Cada cierto tiempo aparecen en la prensa noticias acerca de coches voladores, o de soluciones aéreas para la movilidad… y el Flivver, de finales de los años 20, fue un invento que nació precisamente para ello.
Ford había revolucionado el mundo de la automoción. Y tras el éxito que había obtenido con su Modelo T y el éxito que tuvo con el Ford Trimotor, diseñó el Flivver, que seguro que ya conocéis por Aviones Bizarros. Por si no lo recordáis, os lo resumo un poco.
Igual que el Ford T se había convertido en el coche que había motorizado a la sociedad, convirtiéndose en el que cualquier hombre podía tener, Ford esperaba hacer del Flivver su equivalente aéreo. Fue su primer intento.
El monoplaza fue diseñado por Stout, la división aeronáutica de Ford, de un tamaño tal que podía caber en su despacho. Con una envergadura alar de de 4.6m, flaperones, y una longitud de 4.7m, fue presentado en 1926 como el Coche volador de Ford.
El fuselaje era de tubo soldado. Las alas de madera. El revestimiento, de tela. El escape venía de un Modelo T. Y el único freno estaba instalado… ¡en la rueda de cola!.
En un intento por incrementar la popularidad del avión, se invitó a Charles Lindbergh a probarlo. ¡Y algún tiempo después diría que era el peor avión que había volado!
Se fabricaron tres prototipos, uno con alas de mayor envergadura (6.7m), y llegaron a competir en una carrera costa a costa para aviones de 200 a 400kg en 1928.
Dos de las aeronaves se perdieron en tomas duras. El tercero se perdió debido a un accidente, por una reparación realizada por el piloto de pruebas en una de las etapas, el motor se paró. El cuerpo del piloto de pruebas jamás fue encontrado. Y el desarrollo de la aeronave fue parado. Posiblemente, de haber continuado su desarrollo, no hubiera pasado de 1929.