25 de Junio de 1950, el domingo que el ejército norcoreano cruzó el Paralelo 38, la división marcada al fin de la IIGM para delimitar las zonas de ocupación americana y soviética.
El último lustro de la década de los 40 había sido muy convulso, la guerra fría recién nacida, estaba a punto de calentarse con la primera prueba en 1949 de la bomba atómica rusa. La estrategia comunista en Europa estaba más que clara y el enfrentamiento ideológico era un hecho. Ambas potencias amparaban un gobierno “legítimo” para la totalidad de la península sin embargo, ninguna de las partes estaba dispuesto a dejar el gobierno de la nación en manos de sus oponentes.
A diferenciad e los aliados que mandaron sus ejércitos al chatarrero en cuanto se firmó la paz, la URSS disponía en 1950 de un enorme excedente de vehículos blindados, relativamente anticuados pero aún inexpugnables a las armas de infantería estadounidense. Stalin supo apreciar la ocasión.