Uno de los combustibles del futuro es,seguramente, el hidrógeno. De hecho asistimos a una charla sobre el Boeing movido con pila de hidrógeno, una combinación de usar el hidrógeno como combustible y motores eléctricos. También lo mencionaba Airbus cuando hablaba sobre el futuro de la aviación. Sin embargo esta pequeña joya que he encontrado en Modern Mechanix aspiraba a mucho más: a sacar el hidrógeno e la propia atmósfera en la que se movía.
La idea del profesor Rondine, del departamento de aeronáutica de la universidad de Leningrado, era crear un avión que volase a unas altitudes de entre 40000 y 48000, y extrajera de la atmósfera enrarecida el hidrógeno necesario para hacer funcionar sus dos motores de pistón.
El avión, monoplano, tendría un fuselaje sustentador, y una estructura de doble cola, al estilo del P-38. El tren de aterrizaje debía ser retráctil, para reducir la resistencia aerodinámica, y tanto la cabina del pasaje como la de los pilotos estarían presurizadas, de tal forma que tendría la presión equivalente a estar en una montaña ade 6400m de altura. Los motores irían carenados para reducir la resistencia, con carenados que recuerdan tal vez a los tipo NACA. ¡Hasta aquí podría parecer que un visionario de finales de los años 20 estuviera describiendo el airliner del futuro! La siguiente idea del profesor Rondine era situar un compresor mecánico simple, que comprimiera el aire de la atmósfera para extraer el hidrógeno de él y condensarlo, para usarlo como combustible en los motores.