La revolución del motor a reacción, desarrollado con éxito a la par en Reino Unido y Alemania durante los años 30 y cuarenta iba a cambiar para siempre el transporte aéreo. Aviones cada vez más rápidos, presurizados y capaces de volar a más alta cota. Y como siempre en aviación, el eterno reto, más rápido, más lejos, más alto, y durante más tiempo. La eliminación de las hélices y el uso del motor a reacción trajo la posibilidad de alcanzar velocidades nunca soñadas. Ya varios aviones durante la Segunda Guerra Mundial habían arañado la velocidad del sonido. En 1947 Chuck Yeager había roto la barrera del sonido, y pronto los cazas y bombarderos militares tendrían la posibilidad de volar por encima de Mach 1 durante cortos periodos de tiempo.
Comienzos de los 60. El avión de aerolínea de bandera estadounidense es el Boeing 707, el francés el Caravelle y el inglés el Comet. El primer vuelo de los tres había sido en los años 50. Hasta poco antes todos los aviones de aerolínea llevaban motor de pistón y hélices, y sus velocidades de crucero llegaban con suerte a los 400km/h. ¿Por qué no desarrollar airliners supersónicos?
El problema era algo distinto al del avión militar: éste mantenía la velocidad supersónica durante un corto periodo de tiempo (despegue, combate…) y el avión de pasajeros debía mantenerla durante un largo periodo de tiempo. Y recordemos que los aviones con capacidad de suoer crucero (volar a la velocidad del sonido sin utilizar post quemadores) no existieron hasta la aparición del F-22 y el Eurofigther. El avión en vuelo supersónico consumiría mucho combustible, algo casi prohibitivo, ¿sería rentable? Se estimó que al reducir el tiempo en cubrir la misma distancia en pongamos un tercio, también se podría reducir en un tercio la flota, y ello llevaría a una reducción de costes.
Estados Unidos comenzó dos desarrollos, el Boeing 2707 y el Lockheed L-2000. La URSS el Tupolev 144, también conocido como Concordeski. A su vez Francia y Reino Unido comenzaron sus propios desarrollos.
El diseño francés comenzó en los años 60. El Super Caravelle fue presentado en Le Bourget en 1961, como el avión que reemplazaría en el mercado al Caravelle. La apariencia externa es la de un Concorde a una escala más pequeña, cuatri-motor y con un morro convencional no abatible. Podría transportar 70 pasajeros a dos o tres mil kilómetros a una velocidad de mach 2. Tras unir los esfuerzos Sud Aviation y BAC para desarrollar el Concorde, el nombre Super Caravelle quedó para una versión alargada del Caravelle.
En Reino Unido se comenzó a pensar en un transporte supersónico (SST) casi al mismo tiempo que empezó a fallar el Comet por fatiga. Y en 1956 se creó un comité para evaluar la posibilidad de crear un avión de pasajeros supersónico, el STAC (Supersonic Transport Aircraft Committee). El 9 de marzo de 1959 publicó un informe que aconsejaba el desarrollo de una versión para 100 pasajeros, con un crucero de Mach 1.2 y un alcance de 1500millas y otra de 150 pasajeros con un crucero de Mach 1.8 y un alcance de 3000millas. Otra de las conclusiones fue que utilizando aleaciones de aluminio nunca se podrían superar velocidades de Mach 2.2. Para velocidades superiores se estudió el uso de acero inoxidable, aunque se concluyó que el resultado sería demasiado pesado y demasiado caro, y por tanto no viable.
En 1960 muchas compañías aeronáuticas británicas se fusionaron en una sola: BAC (British Aircraft Corporation). Aunque algunas de las compañías habían trabajado en la STAC en los estudios para el SST, se decidió que el mejor diseño era el que había desarrollado Bristol, el Bristol 223. Tenía un morro abatible, como el Concorde y seis motores montados en dos grupos de tres.
Un continuo incremento de los costes de desarrollo de ambos proyectos, el francés y el británico, llevó a un acuerdo poco común en la industria aeroespacial por aquél entonces: ambas compañías colaborarían en el desarrollo del avión. Ambas compañías habían llegado a desarrollos similares, y en un principio BAC se encargó de realizar un estudio de un avión transatlántico, para unos 110 pasajeros, muy parecido al Bristol Type 223, mientras que Sud Aviation desarrollaría un avión de corto alcance similar al Super Caravelle. Tras diversos estudios, incluido el de mercado, se concluyó que solo la versión de largo alcance era viable, y fue por la que se optó.
Y a partir de aquí podríamos decirse que comienza el auténtico desarrollo del Concorde, pero eso es otra historia.
Fuentes:
Y podéis leer mucho más en: http://heritageconcorde.com/