Hemos hablado ya en este blog del Mosquito de Kettering, un torpedo aéreo que no era más que un avión no tripulado con un sistema de guía inercial, a base de giróscopos (se parece a la V-1, solo que ésta además era a reacción), lo que le hace ser un UAV digamos ‘autónomo’, sin piloto externo. También hablamos del TDR-1, un avión no tripulado dirigido a distancia, gracias a un sistema de ‘radio-control’ unido a uno de televisión. Ahora le toca a las «bombas volantes» estadounidenses por radio control, el BQ-7: un B-17 modificado, cargado de explosivos y dirigidos por control remoto desde otro bombardero.
La idea era relativamente simple: los Baby despegarían pilotados por un piloto y un navegante que dejaría listos los sistemas de radio control. Aun sobre territorio británico abandonarían el Baby en paracaídas y éste sería dirigido por un avión nodriza, un B-24 modificado (AZON B-24) que llevaría a los controladores de los Baby, así como los sistemas de radio control y receptores de televisión. Mientras que el avión nodriza volaría a unos 20 mil pies, los BQ-7 lo harían a tan solo 1800pies (~600m).
Exordio: Operación Afrodita y en inglés podéis encontrar bastante información aquí