¿Es la Seguridad Aeroportuaria un Espectáculo?

Nos encontramos en Avion.Microsiervos este artículo como lectura recomendada. Nos interesó y a su vez recomendamos nosotros su lectura en Noticias-Aero. Pero muchos familiares, amigos y lectores nos pidieron una traducción o un resumen, pues no entendían el idioma inglés, así que allá vamos… Nos perdonen los traductores profesionales las incorrecciones que cometamos, así como nosotros les perdonamos las Burradas Aeronáuticas cada vez que traducen un texto (o al menos que tengan presentes que nosotros no cobramos por esto).

 

El artículo apareció publicado en la CNN, y es de Bruce Schneier, especializado en tecnología y seguridad.

 

Comenzamos con la traducción…

 

El último intento de atentado en el vuelo de Amsterdam a Detroit ha reabierto viejas preguntas: ¿Cómo pasaron los explosivos el control de seguridad? ¿Qué pasos hay que seguir para evitar que se repitan ataques similares? ¿Por qué no había un ‘air marshal‘ en aquél vuelo?

 

Revisar que ocurrió es importante. Y las revisiones que se hacen desde fuera del mundo de la aviación reflejan cómo de errónea es la concepción que tiene la mayor parte de la gente sobre el terrorismo y la forma de combatirlo.

 

El terrorismo es raro, mucho mas raro de lo que la gente piensa. Es porque muy poca gente desea cometer actos terroristas, y ejecutarlos es mucho más complicado de lo que la televisión hace creer.

 

Las mejores defensas contra el terrotismo son en su mayoría las que menos se ven: investigación, inteligencia y las respuestas a las emergencias. Pero incluso estas son menos efectivas para mantenernos seguros que nuestras iniciativas sociales y políticas, en casa y fuera. Sin embargo, nuestros políticos electos no piensan de este modo: Prefieren instaurar un ‘teatro de seguridad’ contra amenazas de película (Movie Plot threat).

Las «Amenazas de Película» se producen en un escenario específico: Terroristas atacando las Olimpiadas, Terroristas contaminando los suministros de leche… (nota propia: vaya, aquí encajan multitud de asuntos de hoaxes -bulos-),  historias específicas que afectan a nuestras emociones intensamente. Historias que tememos, no necesariamente inventadas o hipotéticas: Terroristas kamikazes, ya sea con aviones contra edificios o andando, con explosivos atados al cuerpo son «Amenazas de Película» que ya han ocurrido.

 

El «Teatro de Seguridad» hace referencia a las medidas de seguridad que hacen a la gente sentirse mas segura, sin necesidad, realmente, de mejorar en nada la seguridad. Algunos ejemplos son las patrullas de la Guardia Nacional en los aeropuertos estadounidenses tras el 11 de Septiembre, con armas descargadas, o el acoso continuo a los fotógrafos.

 

Hay argumentos razonables que nos indican que hay objetivos más ‘golosos’ a ojos de los terroristas: los aviones porque con una bomba de poca potencia se logra la muerte de todos abordo, monumentos por su significado nacional y la cobertura que reciben de los medios de comunicación, y en general los medios de transporte público por la cantidad de personas que los usa a diario. Pero, literalmente, existen millones de objetivos potenciales en cualquier país (¿qué tal los centros comerciales? Hay más de 5millones solo en EEUU) y cientos de tácticas a utilizar. Es imposible defender cada uno de los objetivos potenciales.

 

La seguridad tiene dos componentes: Seguridad Realidad y Sensación de Seguridad. La propensión al «Teatro de Seguridad» viene de la relación entre el público y sus líderes. Cuando el público tiene miedo, necesita algo que le haga sentir seguro, aunque realmente no mejore su seguridad. Los políticos, naturalmente, quieren hacer algo para responder a esa crisis, aunque sea algo sin sentido.

 

A menudo este ‘algo’ que hace sentirse más seguro está relacionado directamente con los detalles del último evento: se confiscan líquidos, se prohiben tijeras y cuchillas a bordo. Se dice a la gente que no puedenusar la sala de descanso del aeropuerto en los últimos 90minutos antes de un vuelo internacional… Pero no es el objetivo y las tácticas recientemente utilizadas lo que más importa, si no el objetivo y la táctica que puedan usar para atacarlo la próxima vez. Estas prevenciones son útiles solo si adivinamos qué estan tramando para la próxima vez.

 

Si gastamos millardos en defender nuestro sistema de ferrocariles y los terroristas ponen una bomba en un centro comercial, habremos tirado nuestro dinero. si nos concentramos en los aeropuertos, en revisar los zapatos y en confiscar líquidos, y los terroristas se esconden el explosivo en forma sólida en sus sujetadores, habremos malgastado nuestro dinero. A los terroristas no les importa qué van a volar, y no debería ser nuestra meta perseguir que cambien sus tácticas u objetivos. Nuestra forma actual de responder al terrorismo es una especie de ‘creencia mágica’: nos basamos en que estaremos más seguros protegiéndonos contra lo que los terroristas hicieron al última vez.

