SOFIA va montado en un 747. Y no, no es una azafata sexy que se llame Sofía. SOFIA son las siglas de Stratospheric Observatory for Infrared Astronomy (Observatorio Estratosférico para Astronomía de Infrarrojos). Vamos, un telescopio de infrarrojos, montado en un avión, en un Boeing 747.
La atmósfera distorsiona lo que nos llega al suelo. La luz, y el resto de las ondas electromagnéticas. También los rayos infrarrojos. ¿Solución? Pues montamos un telescopio en un avión y le hacemos volar a unos 12km de altitud. El telescopio va montado en la parte trasera del avión, que se abre como si fuera la ventanilla de plexiglás del Catalina, lo más parecido a aquellas escotillas por las que disparaban los artilleros de B-17 en la Segunda Guerra Mundial. Al abrirse la compuerta el telescopio queda expuesto a turbulencias y vibraciones… ¡imagino que el trabajo ingenieril para obtener lecturas libres de perturbaciones por vibraciones tuvo que ser bastante intenso!
Del 747 poco os puedo contar, seguro que le conocéis todos, así que solo comentaremos de este que es la versión corta del Jumbo, y como curiosidad que originalmente perteneció a una compañía aérea, Pan Am, y que fue bautizado personalmente por Anne Morrow como Clipper Lindbergh, en honor de su marido.
Y para leer más sobre el cacharro… pues os dirijo hacia la Wikipedia