Cuando éramos Capitanes es un relato del Coronel Fernando Juste Fernández, de cuando en 1957 les ordenaron trasladarse de Sevilla a Gando para participar en bombardeos y reconocimientos armados…
Dejo algunos pasajes, pero os recomiendo que lo leáis entero.
Hace algunos años, más de los que quisiera, yo era un joven Capitán que disfrutaba con mis vuelos, con mis misiones de reconocimiento y con los ejercicios de tiro. Estaba en un destino tranquilo y agradable, se volaba bastante y el ambiente en el Escuadrón era muy bueno.
Pero toda esta tranquilidad que respirábamos en el Ala 25, afincada por entonces en Tablada, iba a cambiar bruscamente en la primavera de 1957, concretamente cuando empezaba la Semana Santa.
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“Debido a que la situación en la zona de Sidi Ifni se está agravando, el Mando ha decidido incrementar la presencia aérea en esa zona. Así pues, seis Heinkel 111 del Ala 25 deberán partir lo antes posible para la Base Aérea de Gando desde donde operarán sobre la zona en conflicto”. Tras estas palabras y sin darnos tiempo a reaccionar, comenzó a nombrar uno a uno a los componentes de las seis tripulaciones que partirían para Canarias, acto seguido nos bajamos del autobús y nos pusimos manos a la obra.
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Desde Gando realizamos distintos tipos de misiones, la primera misión de bombardeo que nos asignaron fue sobre Smara. La patrulla la componíamos tres aviones y consistía en el lanzamiento de bombas de 250 Kilos. Despegamos a primera hora y cuando localizamos el objetivo nos aproximamos a él en formación cerrada, al llegar casi a su vertical, dimos la señal, abrimos las trampillas y una tras otra fueron cayendo las bombas. Durante unos segundos nos rodeo un tenso silencio a la espera del sonido de las explosiones, pero contra todo pronóstico no se escuchó ninguna. El observador, nos informó que las bombas habían dado en el blanco pero que no habían explotado. Al regresar dimos novedades de lo ocurrido y empezamos a buscar el motivo del fallo. La altura, la velocidad, todo era correcto, así lo hacíamos en Sevilla en los entrenamientos y las bombas no fallaban, algo se nos estaba pasando pero no sabíamos que.
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Otro tipo de misión que nos encomendaban de vez en cuando era el reconocimiento armado de una zona donde se preveía movimiento de los rebeldes. Los He 111 no eran los aviones ideales para este tipo de misiones ya que la velocidad y el tamaño de los aparatos, les hacía muy vulnerables al tiro de fusilería enemigo. Recuerdo especialmente una de estas misiones que nos encomendó el Mando Conjunto, en un principio parecía rutinaria pero al final resultó no serlo.