Air Derby, pero regresó al año siguiente (patrocinada por Union Oil) para ganar la carrera en un Travel Air Type R Mystery Ship, un avión de carreras de ala baja con el que Pancho rompió el récord mundial de velocidad femenino de Amelia Earhart en esa misma carrera, manteniendo una velocidad promedio de 196.19 mph.
Cuando el patrocinio de Union Oil Company terminó, Pancho se fue a Hollywood, donde se hizo un nombre como piloto de películas; la primera mujer piloto en Hollywood.
Hell’s Angel Inició la W.A.R.
En 1929, Pancho Barnes proporcionó los sonidos de aviones para la película Hell’s Angels de Howard Hughes, pasando volando cerca de equipos de sonido atados a globos. Este fue solo uno de los muchos trabajos aéreos que realizó en varias películas de aventuras aéreas de los años 30.
En 1931, Pancho fundó la Asociación de Pilotos de Cine, uno de los primeros sindicatos de Hollywood, creado para proteger a los pilotos de acrobacias de la industria cinematográfica y promover la seguridad en el vuelo y el pago estandarizado para el trabajo aéreo de acrobacias.
En los años siguientes, trabajó con otras aviadoras para organizar la Reserva Aérea Femenina (W.A.R.). Los objetivos, además de demostrar que las mujeres podían servir a su país tan bien como los hombres, incluían la esperanza de que el éxito de la organización llevara a una igualdad en las calificaciones de vuelo para las aviadoras y fomentara a más mujeres a dedicarse a la aviación. Pancho proporcionó formación en saltos en paracaídas y habilidades de primeros auxilios en el campo de batalla. En 1934, ella y otras cinco miembros realizaron el primer vuelo de mujeres a través del país (de costa a costa en los EE.UU.) para promover la W.A.R.
Como su padre y su abuelo, Pancho se hizo rica y se arruinó en varias ocasiones. La primera llegó con la gran depresión y la crisis del 29, su estilo de vida era caro, daba para ahorrar poco, y un par de malas inversiones se llevaron por delante su fortuna. Se vio obligada a alquilar su casa de la infancia, la mansión en San Marino, antes de venderla, y cambió su edificio de apartamentos en Los Ángeles por una pequeña casa de cuatro habitaciones en un rancho en el Valle de Antílope, California. El rancho estaba ubicado en un terreno de 180 acres en una finca de alfalfa cerca del Lago Seco Muroc, y cerca de Muroc Field, un campo de entrenamiento del Cuerpo Aéreo del Ejército que eventualmente se convertiría en la Base Aérea Edwards.
Pancho era una gran aviadora, capaz de colar el avión de forma casi innata, pero era mala con las normas. Y durante los años 30 la FAA las complicó mucho. La aviación estaba en expansión y ya no valía con sólo subirse al avión y volar, había que respetar muchas normas y protocolos nuevos que antes no existían.
El renacer de Pancho en una tierra en medio de la nada
El hijo de Pancho, Billy, que ahora tenía 12 años, decidió mudarse con su madre por primera vez y se unió a ella en el rancho para tener un poco de libertad. A cambio de su ayuda en el rancho, Pancho ejerció de madre, que nunca había entrado en sus planes, lo mejor que supo.
Pancho no sabía nada sobre agricultura, pero tenía un don par los negocios.
Expandió el rancho con vacas lecheras y cerdos. Poco después, el campamento del Cuerpo Aéreo del Ejército se convirtió en el Muroc Army Air Field, y Pancho empezó a convertir su rancho en un resort para pilotos de permiso, a la vez que hacía negocio convirtiéndose en su «basurera», recogiendo y retirando sus desechos, y reciclando los que podía como alimentos para sus cerdos.
Poco a poco, agregó habitaciones con aire acondicionado, baños privados y un bar. En 1939, se estableció el Civilian Pilot Training Program para entrenar a pilotos, y aprovechando la oportunidad, Pancho consiguió un contrato con el gobierno para proporcionar aviones e instructores para la escuela de vuelo local.
