Cuando uno empieza a leer sobre el armamento de los aviones, se encuentra que en la Segunda Guerra Mundial los distintos bandos llegaron a soluciones distintas. Mientras los estadounidenses se centraron en su ametralladora de 12.7mm (.50″), los británicos optaron por un uso de ametralladoras de 7.7mm (.303″) y cañones de 20mm. Y los alemanes se concentraron en armas de mayor calibre, 20 y 30mm. Cada cual tiene sus ventajas y desventajas: con las .303″ podían considerar casi el tiro tenso pero apenas tenían poder destructivo con la introducción en los años 30 de los depósitos autosellantes, los 30mm tienen una gran caída y hay que corregir su trayectoria parabólica o disparar demasiado cerc, pero un solo impacto era suficiente para destruir un objetivo, siendo el calibre 50 el término medio entre ambos, seguramente el diseño más equilibrado.
El vídeo que mostramos a continuación muestra los efectos del impacto de un 30mm alemán (se montó como armamento único en el 262, y disparando a través del buje, o en barquillas o como alternativa a cañones de 20mm en los 109 y 190) al impactar contra el ala de un Spitfire Mk. II
Componentes destruidos
- Larguero trasero
- Dos Costillas
- 14 pies cuadrados del revestimiento superior
- 10 pies cuadrados del revestimiento inferior
- Flap
- Cables de control
Efectos posibles con el avión en vuelo:
- Pérdida de control de la aeronave
- Fallo estructural catastrófico (si no directamente por la pérdida del larguero, por las cargas introducidas por la previsible caída descontrolada del avión)
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