Hoy no vamos a hablar de aviones. Es Navidad y se cumple el centenario de un hecho un tanto insólito y muy mitificado: una tregua para celebrar la Navidad, dicen que incluso con el enemigo.
La Primera Guerra Mundial podría decirse que es la primera guerra moderna. El paso de las cargas de caballería y la infantería avanzando en línea a la ametralladora y trincheras. Los ejércitos no estaban preparados para este tipo de guerra, como demuestran -por ejemplo- los coloridos uniformes de algunos de ellos. Y se dice que la Tregua de Navidad fue la última muestra de una guerra más caballerosa y civilizada. Aunque me consta que hechos como éstos se han producido en otras guerras y otros países. Sin ir más lejos, hablando con abuelitos españoles, más de uno y de dos me han contado de treguas durante la Guerra Civil para intercambiar cartas, bañarse en el río que era línea de frente, e incluso rezar el rosario al anochecer.
Cuando se produjo la Tregua de Navidad habían pasado pocos meses de guerra. Flandes aún no era un paisaje lunar totalmente arrasado y los ejércitos se estaban adaptando a un nuevo tipo de guerra, de trincheras, ametralladoras y desgaste. Las trincheras corrían paralelas desde la costa belga hasta la frontera suiza, con separaciones que llegaban a ser de apenas unas decenas de metros. La lluvia reblandecía la tierra y convertía el campo de batalla en un auténtico lodazal. Se acababan de producir la primeras batalla de Ypres (Ieper), y los muertos se descomponían en tierra de nadie, esa zona en la que era mejor no torcerse un tobillo, porque nadie iba a rescatarte… Además el mes de diciembre estaba siendo uno de los más duros y fríos de los últimos tiempos. El Papa había pedido que la guerra se detuviera en Navidad, los todos los soldados eran cristianos (ya fueran católicos o protestantes), y las penurias les hacían tal vez sentirse más identificados con los hombres de la trinchera de enfrente que con los oficiales que estaban en retaguardia al calor de algún lar en alguna casa de campo, celebrando la Navidad por todo lo alto. Un poco de todo eso y tal vez un poco de eso que llaman espíritu de la Navidad llevó a múltiples treguas no oficiales a lo largo del frente.
Estas treguas fueron de diversa naturaleza. Se dice que algunos pilotos sobrevolaron aeródromos enemigos y tiraron desde el avión algunos regalos. En algunos puntos simplemente no se produjo. En otros fue una tregua formal, estableciendo fecha y hora para el alto el fuego y para la reanudación de las hostilidades. En otros la tregua consistió en no disparar al otro y celebrar la Navidad con los propios. En otros lugares fue más amistosa y hubo intercambio de presentes, e incluso hay testimonios que hablan de partidos de fútbol: hemos leído cartas que indican que los ingleses jugaron al fútbol entre ellos, en una zona bien visible, habitualmente batida por las ametralladoras y fusiles alemanes, y otras que hablan de partidos de futbol o más bien de hordas de furbolistas de ambos bandos pateando improvisados balones de un lado a otro de la tierra de nadie, sin normas demasiado establecidas ni límite en el número de jugadores por equipo. También hemos leído testimonios de lugares en los que la tregua fracasó, masacrando los prusianos a todos los británicos que salieron a tierra de nadie confiando en la promesa de que no iban a disparar y que solo iban a celebrar la Navidad. Algunas de las cartas hablan de canciones cantadas de trinchera a trinchera, de bandas de música y solitarias armónicas que ponían música a las canciones del otro…Se dice que en unos sitios comenzó como una simple tregua para dar cristiana sepultura a los muertos en tierra de nadie (y se hizo incluso con homilías comunes), y que en otros empezó porque ambos bandos cantaban los mismos villancicos, con la misma música, en distentos idiomas (aunque las películas hablen de Noche de Paz como el villancico cantado por ambos bandos, en aquella época no era tan conocido, y entre los británicos era casi desconocido). Y seguramente leeréis en más de un blog acerca de la fuerza de la música, o del fútbol, que hicieron posible la tregua.
Han salido a la luz múltiples cartas y fotografías hablando de los hechos. E incluso, pese a los esfuerzos de la censura, llegó a los periódicos durante la guerra. Este tipo de confraternación con el enemigo fue muy mal vista entre los mandos, que tomaron medidas para evitar que se repitiera, desde trasladar a las unidades a retaguardia y poner otras nuevas (tras la tregua los hombres se negaban a disparar a las personas con las que habian intercambiado regalos la tarde anterior), traslados a otros frentes, castigos ejemplares… Estas acciones y la propia crudeza de la guerra harían que este tipo de treguas se repitieran de forma tan generalizada en los años siguientes.
La tregua se ha idealizado y se toma como ejemplo de, como incluso en la guerra y rodeado de crueldad, el hombre intenta buscar la paz y no matar al vecino. Libros y películas y una cierta mirada romántica de los hechos idealizan aún más la tregua. Algunas fuentes de las consultadas hablan de una tregua más práctica, en la que simplemente se enterraron los muertos y se ganó tiempo para reforzar esas primeras trincheras, construidas a toda prisa al comienzo de la guerra. Otras, en las que hemos podido leer cartas, hablan de treguas mucho más próximas al romanticismo que describen las películas.
Sea como fuere, es un bonito cuento de Navidad que recordar por estas fechas, cuento de paz y de hermandad entre pueblos, que nos dicen que otra manera de hacer las cosas es posible.
Merece la pena echar un ojo al anuncio que ha hecho Sainsbury’s para conmemorar la tregua, así como el vídeo que ha grabado la UEFA con el mismo motivo, con imágenes del cementerio de Tyne Cot (cerca de Passchendaele, Bélgica).
Fuentes
Las imágenes las hemos sacado de y las fuentes de las que hemos bebido para este texto son…
Turismo para conmemorar el centenario de la tregua
The Christmas Truce recoge algunas de las cartas, canciones, testimonios…
The Christmas Truce in First world war dot com
Desmytifying the Christmas Truce