Por aquél tiempo fue cuando el reverendo conoció a otra mujer, de la que se había enamorado, y tras años de vidas separadas y una «relación abierta», solicitó el divorcio.
Poco después Pancho se casó con Robert Hudson “Nicky” Nichols Jr., un estudiante del programa de entrenamiento de pilotos. El matrimonio duró dos semanas.
Para 1941, podía permitirse mejorar aún más su resort y añadió comodidades como una piscina, tres pistas de aterrizaje, un hangar, una pista de carreras e incluso un estanque con forma del emblema de la Fuerza Aérea.
El rancho se convirtió en lugar de descanso de los militares de la cercana base aérea, y lugar al que escaparse volando desde cualquier aeródromo. Pancho hizo publicidad en los periódicos de Los Ángeles invitando a las familias a disfrutar de su “moderno rancho volador” por 49 dólares a la semana, por persona, con comidas incluidas.
Nacimiento del Happy Bottom Riding Club
El rancho fue popularizándose entre los pilotos civiles y los militares, y Pancho lo reinventó y lo convirtió un club llamado Happy Bottom Riding Club. La Escuela de Pilotos de Pruebas de la Fuerza Aérea se reubicó cerca, lo que hizo que su negocio creciera aún más. Pancho ofrecía a los pilotos de pruebas una cena gratuita de filete por romper la barrera del sonido con éxito. Por supuesto, Welch y Yeager disfrutaron de la famosa cena.
Además del filete gratis para el piloto que hubiera roto la barrera del sonido, se hicieron famosas sus fiestas, su alfombra hecha con prótesis mamarias de goma, y sus baños desnuda montando a caballo, cual amazona, en la piscina, que contaba con una rampa en espiral para poder entrar y salir de ella facilmente con el caballo. También eran célebres sus fly-in y sus eventos de búsqueda del tesoro.
Cada noche en el Happy Bottom Riding Club, Pancho servía a pilotos, presidentes de empresas de aviación y altos oficiales militares, incluidos su viejo amigo Jimmy Doolittle, ahora un general de tres estrellas. El general H.H. Arnold, comandante de la Fuerza Aérea del Ejército, y Chuck Yeager, también eran visitantes frecuentes. Las paredes estaban cubiertas con fotos de pilotos y prototipos de aviones, todas autografiadas por sus invitados.
Pancho contrató a camareras para atender a los clientes en el rancho. Las camareras solían ser aspirantes a actriz sin trabajo. En ocasiones, en las fiestas, algunas bailaban con los clientes. Y, algunas, se prostituían. Por eso Pancho fue acusada de dirigir un burdel, cosa que siempre negó, aunque nunca ocultó que hubiera aspirantes a actriz que «sacaban un sobresueldo», aunque aclarando que «ella no tenía nada que ver con ello, no eran sus asuntos».
No nos hacemos responsables del bullicio y el ajetreo que puedan ocurrir aquí. Hay mucha gente que arma bulla, y algunos ajetrean. Pero ese es su asunto, y un asunto muy antiguo.
El licor fluía generosamente para aquellos que disfrutaban de las historias salvajes de Pancho, que siempre fumaba cigarros.
¡Ah! y, como no, el rancho sale en la película The Right Stuff
Muchos matrimonios y Salud Deteriorada
En 1944, conoció a Don Shalita, un joven bailarín que se mudó al rancho al darse cuenta de que su carrera estaba en declive. Un año después, se casaron, lo que resultó ser un récord para Pancho. Vivió con su esposo durante cuatro meses antes de echarlo.
El piloto Eugene “Mac” McKendry, que había regresado de un tour de servicio en el extranjero, al llegar a casa se encontró una notificación de divorcio, y se mudó al Happy Bottom Riding Club. Se le concedió la custodia de su hijo, pero no tenía a dónde ir, por lo que pronto encontró un hogar en el rancho con Pancho.
