No era un maestro Jedi quien iba en el vuelo QF31 de Qantasm de Sydney a Singapur. Era un hombre que aparentemente tenía demasiadas drogas o alcohol en sangre, y pensaba que podría hacer que el avion se estrellara usando su mente. Aunque el temor a que realmente ocurriera algo era bajo, los tripulantes de cabina no le dieron ninguna oportunidad, y le inmovilizaron sus brazos y piernas para el resto del vuelo.