Hay aviones que son muy tolerantes al daño. Son duros de roer, y sus pilotos lo agradecen. No son pocos los aviones que han aterrizado sin un trozo de cola, como aquél DC-3 embestido por un Zero, o el B-52 que perdió todas las superficies verticales en vuelo (publicado en este blog como EL b-52, lo mejor que he volado, incluso sin cola). También se han hecho ensayos con UAVs para comprobar si perdiendo grandes porciones de ala, sus sistemas de control automático pueden estabilizarlos y hacerlos volver a base, como los ensayos de Rockwell Collins (y [ 2 ]). Incluso el B-17 es conocido por volver con sus tripulaciones más o menos enteras a casa, pese a los graves daños de combate sufridos. Y el F-14, como el resto de los cazas embarcados de Grumman, y el F-15, estándentro de estos pájaros que pueden llevar a casa al piloto, a pesar de haber sufrido graves daños.
Ambos han aterizado a falta de un ala, o sin grandes porciones de él. En el caso del Tomcat (F-14A BuNo 159832) se trató de una colisión aérea, el 29 de junio de 1991, con otro Tomcat (BuNo 161597), que terminó en el fondo del mar aunque afortunadamente su tripulación fue rescatada.
El caso del F-15 es más antiguo, el uno de mayo de 1983. Una colisión aérea durante un ejercicio de entrenamiento de la Fuerza Aérea Israelí. El F-15D colisionó contra un A-4. El piloto del Skyhawk se eyectó, mientras que el piloto del F-15 aterrizó con su maltrecho Eagle… sano y salvo, aunque tuvo que realizar el aterrizaje al doble de la velocidad normal, para no entrar en perdida.
En ambos casos el «milagro» fue posible gracias al empuje que tienen los motores de ambos aviones así como la sustentación extra que dan sus fuselajes.
The Aviationist y la Wikipedia