Tripulantes de B-29 utilizados como cobayas humanas por los japoneses en la IIGM

  • La Universidad de Medicina de Kyushu reconoce que se usaron prisioneros de guerra como sujetos de investigación médica vivos
  • 8 prisioneros de guerra fueron utilizados para experimentar vivos con ellos en Japón.

El Museo de la Universidad Imperial de Medicina de Kyoto ha roto el silencio guardado durante 70 años. Durante este tiempo tratar este tema fue siempre un tabú. El Museo, abierto el primer fin de semana de abril en terrenos de la universidad de Kyushu, en Kukuoka, detalla más de cien años de innovación médica en Japón. Y una pequeña sección da detalles de un capítulo oscuro en la historia de la universidad

Un B-29 con base en Guam acababa de bombardear Fukuoka cuando fue derribado por un ataque tarán de un caza japonés. Los doce tripulantes saltaron. Uno murió al ser atacado en su paracaídas por otro caza. Otros dos fueron apuñalados por gente local al llegar al suelo. Los nueve tripulantes restantes fueron cogidos como prisioneros, el Capitán Marbin Watkins fue enviado a Tokio para ser interrogado, y el resto entregado a médicos militares que los transportaron a la Universidad Imperial de Medicina de Kyoto, predecesora de la universidad de Kyushu, que acaba de abrir el museo.

Según los testimonios presentados en el Tribunal de Crímenes de Guerra de los aliados en Yokohama en 1948, los doctores dieron a los prisioneros de guerra inyecciones intravenosas de agua marina, para ensayar si podía ser utilizada como sustituta de la solución salina estéril. A otros les quitaron parte de su hígado, para comprobar si podían vivir sin él. Otro experimento consistió en determinar si la epilepsia podía ser controlada extirpando parte del cerebro.

Ninguno de los miembros de la tripulación sobrevivió, y sus restos fueron preservados en formol hasta el final de la guerra, cuando los doctores intentaron cubrir sus rastros eliminando las pruebas.

Uno de los doctores se suicidó en prisión antes del juicio, y los cargos de canibalismo se desestimaron for falta de pruebas. Pero 23 personas fueron condenadas por llevar a cabo vivisecciones y extirpación de órganos o partes del cuerpo. Cinco fueron condenados a muerte, cuatro a cadena perpetua, y el resto a penas más cortas. Dos años más tarde Gen. Douglas MacArthur conmutó todas laspenas de muerte y redujo casi todas las penas de prisión. En 1958 todos los implicados en el caso habían sido liberados.

La unviersidad ha evitado durante siete décadas hablar del tema, pero en marzo decidieron incluir los detalles de este pasado oscuro en el museo.

 

fuente
traducción: José Manuel Gil García

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