¿¿¿Un Fairey… qué???

Encontramos este artículo, en inglés, en Ares, un blog de Aviation week. Y nos ha parecido suficientemente interesante como para traduciroslo…

 

El Fairey Battle no era, como podrías pensar, una pelea en la vieja Compton Street sino uno de los menos exitosos bombarderos de Gran Bretaña. Similar en tamaño a un caza, parecía rápido en las fotos de publicidad de antes de la SGM y se pretendía que sobreviviese por velocidad con la única defensa trasera de una ametralladora de calibre .303 (7.7 mm)

Fairey Battle

Había un pequeño problema. El Battle no era especialmente rápido. Como el Camaro 2.5L de los años 80, el estilo deportivo no estaba acompañado de la potencia disponible. Era mucho más grande que un Hurricane o un Spitfire pero tenía el mismo motor – el Merlin de primera serie – y con muy poca carga en un buen día el Battle apenas podía exprimir 240 mph. Esto era 110 mph más lento que el Messerschmitt Bf109, con resultados previsiblemente deprimentes.

Pero el Battle y el Blenheim bimotor eran lo que tenía la RAF para bombardeo táctico en 1940. Fueron lanzados contra puentes y otros objetivos según la Werhmacht avanzaba a través de Francia, y fueron hechos pedazos. La experiencia hizo a la RAF muy reticente a la idea del bombardero de alta velocidad – y cuando les ofrecieron el de Havilland Mosquito, que realmente volaba lo suficientemente rápido y alto para ocasionar problemaas a los defensores, fueron lentos en aceptarlo.

La primera lección es que si dependes de una cualidad para sobrevivir, sea velocidad o stealth, más te vale tener bastante de ella.

Sin embargo, hay otra moraleja en la historia del Battle. En al autobiografía del British aviation executive Sir Peter Masefield, “Flight Path”, escribe que Richard Fairey y su equipo diseñaron el Battle alrededor del motor propio de la compañía, el P.24, 2 veces más potente que el Merlin y con una capacidad no usual: cualquiera de los 2 bancos de 12 cilindros podía pararse, junto con un juego de palas de hélice contra-rotatorias.

Sin embargo, el Ministro del Aire consideró que Su Majestad tenía suficientes fabricantes de motores y no tenía interés en añadir otro más. Así que los diseñadores de Fairey no fueron tan estúpidos como uno podría pensar.

Segunda lección: A veces es una mala idea sacrificar prestaciones por reducir gastos de estandarización. 

El P.24 prosiguió como programa experimental. Se probó en un Battle y (aún más raro) la combinación se envió a EEUU sobre 1941 y fue probado en Wright Field.

Battle

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