El pasado 21 de marzo los pilotos franceses Gil-Souviron y Baptiste Innocent batían el récord de Europa de vuelo a vela al recorrer 1700km volando a vela, esto es, sin motor.
Ambos pilotos franceses han utilizado para realizar este vuelo un Stemme, un velero dotado de motor y hélice, para poder despegar de forma autónoma, y tren retráctil para batir el récord volando en la cara sur de los Pirineos, surfeando la onda de montaña.
Salieron de Perpignan y realizaron el mismo camino de ida y vuelta dos veces (ida-vuelta-ida y vuelta), adentrándose hasta 80km en el mar en la parte oriental del recorrido.
El perfil de vuelo realizado en el Stemme S-12 puede verse en la primera imagen de esta entrada. Como es de esperar de un vuelo sin motor, no es un vuelo recto y nivelado, sino que intercala periodos de descenso planeado con periodos de ascenso, alcanzando cotas de más de 7000m.
La Federación de Vuelo a Vela Francesa ha publicado la siguiente entrevista, que traducimos un tanto libremente, con los pilotos.
- ¿Qué os hizo decidiros a intentar superar este récord?
- Baptiste Innocent: Este es un reto europeo que tiene casi 10 años. Con Gil ya habíamos hecho 1350 km en 2020 en estas mismas condiciones, y unos días antes habíamos llegado a 1500 km. Por tanto, era obvio que la siguiente etapa sería lograr el récord.
- Gil Souviron: Ese día, la previsión meteorológica de viento claramente del noreste, lo que es una muy buena orientación para los Pirineos, porque también están orientados hacia el este. La velocidad del viento era de 70-80 km/h, y las condiciones parecían durar todo el día. Además con la suficiente humedad para tener nubes que hicieran resaltar los puntos más interesantes, lo cual es bastante raro con el viento del noreste, generalmente muy seco.
- ¿Cuál fue la duración del vuelo?
- Baptiste Innocent: doce horas y cuarenta y cinco minutos, lo que parece mucho, pero los vuelos de más de 10h no son raros, sobre todo en verano.
- ¿Qué distancia y qué altitud habéis alcanzado?
- Baptiste Innocent: El récord se estableció con 1600 km, pero como había buenas condiciones seguimos hasta los 1700 km. La altitud máxima se alcanzó al final del vuelo, gracias a la colaboración de los controladores aéreos españoles y franceses: 7200 m.
- Gil Souviron: Despegamos a las 6:23 de la mañana y rápidamente subimos el excepcional resalte de Albères, para comenzar el circuito 25 minutos después a 4400 metros. Para extender el circuito, sistemáticamente viramos unos kilómetros más en cada curva, pero tuvimos que mantener el margen para completarlo y no pudimos extenderlo más hacia el oeste porque incluso partiendo de 6000 metros teníamos que planear durante casi 100 km entre el viaje de ida y vuelta para recuperar el resalte de onda a unos 3000 metros.Para asegurarnos de tener éxito en nuestro circuito en el último planeo, al sur del Canigó, pedimos una autorización para subir al nivel FL245 (7500 metros) y hacer un viraje internados 80 km en el mar. ¡Dejamos de subir a 7000 metros, metidos aún en una ascendencia de 2 m/s! Y continuando recto hacia el mar llegamos a los 7213 metros. La temperatura era de -22 ° C a 6000 metros y de -33 ° C a 7200 metros.
- ¿Cómo se prepara uno para estar más de 10h encerrado en la cabina de un velero?
- Baptiste Innocent: Primero mentalmente. Tienes que estar preparado para pasar el día quieto y con frío. Hay que aceptarlo. Pensar en que volverás a entrar en calor por la noche, con la satisfacción de haber realizado un buen vuelo. Eso ayuda a sobrellevar el calvario. Físicamente tienes que estar listo el día anterior. Hay que llevar un estilo de vida saludable y descansar bien. El mismo día tienes que dedicar tiempo a preparar la cabina, preparar tu equipo, comida y bebida.
- Gil Souviron: La mayor preparación es el día antes: tomar la decisión de levantarse muy temprano para salir a volar. Se pone el despertador de 2 a 2:30h antes del vuelo, dependiendo de la distancia al campo. Para este vuelo eso fue a las 4:30 de la mañana. El problema es que las buenas condiciones no se saben hasta unos días antes y solo se confirman de un día para otro. Así que si se espera que las condiciones sean buenas hay que dejar todo lo que tuviéramos en mente hacer y salir a jugártela ese día, esperando que sea el correcto. Y muchas veces las actividades profesionales nos impiden hacerlo, pero ese día era domingo. La noche anterior al vuelo es muy complicada para mí personalmente, porque duermo poco, muy poco, estoy demasiado excitado. A las 2 a.m., a menudo aun doy vueltas en la cama intentando dormir. Para mí, esta es la fase más complicada del vuelo de onda, la peor parte del vuelo es lograr dormirse el día anterior… El día del vuelo, una vez que el planeador Stemme S12 está listo, despegar es solo un placer. Apenas sale el sol, por fin te inunda con su luz, el vario es potente, es pura felicidad.
- Y una vez en vuelo, ¿encontrásteis alguna dificultad en particular?
- Baptiste Innocent: Muy buenas condiciones al amanecer, calma absoluta y la sensación de que sí sería posible. El primer tramo,hacia el oeste, rápido y con buenas condiciones. Regreso al este, un poco más lento. Navegamos hacia el Mediterráneo con el sol de frente, y todavía muy altos. Finalmente la mitad del camino estaba hecha, y vamos bien de tiempo. La segunda ida hacia el oeste, tan rápida como la primera. Presentimos el final, sabemos que estamos a punto de lograr el éxito. Último tramo al este, esta vez el sol ha girado y lo tenemos a la espalda. Empieza a hacer frío, estamos cansados, dudamos si ir hacia la Seu de Urgell, pero la duda se disipa rápido. Cuando nos damos cuenta de que hemos tenido éxito, aún nos queda mucho tiempo. Así que tenemos la loca idea de pedir a los controladores permiso para subir muy alto y deslizarnos lejos sobre el mar y así alargar el viaje hasta los 1700 km, lo logramos. Fantástico. ¡Tengo frío, pero soy feliz!
- Gil Souviron: Fue la primera vez que volábamos sobre el mar tantos km. Antes habíamos hecho un vuelo sobre el mar de unos 20 km, ¡pero no 80! A priori sabíamos que en el camino de regreso las condiciones serían idénticas a las del viaje de ida y con un componente este en altitud bastante favorable a la vuelta. A 20 km del punto de viraje todavía estábamos a 5200 metros y viramos a casi 4700 metros, o menos de 19 de fineza hasta el aeródromo de Ampuriabrava. En el tramo de regreso, con el sol al frente y la ligera bruma que limitaba la visibilidad a unos veinte km, nos sentíamos solos en el mundo.