En 1946, probablemente debido al consumo excesivo de alcohol y cigarrillos, Pancho sufrió sufrió por hipertensión una hemorragia retiniana (sangrado en la parte posterior del ojo). Se negó obstinadamente a recibir tratamiento hasta que colapsó y un trabajador del rancho llamó a un médico. Dado que la medicina de la época no ofrecía muchas opciones de tratamiento, aceptó someterse a una cirugía experimental llamada simpatectomía, «la extirpación quirúrgica de un nervio simpático o la eliminación de un ganglio para aliviar una condición afectada por su estimulación.»
La cirugía requirió dos operaciones separadas con incisiones de 45 cm en ambos lados de su columna, además de la extracción parcial de cuatro costillas. Durante la recuperación, contrajo neumonía, dejándola postrada en cama. Mac estuvo a su lado durante todo el proceso de recuperación.
En junio de 1952, después de que Pancho se recuperó y volvió a ponerse de pie, comenzó a planear su cuarto matrimonio con Mac, su amigo y amante. Pancho tenía 51 años, Mac 32. La ceremonia fue breve, sin complicaciones, y duró menos de un minuto. El comandante Al Boyd la entregó en matrimonio, y Chuck Yeager estuvo presente como su acompañante, con unos 650 invitados. Antes del banquete de bodas, la pareja se casó de nuevo en una ceremonia nativa americana oficiada por el jefe Lucky y la Pequeña Blanca Nieves de la cercana tribu Blackfoot.
Cuando los buenos tiempos terminan
Desafortunadamente, los buenos tiempos no duraron. Un cambio de mando en la Base Aérea Edwards condujo a una batalla legal que duró años y destruyó el éxito del Happy Bottom Riding Club. La Fuerza Aérea se quejaba de que las numerosas aeronaves civiles operando en el rancho interferían con sus operaciones. Además, la moral casi victoriana de la nueva mujer del jefe de la base chocaba frontalmente con el estilo de vida de Pancho y con la fama del rancho. Ella se dirigía a Pancho despectivamente como «la mujer de la basura», por su negocio de recogida de deshechos.
Con el nacimiento del B-36, y su versión nuclear, y su larga carrera de despegue, la excusa para expropiar el rancho estaba servida: hacía falta una nueva y larga pista y ésta debía pasar directamente por el rancho de Pancho.
La Fuerza Aérea le ofreció a Pancho Barnes el mismo precio que ella había pagado por la casa de 4 habitaciones y la granja de alfalfa, mucho más bajo que el verdadero valor de su resort, con todas las adiciones y modificaciones que ella había realizado durante años.
Ella rechazó la oferta y solicitó una nueva tasación, que fue concedida. Sin embargo, durante la nueva tasación, el nuevo comandante de la base la acusó de estar manejando un burdel en su rancho, y se prohibió a todo el personal militar visitar el lugar. Esa falta de ingresos fue devastadora para el Happy Bottom Riding Club, lo que redujo drásticamente su valor.
Barnes respondió con una demanda contra la Fuerza Aérea para «expulsar a los canallas del gobierno que perpetraron tal injusticia». Al parecer, ella planeaba interrogar, bajo juramento, a varios oficiales y personal de la base, lo que consideraba que llevaría a limpiar su nombre.
En 1953, en el punto más caliente de la batalla legal, un «misterioso incendio» quemó su rancho, lo que redujo aún más el valor a un nivel cercano al precio original que la Fuerza Aérea le había ofrecido.
Finalmente, el tribunal falló a su favor y se le otorgaron 375000$ por su propiedad y el negocio, además de que la Fuerza Aérea retiró todas las acusaciones de «mala reputación». Sorprendentemente, después de esa larga y difícil batalla, nunca se construyó la pista propuesta.