 

Desafortunadamente para los políticos, las medidas de seguridad que mejor funcionan son invisibles. Tales medidas incluyen la mejora de las capacidades de inteligencia de los servicios secretos, la contratación de expertos culturales y traductores de árabe, construyendo puentes con las comunidades islámicas nacionales e internacionales, mejorando las capacidades policiales, tanto su brazo de investigación para prevenir ataques como el de respuesta de emergencia en caso de que el ataque ocurra, y arrestando a los terroristas sin fanfarria mediática. Estas medidas no incluyen nuevas leyes que permitan espiar, la policía no las necesita para perseguir el terrorismo. El arresto en Londres de los «terroristas líquidos» (nota propia: llevaban explosivos líquidos y ocasionaron las actuales molestias para los pasajeros concernientes a los líquidos) se logró mediante métodos de inteligencia tradicional, no importó ni el objetivo ni la táctica utilizada, y sin embargo, fueron arrestados.

 

Pero incluso aunque hagamos todo esto, no podemos olvidar el sentimiento de seguridad, porque es como la psicología colectiva supera los miedos al terrorismo. No es el «Teatro de Seguridad» lo que necesitamos. La mejor forma de que la gente se sienta segura es actuar con seguridad entorno suyo. En lugar de reaccionar al terrorismo con miedo, nosotros y nuestros líderes, necesitamos reaccionar con unidad, el tipo de fortaleza que mostraron el presidente Franklin D.Roosvelt y el primer ministro Winston Churchill durante la Segunda Guerra Mundial. Evitando reacciones desmesuradas, no respondiendo a las «amenazas de película», no poniendonos a la defensiva, demostramos la capacidad de recuperación de nuestra sociedad, nuestras leyes, cultura y libertades. Hay una diferencia entre fortaleza y la arrogancia de la retórica del «Ellos se lo buscaron». Hay una diferencia entre aceptar los riesgos que tiene una sociedad libre y abierta y anunciar a bombo y platillo las amenazas.

Debemos tratar a los terroristas como criminales comunes y darles el beneficio de la duda, no solo porque ello demuestra nuestra Fuerza, si no porque también nos hace más seguros. Cuando una sociedad comienza a circunvalar sus propias leyes, los riesgos para la estabilidad en el futuro son mucho mayores que el terrorismo.

 

A pesar de la retórica del pánico del contrario, el enemigo no es una amenaza trascendente. Un ataque terrorista no puede destruir la forma de vida de un país; solo nuestra forma de reaccionar al ataque puede causar tal tipo de daño. Cuanto más minemos nuestras leyes, convirtamos nuestros edificios en fortalezas, reduzcamos las libertades en que se fundamentan nuestras sociedades, más trabajo de los terroristas estaremos haciendo por ellos.

 

Hoy podemos demostrar fuerza aboliendo todas las medidas basadas en el terror impuestas tras los atentados del 11 de Septiembre. Nuestros líderes han perdido credibilidad, y abolir las medidas requiere rebajar sus hipérbolas. Echar abajo los medios de vigilancia de masas y los nuevos estados policiales. Hacer que la seguridad aeroportuaria regrese a los niveles anteriores al 11 de Septiembre. No ser arrogantes en nuestras políticas exteriores. Mostrar al mundo que nuestro sistema legal puede desafiar al terrorismo. Parar de pedir a la gente que informe de cualquier actividad sospechosa, que solo causa que cada uno desconfíe del vecino, aumentando el miedo y la impotencia.

 

La lucha contra el terrorismo es también dura, especialmente cuando nosotros psicológicamente somos proclives a echarla a perder. Desde el 11 de Septiembre nos hemos embarcado en estrategias que defienden objetivos específicos contra tácticas específicas, reaccionando desmesuradamente a cada vídeo terrorista, echándole leña al miedo, demonizando grupos étnicos y tratándo a los terroristas como si fueran oponentes militares legítimos que pudieran actuar destruyendo un país o su forma de vida.

 

Haríamos mucho mejor apuntalando la solidez de nuestras democracias modernas y las ventajas naturales que tenemos sobre los terroristas: nuestra habilidad para adaptarnos y sobrevivir, la red de leyes internacionales y las libertades que hacen a nuestra sociedad tan envidiable.

 

Nuestro estilo de vida es suficientemente abierto como para hacer del terrorismo una rareza; somos suficientemente observadores como para prever la mayor parte de las amenazas terroristas existentes, y suficientemente indomables para incluso sobrevivir a los pocos actos terroristas que realmente suceden. No podemos pretender otra cosa.


La mejor manera de hacer que la gente se sienta segura es actuar seguros. Bruce Schneier

 

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