Este fin de semana estuve en Barcelona. La idea era grabar el podcast, y quedar con algunos bloggers aeronáuticos (Ángel, de Surcando los cielos y Joan de Landingshort), desvirtualizados gracias a Iberia, cuando nos llevaron a ver los talleres de mantenimiento.
Joan piloto privado, tiene habilitación de monomotor y de bimotor. Y quedé con él para volar en la 172R, con cabina de cristal. Ángel no pudo venir, pues trabajaba de noche…
El domingo tocó madrugón, recoger rápido la habitación y bajar. Joan había venido a recogerme e ir al aeródromo de Sabadell. Allí descubrí lo «pesado» que resulta volar en un aeródromo controlado. Acostumbrado a volar en uno no controlado, llegar, papeleo, esperar… Y cierto que como el avión es más grande que «mi» P92 puedes volar en mas condiciones meteorológicas, pero desde que llegamos allí hasta que salimos pasó 1 hora de papeleos… Sentado en la cabina tenía la sensación de ir en un camión, tanto por la altura como por la posición en la que se va sentado
Fuimos al avión, hicimos la prevuelo, subimos a la cabina, y Joan comunicó con torre para salir. Nos autorizaron a rodar a cabecera y salimos desde allí.
Metemos gases poco a poco hasta llegar al fondo, pedal derecho, a la velocidad indicada rotación tirando de los cuernos. ¡Mía! ¡¡¡Que raro es volar con cuernos!! iniciamos la subida, arriba flaps y algo más arriba relajamos el régimen del motor. Qué largo se me hizo el despegue! Con la cabina de cristal es raro. Me dicen algunos amigos que la gente tarda en adaptarse, pero yo, acostumbrado a los simuladores, veo todo muy rápido. En una sola pantalla, el PFD, horizonte artificial, variometro, anemómetro… En el MFD mapa, datos del avión… ¿¿Y la bola?? ¡¡Que no encuentro la bola!! La busqué pero nada, que no estaba… ya me dijo Joan, es este triángulo de aquí, el de arriba indicador de viraje, el de abajo la bola, el indicador de resbale. ¡¡Ah, vale!! Ahora sí puedo volar con el avión sin derrapar!
Seguimos la costa hacia el norte, volando justo encima de la playa. Qué tranquilidad, no se movía nada… En el tramo entre el aeropuerto y la costa, a la derecha, El Prat y Barcelona, pena no poder acercarnos un poco más. Siguiendo la costa sobrevolamos varias poblaciones, castillos, monasterios… era agradable volar sobre un terreno verde y salpicado de mogollón de cosas que ver, cuando podía, porque también es montañoso y Joan que iba haciendo de navegante-fotógrafo me iba cantando cambios de altitud. ¡¡Qué poco toca esta gente del PPL los gases en comparación con un vuelo en ultraligero!! Cuando viramos hacia el interior bordeamos una montaña. El viento que ascendía por la ladera nos meneaba. Supongo que Joan esperaba que me sobresaltara, pero la turbulencia se notaban menos que en la Tecnam. Ascendimos un poco más y bajó la turbulencia. Volamos hasta llegar a Montserrat, y allí pusimos rumbo a Sabadell. La vista de Montserrat y su monasterio, desde el aire, impresionante. Viramos hacia Sabadell ya en el mismo rumbo en el que nos indicaron los controladores que había que tomar. Le cedí los mandos y tomó…
¿Sensaciones al cambiar un avión por otro? las mismas que pasar de una moto a un camión…
¡Las fotos en cuanto me las mande Joan!