Un nuevo comienzo
Pancho compró otro rancho e intentó comenzar de nuevo. Pero el terreno no era bueno para los animales, no contaba con los ingresos fijos de retirada de los deshechos de la base, y estaba tan alejado de Los Ángeles que no recibía visitas ni clientes, ni pilotos civiles o militares. Malgastó parte del dinero de la indemnización en un barco, que no tocó nunca el agua y se echó a perder en el rancho.
Los años de fiestas y emociones de Pancho finalmente comenzaron a pasarle factura, y la vida decidió golpearla cuando ya estaba en el suelo. Fue diagnosticada con cáncer de mama y tuvo que someterse a una mastectomía doble. Mac, aunque permaneció a su lado durante las cirugías, comenzaba a distanciarse, y su relación se desmoronó. Después de que Mac se mudara, Pancho finalmente (en 1962) solicitó el divorcio.
Ruina y vida solitaria.
Pancho comenzó a trabajar en su autobiografía. Un viejo amigo le permitió vivir en una casa de 6 por 7 metros en California, donde empezó a criar yorkshires cuando no viajaba para conferencias y banquetes locales.
Cuando algunos de sus viejos amigos supieron de su ruina y de su soledad, intentaron ayudarla económicamente. En 1971, Pancho regresó a la Base Aérea Edwards cuando sus amigos, incluidos Buzz Aldrin, le organizaron una fiesta por su 70º cumpleaños.
Ese fue uno de los últimos eventos positivos en la vida de Pancho Barnes,
Muerte en soledad
En la primavera de 1975, falleció en su minúscula casa de 6×7 metros cuadrados.
La única razón por la que se descubrió su muerte fue que no se presentó a un compromiso, dar una conferencia en la reunión anual de Barnstormers el 5 de abril de 1975. Un amigo la había llamado el 30 de marzo y no había logrado contactarla, y después de que ella faltara al compromiso, su hijo finalmente fue a verificar cómo estaba. La encontraron en el suelo de su casa, rodeada de suciedad y excrementos de animales. Llevaba ya varios días muerta.
Su cáncer de mama probablemente fue la causa final de su muerte.
El último vuelo de la aviadora Florence «Pancho» Barnes
Su hijo Billy obtuvo permiso de la Fuerza Aérea para sobrevolar el campo en el Rancho Oro Verde y esparcir sus cenizas. Los testigos en el suelo dijeron que, mientras las cenizas caían hacia abajo, un viento cruzado las levantó y las devolvió hacia la cabina de la pequeña Cessna. Pancho no quería aterrizar.
Su ex esposo Mac y su hijo Billy le sobrevivieron durante varios años. Billy falleció volando un North American P-51 Mustang en octubre de 1980.
El negocio de su hijo, Barnes Aviation en Lancaster, sigue en funcionamiento hoy como una empresa de aviación general.
Cada año, la Escuela de Pilotos de Prueba de la USAF en la Base Aérea Edwards organiza un Día de Pancho Barnes en las ruinas del Happy Bottom Riding Club. La celebración tiene un horario familiar, antes de convertirse en una fiesta solo para adultos.
Citas famosas de Pancho Barnes
El Archivo del Patrimonio de la Fundación Pancho Barnes consta de más de 36 metros lineales de archivos que contienen su correspondencia personal y de negocios, registros comerciales, archivos legales, fotografías, negativos fotográficos y algunas películas de 16 mm. Durante la mayor parte de su vida, Pancho Barnes tuvo una secretaria, por lo que los archivos de correspondencia casi siempre contienen ambas partes de la comunicación (es decir, carta entrante y respuesta). Durante el proceso de creación del inventario del Archivo, seleccionamos de sus cartas algunas, la Fundación seleccionó y clasificó alguna de sus citas y reflexiones.
FILOSOFÍA DE VIDA DE PANCHO BARNES
- «Cuando puedas escoger, escoge ser feliz.»
- «La verdadera riqueza no se mide en dólares, sino en el amor y la risa que compartimos con los demás.»
