En un pueblo japonés conmemoran los 70 años del B-29 que se estrelló allí.

Hace 70 años un cinco de mayo un B-29 se estrelló en Tanabe, en la prefectura de Wakayama. En él murieron 7 de los tripulantes. Otros cuatro sobrevivieron, y fueron hechos prisioneros por los japoneses. Dos de ellos fueron llevados a la escuela donde Ken Furukubo (tiene 76 años hoy en día) estudiaba 2º de primaria. Los locales se dirigieron a la escuela armados con baras de bambú afiladas, como se les había enseñado que debían hacer. La compasión y el cansancio de la guerra fueron más poderosos que el odio por el enemigo, debieron recordarles a sus hijos o hermanos, tal vez en una situación similar. En lugar de lincharles, se les atendió y ofreció comida, y se enterró a los 7 fallecidos con dignidad. Poco después la policía militar se llevó a los cuatro. Ken Kurobo cree que los fusilaron.

Un año después del final de la Segunda Guerra Mundial, dos años después de que el avión se estrellara allí, los habitantes del pueblo colocaron una piedra en el lugar donde se estrelló el avión para honrar la memoria de los que fallecieron. Desde entonces, año tras año, los lugareños hacen ofrendas en este lugar y piden por el reposo de los fallecidos.

 
Furukubo, como otros residentes, decidió aprender más sobre el B-29, y sus investigaciones sobre el avión y su tripulación le llevaron a contactar con la hermana de uno de ellos, Elisabeth Croake, que ahora tiene 83 años. Desde entonces mantienen contacto por email e incluso la ha visitado en Florida.

 
Furukobo se siente orgulloso de que la gente de su pueblo ayudara a sus enemigos caídos, y cree que actos como este en una guerra son los que no se deben olvidar.

 

vía Japan DailyThe Asahi Simbun

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