Reproducimos esta entrada con permiso del Autor: Ricardo Márquez
Fueron las ciudades francesas de París y Pau los nidos de formación para los primeros aviadores. Los hermanos Wriht abrieron la primera academia de aviación del mundo en Pont Long, muy cerca de Pau. En 1908 Louis Blériot (famoso piloto y constructor de aeroplanos) fundó otra escuela también en Pau, y allí se formó Julien Mamet, que es el protagonista de nuestra historia.
Mamet viajó a España en febrero de 1910. El primer vuelo lo hizo en Barcelona y seguidamente en Madrid. Traía para sus vuelos los aeroplanos Bleriot XI (según los datos aparecidos en la prensa eran cuatro). A principios de Marzo de 1910, después de su exhibición en Barcelona, vino a Madrid para buscar el lugar adecuado para su vuelo
Debía de cumplir varias condiciones: la pista tenía que tener la suficiente longitud y anchura, ser lo más plana posible y no tener obstáculos alrededor, por lo que, como es evidente, tuvieron que buscar el lugar a las afueras de la capital. Pero la condición más importante era que debía de contar con unos accesos adecuados para la gran cantidad de público que congregarían y además poder sentar a los espectadores, pagando su entrada correspondiente, con lo que también tenía que estar vallado. Pensemos que se trataba de una exhibición y lo que pretendían era obtener un beneficio económico.
Sopesaron diversos sitios en Las Cuarenta Fanegas, Getafe, Carabanchel, Ciudad Lineal y Chamartín de la Rosa. Finalmente se eligió la Ciudad Lineal, y más concretamente el velódromo, que sería inaugurado en Junio de 1910, y que en Marzo de ese año ya estaba prácticamente acabado. Cumplía todas las premisas mencionadas en el párrafo anterior, y tan solo debieron de habilitarse unos hangares para los aeroplanos y los depósitos de combustible.
Recordemos que el velódromo de la Ciudad Lineal se encontraba en la manzana de la calle Arturo Soria, limitada por la calle Duque de Tamanes y la calle Ramírez Arellano; manzana 87 según el proyecto de la Ciudad Lineal.
Chamartín de la Rosa también fue elegido por otro aviador, M. Edouard Stoeckel, de la misma escuela que Mamet y con el mismo modelo de aeroplano, para dar otra exhibición la misma tarde. Tan solo mencionaremos que tuvo 2 accidentes, y consiguió volar al día siguiente de Mamet, pero sin público.
En cualquiera de los dos casos, los tranvías de la C.M.U fueron los encargados principales de transportar al público, y durante las exhibiciones se batieron todos los record de recaudación de la C.M.U.. Queda claro la apuesta de D. Arturo Soria por todo lo que fuera novedoso y pudiera aportar publicidad y beneficio a su empresa.
El en la tarde del día 23 de Marzo de 1910 se hizo el primer vuelvo en Madrid. Despegó, dio 3 vueltas sobre la pista, a unos 6 o 9 metros y tuvo que aterrizar al detectar algo anómalo en el aparato. Cambió de aeroplano y realizó otros dos vuelos, alcanzando una buena altura e incluso aterrizando y llegando hasta el hangar con el motor. Tengamos en cuenta que aquellos aeroplanos no tenían ningún sistema de dirección en tierra.
Esta primera exhibición fue solo para autoridades, la prensa y personas invitadas, pero fue mucho el público que se congregó a las afueras del aeródromo (unas 3000 personas según El Imparcial).
El día 26 de Marzo de 1910 dio Mamet otra exhibición, y en esta ocasión era pública, eso sí, previó pago de la entrada.
Alcanzó en esta ocasión mucho más altura (unos 175 metros según la prensa, aunque no es unánime ya que no existía forma de hacer una medida exacta), una velocidad entre los 65 y 70 kilómetros hora, y una duración de 6 minutos.
El periódico La Correspondencia de España decía así en una noticia:
La animación era tan grande, que la carretera de Aragón hallábase intransitable. Infinidad de automóviles y carruajes transportaban millares de personas al campo de aviación, sin contar con las que adoptaron como medio de locomoción los tranvías de la Ciudad Lineal y las destartaladas tartanas que las autoridades deberían hacer desaparecer.
La prensa insistió mucho en este último punto, ya que el público se quedaba fuera del aeródromo, sin pagar la entrada, y además decían que destrozaban los campos de labranza donde se situaban para ver los vuelos.
Mamet volvió a volar los días 27 de Marzo y 3 de abril. En el año 1911 un piloto español alquiló el aeródromo de la Ciudad Lineal para practicar. Se siguieron realizando vuelos de exhibición hasta 1913.
Cuando empecé a buscar información creía que la pista debía de estar fuera del velódromo de la Ciudad Lineal. El campo de juego tenía una longitud de unos 110 metros y pensaba que era imposible el que despegara en esa distancia. Pues bien, la solución es que 3 personas agarraban el aeroplano de la cola mientras el piloto aceleraba y a su orden soltaban. En unos 15 metros la cola estaba en el aire y el aeroplano entero a los 50 metros como mucho.
Para finalizar, reseñar que hay un monolito en los jardines del edificio de AENA, Arturo Soria esquina Duque de Tamames, que recuerda la situación de este velódromo (Fuente: Jembres).
Artículo publicado originalmente en Historia Matritense.
Autor: Ricardo Márquez
Bibliografía: El campo de Aviación de Ciudad Lineal – Autor: Dr. Ing. Aeronáutico Antonio González-Betes – ISBN 84-7952-150-3 y www.bne.es