El jefe de defensa antimisiles del Pentágono afirma que una de las posibles soluciones para construir láser pequeños y potentes aerotransportados puede desarrollarse por medio de aviones no tripulados que combinen las tecnologías en estado sólido y gaseoso.
Se considera necesario un láser más pequeño en un avión más pequeño para ser operativo – muy diferente de los láser químicos montados en los 747 de pruebas de la Fuerza Aérea estadounidense. La misión prevista es la intercepción en la Fase de aceleración de los misiles balísticos enemigos.
“Tenemos programas de desarrollo con vistas a un láser híbrido eléctrico y gaseoso,” afirma el Lt. Gen. Patrick J. O’Reilly, al mando de la Agencia de defensa Antimisiles del Pentágono. “La preocupación que tengo con los láser de estado sólido es que se calientan. Es difícil manejar el calor emitido por un cuerpo sólido cuando emite el rayo láser. Hay una limitación natural a la energía que puede producir. No veo los láser de estado sólido obtniendo potencias de megawatios.
Pero se están logrando progresos en el mundo de la investigación y desarrollo.
“El Laboratorio Lawrence-Livermore está intentando tomar las partes excitadoras de un láser de estado sólido y adjuntarlas a la parte trasera de un laser gaseoso” comenta O’Reilly. “Eso produce la efectividad óptica de un láser eléctrico controlando los problemas térmicos. Un laser gaseoso no tiene la limitación de 100-200 megawatios de un láser de estado sólido … por tanto puede alcanzar rendimientos extremadamente altos.”
Otra tecnología que cae dentro de lo plan de 10 años del MDA es la Intercepción en la fase de Aceleración “Boost Phase Intercept” (BPI) de misiles balísticos enemigos poco después de su lanzamiento.
“Desde un punto de vista técnico, la fase de aceleración es el momento más interesante para derribar un misil. El problema es el tiempo. Posición y la velocidad de 9-10 Mach del misil a interceptar, que te obliga a intentar derribarlo en los 2-4 minutos que pasa mientras está acelerando. El problema es su puesta en la práctica. ¿Cuánto te tienes que acercar, y en qué posición? Si estás en la pista de alerta en un avión con un misil interceptor y el misil enemigo ya se ha lanzado, eso es un problema”.
Pero si los aviones tripulados se eliminan del método, hay otras maneras de lograr la viabilidad de la BPI.
“Estamos interesados en los aviones pilotados por control remoto”. “Estamos estudiando con la Fuerza Aérea de los EEUU cómo maximizar el potencial de tener un avión en el lugar y momento adecuado para interceptar.”
Básicamente se traduce en operar entre 500-1000 millas del punto de lanzamiento del misil balístico el cual a corto plazo exije el uso de un interceptor pequeño, lanzado desde un navío como el misil standard SM3-2B con 2 toneladas de combustible que estará listo para despliegue en el 2020.
Reilly lo describe como una primera línea de defensa contra las futuras amenazas de ICBM s.
La siguiente línea podría incluir aviones no tripulados. Pero los sistemas de los aviones no tripulados tendrían que operar a gran altura para evitar que las nubes bloqueen los sensores electro-ópticos, y los Predator B implicados en el programa de pruebas ofrecen el comportamiento adecuado.
“Tenemos la capacidad de los sensores hoy ya,” dice Reilly. “Nos impresionó cuando descubrimos la capacidad del Predator para la defensa antimisiles.
Puedes estar a más de 1000 km. De distancia y tener un buen seguimiento del misil en la fase de despegue. Estamos calibrando la precisión y la calidad de la vigilancia. Son buenos también en seguimiento … de raids de gran tamaño –30, 40, 50 misiles. Podría haber 100 misiles en el aire a la vez. El Predator y las versiones futuras de sistemas de sensores aéreos son fantásticos siguiendo concentraciones de misiles.»