Como en el cine, algunas entradas del blog podría organizarlas en sagas. Con esta continuamos la de Submarinos que vuelan.
Un submarino y un avión nunca van a dar un buen híbrido. Responden a requerimientos totalmente opuestos. Las estructuras de los aviones son todo lo ligeras que es posible para poder volar sin gran coste de combustible. Y si van presurizados, tienen que aguantar una presión interna que es mayor que la externa. Un submarino está diseñado para soportar mucha presión, desde el exterior. Y que el agua sea unas mil veces más densa que el aire (aprox 1kg el litro, frente a algo más de un kilo cada mil litros) hace que el casco resistente del submarino sea MUY grueso, y por tanto muy pesado. Con todo esto, ¿por qué alguien se empeñaría en tener un submarino que vuela? Pues porque volando se llega mucho más rápido a los sitios. Así que el laboratorio de investigación naval de la marina estadounidense (NRL) ha estado probando un submarino con alas de diseño propio, lo han llamado flimmer por flying swimmer, o nadador volador.
Primero lo ensayaron en el aire, lo lanzó un avión nodriza desde 1000 pies, y se comportó como cualquier otro UAV controlado por un humano a distancia. Eso sí, es bastante más pesado que un avión no tripulado normal de iguales características. Después lo hicieron aterrizar a 40 nudos, como cualquier hidroavión, y lo ensayaron como submarino no tripulado (Autonomous underwater vehicle AUV), y las pruebas también fueron satisfactorias. Lograron velocidades de crucero de 50 nudos en vuelo, y 10 sumergido. Lo más interesante de las pruebas de este submarino con alas fue que el control bajo el agua se realizó con las mismas superficies aerodinámicas de control que se usan para volar.
Ahora el equipo está ensayando con una versión que puede plegar las alas y tiene aletas, y una forma más similar a la de un pez, con tecnología similar a la usada en su vehículo WANDA (“Wrasse-inspired Agile Near-shore Deformable-fin Automaton”), desconozco si es un homenaje a la película de los 80. «Una configuración con cuatro aletas es más ágil en el agua, pero en el aire solo aportan peso, y son frágiles, deben sobrevivir a la zambullida», dijo uno de los investigadores. En vuelo se usarían como aletas adicionales, dos como estabilizadores verticales, dos como planos canard. Realizando aterrizajes normales el Wanda volador se ha comportado bien y las aletas no han resultado dañadas. Pero este tipo de aterrizaje no es posible en mares bravos, así que también se ha probado a aterrizarlo mediante zambullidas controladas. Como la propulsión con las aletas requería que estas fueran bastante fuertes en la dirección longitudinal del cuerpo del submarino (la de la zambullida),éstas se han comportado mejor de lo esperado durante el ensayo de zambullida.Los experimentos continúan: están desarrollando un ala hueca plegable y quieren aumentar la envolvente de vuelo/inmersión.
Comentrios de Sandglass Patrol
¿Para qué querríamos un submarino que vuele? ¿Por qué empeñarse en fundir dos vehículos con requerimientos tan diametralmente opuestos? Así, a bote pronto que se suele decir se nos ocurren dos posibilidades: Tener un submarino no tripulado a la escucha de amenazas es algo interesante. Poder reposicionarlo de una manera rápida, también. Otra opción es poder tener aviones no tripulados «durmientes». Los liberas desde un avión nodriza, aterrizan en su zona de espera, y permanecen sumergidos a la escucha hasta que sea necesario despertarlos y ponerlos en vuelo, y que realicen las labores necesarias, de re conocimiento, ingeligencia, o por qué no, de misil en forma de UAV kamikaze. Con un poco de tiempo e imaginación seguro que encontramos más aplicaciones posibles…