- «Si no piensas en grande, solo sucederán cosas pequeñas.»
- «Las mentes abiertas abren puertas.»
- «Prefiero tener una vida llena de ‘oh vaya’ que una vida llena de ‘¿y si…?'»
- «A veces el miedo no es más que excitación necesitando un ajuste de actitud.»
- «Las personas más felices que conozco son aquellas que están demasiado ocupadas como para estar buscando la felicidad.»
- «En el vasto cielo de la vida, tus sueños son tus alas. Cuanto más fuertes sean, más alto volarás.»
- «No dejes que las tormentas de la vida te mantengan en tierra. Baila bajo la lluvia hasta que escampe»
- «Puedes quejarte de que los rosales tienen espinas, o puedes alegrarte de que tengan rosas.»
- «A veces, los viajes más importantes que hacemos son los que comienzan con un solo salto de fe.»
- «Ama generosamente, ríe de corazón y vive la vida con el acelerador a fondo.»
- «Sueña más mientras estés despierto.»
- «Cuando el viento de la vida sople en tu contra, recuerda que incluso los pájaros más poderosos aprovechan el viento en contra para volar más alto.»
- «Un vuelo tranquilo no hace a un piloto hábil; es la turbulencia lo que nos hace expertos»
- «Un verdadero aventurero abraza los desvíos inesperados, sabiendo que a menudo conducen a las experiencias más memorables.»
- «Los recuerdos que hacemos y las amistades que forjamos son los souvenirs más valiosos que recogemos en nuestro viaje por la vida.»
- «A veces en la vida encontrarás vientos cruzados. Pueden desviarte de tu curso, pero debes ajustarte y seguir volando.»
- «Echa una mano mano, regala una sonrisa o presta un oído atento, y verás que el viaje de tu vida se enriquece.»
- «Un corazón compasivo hace que el viaje por la vida sea más suave, incluso en los espacios aéreos más turbulentos.»
PENSAMIENTOS DE PANCHO BARNES SOBRE LA IMPORTANCIA DE VIVIR TU VIDA
- «Sé tú mismo. No intentes ser como alguien más, porque ya hemos visto eso.»
- «A veces, la mejor manera de navegar por la vida es confiar en tu intuición y seguir tu corazón.»
- «Tus alas fueron hechas para llevarte a ti, no el peso de las expectativas de otra persona.»
- «Sé el piloto de tu propia vida y no dejes que nadie más tome el control.»
- «Naciste como un original, no dejes que la vida te convierta en una copia de alguien más.»
- «Cuando eres fiel a ti mismo, descubrirás que el mundo se abre ante ti de maneras que nunca imaginaste.»
- «Ser uno mismo es la mejor herramienta de navegación que tienes en el viaje de la vida.»
- «Libérate. Sé tú mismo.»
PENSAMIENTOS DE PANCHO BARNES SOBRE SER PILOTO
- «Un milla de carretera te llevará una milla, pero una milla de pista de aterrizaje te puede llevar a cualquier lugar.»
- «Si tienes la suerte de ser piloto, ya eres afortunado.»
PENSAMIENTOS DE PANCHO BARNES SOBRE EL SEXO Y LA SEXUALIDAD
- «Sabes que volar es muy parecido al sexo. No es gran cosa, hasta que te falta»
- «Si no tiene alas ni pantalones, no me interesa.»
AGUDEZA DE PANCHO BARNES
- «No te mees en mis botas y me digas que está lloviendo.»
- «No te pongas en cuclillas con las espuelas puestas.»
- «Decir que algo es ‘imposible’ no es un hecho; es una opinión.»
- «El éxito es como la altitud: es fácil perderlo si no estás prestando atención.»
- «El cielo no es el límite, es solo el comienzo.»
- «La práctica hace al maestro.»
- «He descubierto que cuanto más trabajas en la vida, más ‘buena suerte’ llega a tu camino.»
Fuentea: